Citrus Predicciones III

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—Es esto lo que siempre has querido ¿no? —Pronuncio seductora Mei mientras comenzaba a desabotonar su blusa —Lo deseas —Bajaba su falda con lentitud, el único sonido en la habitación era la saliva pasando por la garganta seca de Yuzu —¿Quieres echar un vistazo en mi interior?

—¿Q-que te pasa, Mei? —Pregunto con el rostro contrariado la rubia

—Solo quería agradecerte —Hablo la pelinegra —Por lo que has hecho, por el abuelo... por papa asi que... —Termino de quitar su blusa blanca —Siendo asi, debería satisfacer tus deseos. ¿Puedo?

Los latidos en el corazón de Yuzu eran frenéticos, ella tenia razón, era lo que siempre había querido, —Si —Afirmo en un suspiro, acariciando la mejilla de la morena, viendo con determinación su rostro, para recargar de una su cabeza en el hombro de esta.

Con el rostro ruborizado y la cabeza agachada la rubia se negó —Lo siento... después de todo, no puedo hacerlo.

En ese momento la pelinegra se levanto y con un —Buenas noches —Desapareció, probablemente estaba en la habitación acostada para dormir, Yuzu se quedo un momento mas en el sillón

—Ella no gusta de mi, solo esta agradecida y... yo no debo aprovecharme de eso.

Con una cara larga se paro del sofá, camino unos pasos y entro a la habitación viendo ya acostada a su hermanastra tomo lugar a su lado, espalda contra espalda, como una pareja enojada, pero ellas no eran pareja y no se sabia muy bien si estaban enojadas.

Los días empezaban a pasar, la distancia entre ellas se hacia mas grande, Mei no le dirigía la palabra a Yuzu, aunque esta intentara sacar a flote algún tema de conversación la respuesta de la menor siempre era cortante y bastante fría.

Y viendo que Mei se sumergía mas en su trabajo en el comité estudiantil, la rubia ocupo todo su tiempo en entrenamientos, todos los días se quedaba hasta tarde en el gimnasio practicando con su entrenador Takumi.

Mientras en el gimnasio, Yuzu con unos shorts y unos tenis al estilo boxeador, un top deportivo negro, una coleta en su cabello, sus ojos verdes deslumbraban al pegarle al saco frente a ella.

—¡Vamos con mas fuerza, Aihara! —Grito duro el entrenador pelirrojo

La rubia golpeo mas firme el saco, pero de su mente no podía sacar todas las imágenes, toda la historia, todas las palabras, todos los besos, no podía olvidar el rostro de su hermanastra.

—¡Muy bien descansa 5 minutos y vuelves a saltar la cuerda! —Ordeno Takumi pasando una botella de agua a su alumna

Sin pensarlo la oji-verde se sentó en el piso a tomar un gran trago de agua, con sus rodillas inclinadas y el sudor corría por su rostro

¡Carajo!, Hace mas de dos mes que no te dirige la palabra mas que para saludarte cortamente, algo debe de estar realmente mal conmigo. ¿Por qué sigo pensando en ella? y se hundía en su mente, era ese tipo de amor que si lo tienes te destroza... pero no puedes vivir sin el.

Termino su rutina de entrenamiento, se metió a la ducha del gimnasio y se vistió, metió su uniforme, guantes de kick boxing y tenis en una mochila, la puso en su lomo y camino hasta su casa, al llegar pronuncio un —Estoy en casa —Viendo los zapatos de Mei en la entrada.

Paso a la cocina, donde observo la cabellera negra sentada en la mesa, comiendo, tomo un plato y se sirvió de comer para sentarse sin hacer mucho ruido al lado de ella.

—Bienvenida —Inquirió la menor dando una rápida mirada a la mayor que nunca se había sentido mejor, esas palabras tan pocas, pero llenando tanto la ausencia de su voz.

