Llevando la ropa de la otra.

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Autor del One-Shot: SoulOfWriter

— ¿Cómo puedes llevar esto puesto? ¡Es súper-incómodo!— se quejó Yuzu, tratando por todos los medios el no asfixiarse con la corbata del uniforme

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— ¿Cómo puedes llevar esto puesto? ¡Es súper-incómodo!— se quejó Yuzu, tratando por todos los medios el no asfixiarse con la corbata del uniforme. Llevaba la camisa blanca reglamentaria perfectamente abrochada, al igual que la chaqueta, y la falda a la altura estipulada, tan sólo unos centímetros por encima de las rodillas. Mei, frente al espejo, le dirigió una mirada ladeada.

— Ésa es mi línea— le respondió con estoicismo.

Porque sí, porque intercambiarse las ropas por un momento había parecido una idea interesante. A medias. Todo había empezado con una conversación sobre las normas y el reglamento escolar, porque Mei tenía alguna extraña manía con hablar de ello cada vez que podía. Yuzu había acabando proponiendo que tal vez debería ponerse en su lugar; y que por defecto, no había mejor forma para ello que llevando por un momento la ropa de la otra. Tal vez así Mei lograse comprender de una vez porque se saltaba el reglamento de vestuario tan olímpicamente. Ella alegaba que no se trataba de simple rebeldía, que era una cuestión de principios y estética.

Pero parecía que su idea no estaba dando resultado alguno.

—¡Oh vamos!—gimoteó Yuzu, sintiéndose terriblemente incómoda y sofocada—. ¡No puedes quejarte! ¡Por lo menos tú puedes respirar!

Mei no pudo evitarlo, sonrió ligeramente. O tal vez Yuzu se lo imaginó, pues en segundos su hermanastra volvía a tener aquella expresión fría y pétrea de siempre. ¿Tan mal le haría sonreír aunque fuese un poco? Fuera como fuese, se veía extraña llevando su ropa, diferente. Y no sólo por el hecho de que aquel no era su estilo, sino porque la falda por encima de los muslos, dejaban muy poco a la imaginación, y delineaban su grácil figura de reina haciéndola más sensual a sus ojos. Como si eso fuese posible. Yuzu no podía dejar de maldecirse el estar tan ocupada tratando de respirar como para poder apreciarlo sin restricciones.

—No me gusta llevar la falda por encima del muslo, es obsceno— le respondió Mei, reajustándose la prenda con presteza, ajena por supuesto a sus pensamientos. Yuzu hizo un mohín, pero ella no pareció notarlo. Con el ceño ligeramente fruncido le dirigió una mirada de circunstancias—. Puedo entender lo de la falda, ¿pero por qué el lazo? Si tu intención es provocar no le veo utilidad alguna.

Yuzu enrojeció inevitablemente ante semejante acusación. Si hubiese estado bebiendo algo, probablemente se hubiese atragantado para hacer alusión al conocido cliché televisivo.

—¡¿P-provocar?!— repitió. Aunque sonó más parecido a un ladrido. O a un estornudo. Desvió la mirada, soltando una risa baja y nerviosa—. Pfft, por supuesto que no busco provocar, es una escuela de chicas...

Mei no respondió en seguida. Sus manos, delicadas, subieron hasta su cabeza para recogerse el cabello en una cola alta. Su blanco, grácil cuello de cisne quedó perfectamente al descubierto de los ojos curiosos de Yuzu. Realmente, odiaría tener que admitir que aquella ropa no le disgustaba tanto como había creído en un principio, ella no podía decir eso. Porque después de todo, era la Presidenta del Consejo Estudiantil, la seria y profesional presidenta del consejo. Su abuelo era el director, no más. Y debía anteponer las normas a sus propios gustos personales. Aunque esto limitase su libertad como mujer.

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