Capítulo 1. Kris

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Les mostró una habitación en la parte de atrás de su casa, en donde había un gran motor con una aguja apuntando al suelo.
-Siempre quise investigar este lugar- comentó Dean-, hice esta máquina para poder hacerlo pero nunca lo hice... tal vez este sea el momento de usarla- sonrió el pobre viejo con emoción.
Salió del cuarto y Kris miró con la cara llena de temores a Quentin.
-Que bien, vamos a estar bajo tierra de nuevo.
-Pero solo será por unos días, en lo que atravesamos la ciudad y descubrimos como escapar. Tranquila.
Un rujido llenó el espacio asustando a los dos. El anciano entró al cuarto.
-Lo siento, la electricidad del departamento no es suficiente para activar la maquina.
El viejo les lanzó unas de orejeras a cada uno.
-Por su seguridad cubran sus oídos, nos largamos de aquí.
Kris se puso de inmediato las orejeras y las apretó contra sus oídos, en ese mismo instante Dean activó la maquina haciendo un ruido increíblemente fuerte. Kris estaba gritando de horror y el sonido de la enorme aguja quebrando el suelo hacia que sonara a penas como un delicado susurro.
El hoyo en el suelo se hizo cada vez más profundo y más ancho. La maquina se detuvo y Kris dejó de gritar. Se quitaron las orejeras y Dean volvió a hablar.
-Se supone que estamos alineados con el edificio más alto que les mostré en la imagen- dijo el anciano-, he buscado fotos e investigado sobre este edificio y se que tiene una antena con escalerilla, no muy lejos de nuestro piso. Solo hay que bajar esas escaleras con una soga.
Kris miró aun más asustada a Quentin cuando el hombre buscó entre miles de cajas apiladas un rollo de cuerda.
Kris miró el fondo del agujero y no pudo ver nada, todo era oscuridad en el fondo de ese lugar. Imaginó más cadáveres y edificios con los vidrios rotos. Todo lleno de polvo y ceniza. ¿así sería una ciudad fantasma? Estaba por descubrirlo y sentía pánico.
El hombre amarró a uno de los brazos mecánicos de la maquina un extremo de la cuerda y se dejó caer para atrás para probarla. La maquina a penas se movió.
-Como lo supuse- dijo Dean-, soporta el peso- Vamos, no perdamos tiempo. Las damas primero.
-Ve mejor tu Quentin.
-Esta bien- respondió de inmediato consciente de la fobia de Kris.
Quentin se puso en posición.
-Hey que haces tonto, ponte esto primero- dijo Dean y le lanzó un guante de cuero.
Quentin se lo puso y con esa mano tomó la cuerda. La enrolló en su cintura y la sujetó de uno de los ojales del pantalón.
-Nos vemos ahí abajo Kris- sonrió Quentin y saltó al vacío. Tenía miedo de caer, pero su forma de bajar era funcional.
Tomó el primer barrote de la escalerilla que encontró con lo poco de luz que entraba.
Bajó las escaleras y pisó el suelo. Respiró de alivio al sentir el piso bajo sus pies.
-Tu, lleva esta linterna, es tu turno- le dijo Dean a Kris.
-Esta bien- suspiró. No sabía que tan lejos estaba del piso subterráneo.
Se agarró de la soga con la mano en la que llevaba puesta el guante y se enrolló en la pierna la cuerda. Bajó unos metros, y más metros y más metros y sus pies no parecían tocar el suelo.
-Quentin- gritó a todo pulmón.
-Busca esto- lanzó la linterna al suelo.
Con el ruido que hizo, Quentin pudo encontrar la linterna. La alumbró y vio a Kris a unos treinta metros del suelo.
-Vas bien, baja despacio- dijo.
El hombre supuso que la linterna la había encendido Kris desde el suelo.
Se sujetó de la cuerda y comenzó a bajar.
El brazo rechinó y se venció unos centímetros.
Kris gritó.
-¿Que pasa?- preguntó asustada.
-Dean, aun no bajes- gritó Quentin-, Demonios, Kris, a esa altura estas cerca de los barrotes.
Una vez más se venció un poco el bazo sacudiendo la cuerda.
-Sujetate y baja por la escalerilla.
Kris estiró el brazo pero no alcanzaba los barrotes.
-No puedo- gritó.
El hombre que estaba mucho más arriba que ella también gritaba.
-Kris, no- gritó Quentin.
-Suéltate un poco, pero solo un poco, así bajarás más rápido.
La maquina rechinó un poco más.
-Hazlo ahora- ordenó Quentin.
Kris respiró y se soltó un poco, bajo muy rápido pero alcanzó a sujetarse de nuevo de la cuerda. Gritó al sentir la sensación de vacío, aun le faltaban quince metros, cuando la maquina se venció por completo y cayó sacudiendo impresionantemente la cuerda y provocando que Kris cayera. Sintió una terrible sensación de vacío y gritó muy fuerte mientras veía como caía Dean desde mas arriba que ella. Su espalda golpeó con el suelo y después de un terrible dolor cerró los ojos.
Los abrió de golpe y tomó una enorme bocanada de aire al despertar. Se sentía cansada de estar en esa cama, se pasó las manos por el cabello y de levantó de esta.
-Solo fue un sueño- se convenció a sí misma.
Esos nueve días habían sido un mal sueño y ese último día que recordaba, cayendo a un agujero oscuro solo había sido el final de su pesadilla. Elisabeth estaba dormida en la habitación de al lado.
Siempre habían sido tan distintas. El cuarto de Kris era azul turquesa, mientras que el cuarto de Beth estaba pintado de colores vivos como naranja y un poco de rosa en el marco de su ventana. Pero a pesar de lo distintas que eran, le había dolido perderla en ese terrible sueño. ¿Como podría existir tal cosa? ¿Como podría existir Troy?
Salió de su cuarto y entró al de Beth. Ahí estaba dormida, respirando profundo por algún sueño lindo que estuviera teniendo en ese momento.
Se sentó en el borde de su cama y le quitó el cabello de la cara.
Beth la miró y sonrió.
-Buenos días hermanita.
-Buenos dias- contestó Kris y la abrazó tal fuerte como pudo.
-Hoy tuve un sueño tan bonito- le comentó.
-Oh, y yo tuve una horrible pesadilla- Kris se separó del abrazo de su hermana.
-Pero sabes que eso no es verdad ¿cierto?- dijo Beth-, estas soñando en este momento. Estas soñando conmigo- una lágrima se le escapó.
-Lo se, te fallé- dijo Kris.
Abrió los ojos de nuevo con los ojos llenos de lágrimas y la imagen de Beth frente a ella desapareció en un instante, siendo reemplazada por la imagen de cuna cuarto enorme y totalmente blanco. No había ni una sola cosa que no fuera de ese color.
¿Como había llegado ahí? Solo había una respuesta. Los habían encontrado.
Caminó por la habitación iluminada de manera excesiva intentando encontrar algo debajo de su cama. El único mueble que había en la habitación.
Traía puesta la misma ropa con la que había entrado.
Caminó hasta la puerta para intentar abrirla, por un momento pensó que no podría pero cuando tiró del picaporte, la puerta se abrió.
Empujó la puerta de manera sigilosa, pero no había nadie. Estaba en un pasillo igual de iluminado y blanco que su cuarto. La habitación en la que estaba se encontraba justo en medio del pasillo. A sus lados había más puertas como la suya.
Caminó por el pasillo buscando una habitación que no fuera igual a las anteriores hasta que llegó a una especie de cuarto de servicio que estaba al fondo de este. Abrió la puerta y encontró miles de escobas y algunos aparatos eléctricos de limpieza.
Rebuscó en una estantería hasta que se encontró con unas tijeras de filo enorme bastante empolvadas.
Unos hombres entraron desde el elevador que estaba en el otro extremo del pasillo y Kris corrió a esconderse detrás del marco de una puerta, con las tijeras en alto, lista para matar y escapar.
La conversación se acercaba cada vez más. Cuando los escuchó lo bastante cerca, se giró y en medio de un grito de guerra lanzó una puñalada al aire. Alguien la detuvo.
-Hey, tranquila Kris- era Quentin.
Iba al lado de un joven de la edad de Kris, con cabello hasta los hombros, lacio y peinado para atrás y del otro lado había un señor de cabello casi tan blanco como el de las paredes de ese lugar, pero que parecía demasiado joven como para tener el cabello de ese color. Kris le calculó unos cincuenta años.
-¿Quienes son ellos?- preguntó Kris a la defensiva.
-Mira hija- dijo el hombre tomando su mano y quitandole las tijeras-, esto es complicado. Te propongo que vallas a la enfermería y después podré resolver todas tus dudas y las de tu amigo también. No queremos lastimarlos.
-Jayden, vamos, dejemos que bajen- dijo el hombre y comenzó a avanzar.
-La pregunta es ¿Que demonios hacen ellos aquí? ¿Que es toda esa mierda de la enfermería y las cosas complicadas?- preguntó Kris.
-La verdad ni yo lo sé- respondió Quentin-, pero vamos a la enfermería como te lo pidieron. Yo ya estuve ahí, me pusieron una faja y algunas suturas. Pero creo que tu vas a necesitar más.

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