—¿Y mama? —Pregunto la rubia solo queriendo sacar un poco de conversación

—Salio en un viaje de negocios vuelve en algunos días, te dejo un sobre dijo que sabrías que hacer —Respondió Mei

—Claro —Afirmo —Comprare algo de comida, ¿que quieres comer mañana

—Lo que sea esta bien

El ambiente era algo tenso, casi se veía en el aire la incomodidad... bueno al menos la de Yuzu, que meneaba nerviosamente sus manos.

—¿Donde has estado? —Pregunto Mei fingiendo desinterés

—¿Como?

—Me has oído, ¿donde has estado? —Volvió a preguntar —Cuando regreso del comité estudiantil nunca estas en casa, regresas hasta tarde y al parecer cansada

—Se acerca un torneo, una gran pelea, estoy entrenando mas duro para eso —Respondió con una sonrisa segura la rubia

—Ya veo... felicidades

—¿Eh?, ¿porque?

—Hoy estábamos viendo calificaciones en el consejo y al parecer estas en los primeros de la lista, eres de las mejores, me sorprendió un poco

—¡Ah si! Gracias, he estado estudiando para no darte molestias, supongo que al fin hago algo bien.

Después de esa corta charla ambas pasaron a la habitación, de nuevo recostadas espalda contra espalda, conciliaron el sueño.

Al día siguiente en el colegio, se encontraban en su salón Mei estaba sumergida en su libro, mientras el profesor de la siguiente clase llegaba, Yuzu platicaba alegre con Harumin y otras amigas.

—¿Me invitaras? —Pregunto con un puchero Harumin

—Claro ya aparte tu boleto —Contesto la rubia

Su amiga chillo alegre —¡Te veré pelear! —Observo con detenimiento a la oji-verde que en esos dos meses, Yuzu había cambiado un poco, su cuerpo estaba mas marcado, los bíceps y su abdomen plano se notaba trabajado, su mirada vuelta mas profunda e hipnotizante

Mientras por otro lado del salón, para ser mas exactos enfrente del asiento de Mei, estaban dos chicas platicando animadamente.

—¿Ya viste a Yuzu? —Pregunto la castaña a su amiga

—¡Lose! —Inquirió esta —Se ha puesto tan sexy, ¿no crees?

—¡Si! ¿crees que ella... ya sabes... sea de este equipo?

—¡Por supuesto! Mira como mira algunas chicas, se nota, solo obsérvala en educación física, se le va la vista en el trasero de las chicas mas monas del instituto

—Ya veo —Hablo la castaña riendo

En este punto la pelinegra escuchaba atenta y disgustada la platica, sabia que Yuzu se volvia mas popular con ese estilo despreocupado, rebelde y sexy, pero no era para que todas se le echaran encima.

Mientras en educación física, en el colegio ese no era un punto bueno porque a pesar de tener un buen prestigio académico, en lo deportivo eran un asco.

—Presidenta sigo diciendo, seria una buena idea que su hermana por mas que no la tolere —Hablaba Himeko con un gesto de disgusto —Es buena con los deportes y ocupamos eso para la exposición de este sábado

—No creo que sea bueno, bastara con la platica del abuelo como siempre —Replico la pelinegra que traía el uniforme de educación física, consistía en unos shorts rojos y una blusa blanca, con sus respectivos tenis blancos.

En ese instante saliendo del vestidor, con el mismo traje, era Yuzu, la camisa algo holgada pero todavía dando buena vista a sus bíceps, una gran sonrisa en su rostro.

—¡Que empiece el juego! —Exclamo con alegría cuando el entrenador pito con el silbato

La mayoría de las chicas se cubría cuando el balón anaranjado de baloncesto iba hacia ellas, pero eso no era lo que pasaba con la rubia, tomo el balón en manos para botarlo juguetonamente unas cuantas veces, corriendo con el sin ningún tipo de cansancio y para saltar con sus largas piernas lo suficientemente alto para alcanzar el aro y encestar en el.

—Wooow —Fue el asombro de las chicas sentadas en la banca

—Te digo que es buena —Inquirió Himeko

—Le diré pero si se niega, no insistiré —Aclaro Mei

Citrus One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora