▼ 07 ▼

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Seguía allí, tirado en el suelo sin ánimos de levantar siquiera un dedo, y lo hubiera hecho de no ser por el insistente golpeteo en la puerta y el irritante sonido del timbre. Pensó en quedarse allí, aún con su rostro sucio apegado en el frío del suelo y es que sus mejillas estaban rojas, tenía fiebre, pero el pensar que tal vez la persona que se encontraba al otro lado de la puerta era Luke le ponía la piel de gallina.

Se levantó algo abrumado, sentía que todo temblaba bajo sus pies y el calor en sus mejillas le sofocaba. Con sus manos intentaba guiarse hasta la puerta, pues su vista le había traicionado, y sin preguntar de quien trataba, abrió.

Pensó que tal vez se encontraría con los iris rabiosos de Luke sin embargo, a diferencia de estos, aquellos iris frente a él eran de un acaramelado color miel, rebosantes de bondad. El pequeño muchacho de rojo cabello, agobiado y sofocado cayó de rodillas frente a aquel extraño joven.

El chico de iris rebosantes de bondad por acto de reflejo tomó al muchachito en sus brazos para cargarle hasta el sofá, en donde el muchacho pudiera reposar. Con una de sus grandes manos tomó aquel sonrosado rostro intentando medir la temperatura sin embargo, no había que ser adivino para saber que aquel crío estaba enfermo. El mayor se levantó en busca de la cocina para poder mojar algún paño y limpiar el rostro sucio de Michael, el semen de Luke aún seguía allí.

Se sentó junto al chico para poder asear su aniñado rostro, una vez que lo encontró suficientemente limpio, comenzó a ordenar el desastre que había en el lugar, no le sorprendía, Luke siempre había sido el más desordenado entre los dos. Preparó comida decente también y es que observó que sólo había comida chatarra, casi nada de frutas o verduras.

Cuando la noche cayó sobre la ciudad, aquella mesa que casi nunca se ocupaba estaba perfectamente adornada con el servicio de plata sobre las rojas servilletas y una copa de vino al lado derecho de este. El olor a spaghetti hizo al menor babear en sueños, recordó entonces la comida que su madre preparaba los domingos con lo poco que su padre llevaba a casa, se preguntó cómo se encontraría su familia en ese momento y al recordarles, una lágrima cayó en contra de su voluntad.

─ Hey, has despertado. ¿Qué tal estás? ¿Cómo te sientes? ─Interrogó el de dulces iris color miel, Michael algo desconfiado se encogió en el negro sofá, negándose a contestar y queriendo que por primera vez Luke llegara.

Y como si aquel demonio le hubiera escuchado, ya se encontraba fuera de la puerta insertando la llave para poder entrar, sin embargo el extraño y desconocido joven se adelantó, abriendo la puerta con una enorme sonrisa, feliz con la llegada de su pequeño hermano.

✝ Pact With The Devil ✝ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora