6. Ai (Amor)

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Sólo falta una cabaña más. Esta es la que tiene el camino más corto de todas, por lo que hoy sería la mitad del tiempo, nos podíamos dar el lujo de salir un par de horas más tarde.

Lo único que me incomoda es que no he pensado nada en mi casi casamiento. Estoy asustada, tal vez no creo que morir en la hoguera, sea una buena opción. Quiero vivir... Quiero ver que me depara el futuro... Quiero ser libre. Suspiré dejando atrás todos esos pensamientos un día mas no hará la diferencia. Solo serán unas horas más que pasaré con mi mejor amigo, solo será un poco más.  

—¡Hey! ¿Has estado un poco distraída?— le pregunté a ____.

—¿Qué?

—Feliz Cumpleaños, enana.

Ella paró en seco y me vió los ojos, la brisa mañanera movía su cabello de forma leve, sus ojos parecían que cambiaban de color con la luz. Soltó una pequeña carcajada mientras cubría su boca pero soltó una carcajada tan fuerte que hasta mostró sus dientes. Un impulso recorrió todo mi cuerpo mientras le observaba.

—En verdad es increíble, hasta tú te acuerdas de mi cumpleaños.— dijo ella, todavía riendo.

Cuando me volví a acercar a Ikoma, me miraba con un brillo distinto en sus ojos. Él es alguien impulsivo pero sus ojos son grandes y fuertes, su color cálido va exactamente acorde a su personalidad. Algo que siempre voy a admirar de él.

—Tienes algo en el pelo.— le dije para que se agachara y me dejara quitarle la basurita de su cabellera verde musgo.

—¿Un pétalo de cerezo?— Preguntó el contrariado. Pero una ráfaga de viento calló nuestra conversación pues era muy fuerte, esta acarreaba un aire cálido pero no seco, tenía un olor perfumado, suave y delicado pero lo suficiente como para sentirlo.

Delante de nosotros estaba el sendero de florecientes árboles de cerezo, oficialmente hoy comienza el verano. Supongo que debí explicarles algo, Yuriko y yo al haber nacido en el verano a pesar de tener al menos tres meses de dicha estación. Mi cumpleaños y el de ella eran en la primera semana, por lo menos el mío es el día que los árboles de cerezo florecen.

—Esto es hermoso.— musitó Ikoma ensimismado ante el escenario. Comenzamos a caminar mientras él aún con la boca un poco abierta iba sonriendo poco a poco. Me gustaba verlo feliz, supongo que también el tendrá un nombre dueño de esa sonrisa.

—Pareces un niño pequeño.— dijo ____. Que estaba viendo mi rostro, mientras una pequeña se formaba en mi rostro.

—Nunca he visto tantos cerezos juntos—. Le respondí, apartando mi vista de la suya para ver hacia adelante.

—Vaya, debe ser bastante triste no tener muchos árboles— Apuntó ella viendo también hacia el mismo punto que yo.—Aquí se dan hasta por molestar.

—Supongo que ha de ser bastante triste que crezcan muchos árboles del mismo tipo.

—Él árbol no es lo que molesta, es el limpiar las calles.

El astro mayor brillaba con fuerza sobre nosotros dejando ver una tenue luz de color rosado, por los pétalos de cerezo que aún no caían de los árboles. Era más bonito verlo que describirlo pues me hacen faltan las palabras cada vez que pienso en ese pasaje.

...

Habíamos llegado a la cabaña, como dije era mucho más corto que todos los demás caminos. En esta todo era un poco más rústico, nos instalamos rápidamente en el lugar. Deje la provisiones en la cocina y revise la reserva de comida, aún teníamos verduras varias para hoy y mañana además de unas cuantas ciruelas pero no teníamos carne... Esto es malo.

Naraku no Hana || Ikoma y tú || Kabaneri of the Iron FortressDonde viven las historias. Descúbrelo ahora