Capítulo 17

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Lessa miraba con seriedad a Rick, quien, a su vez, hacia lo mismo.

La tensión en el ambiente se podía cortar con un cuchillo; todo el grupo estaba pendiente de su situación, alertas y listos para intervenir en caso de ser necesario.

Una gota descendió lentamente por la frente de Rick, y se deslizo por su sien, trazando un agonizante camino hacia su mentón. Aquello le produjo una comezón muy incómoda, pero no se movió; no podía romper el contacto visual con Lessa. Por su parte, ella sentía como todo su cuerpo se quejaba con pequeños calambres en diferentes zonas, torturándola por la posición. Sonrió internamente al ver como Rick empezaba a flaquear; estaba solo a unos cuantos segundos de ganar...

− ¡SIII! En tu cara, Lessa.−Gritó Rick, saltando de su silla y haciendo un extraño bailecito.− ¡Gané, o sí, gané! ¿Quién no hará guardias nocturnas por todo un mes? ¿Quién? ¡Si, yo, damas y caballeros! ¡Yo! Y los que me apoyaron, gracias por confiar en mí.

Carl, resignado, se acercó a Carol y le entrego dos barritas de chocolate mientras desaparecía del comedor maldiciendo en español. Daryl sonrió con suficiencia y aceptó el pack de cervezas que un derrotado Glenn en compañía de una sonriente Maggie, − quien acaba de conseguir un par de labiales muy bonitos−, le pasaba.

− ¿Apostaron en mi contra? ¿Los dos? −Preguntó Lessa, anonadada. Negó con la cabeza y los miró reprobatoriamente. −Yo que creía que eran mis amigos.

Carol se rió.

−Querida, en las apuestas, no hay amistad. Aposté por el que me pareció más prometedor. −Se devoró una barrita con rapidez. − ¡Dios, como extrañaba el chocolate! Suerte en tus guardias.

Lessa miró con incredulidad como se iba del comedor, dejándola sola con Daryl. Ambos se miraron un par de segundos, para luego observar el pack de cerveza que descansaba tranquilamente sobre la mesa en medio de los dos.

Unas cervezas relativamente heladas, que no habían expirado como la mayoría de las que encontraba.

Unas cervezas que tenían que ser suyas.

Daryl, al darse cuenta de las intenciones de Lessa, corrió hacía las cervezas. Se las llevó protectoramente contra el pecho segundos antes de que Lessa las pudiese coger y desapareció por un corredor, con Lessa detrás de él.

− ¡VAMOS, DIXON! NO SEAS EGOÍSTA. −Gritó tratando de darle alcance. − ¡Solo una!

−Ni loco, son mías. MÍAS. −Sorteó una pared y roóo por el suelo al resbalarse con un charco de agua. − ¡MALDICIÓN, MUJER, ARREGLA LAS GOTERAS DE ESTA JODIDA PRISIÓN!

Gracias al grito de Dixon, Lessa logró dar con su ubicación. Al verlo en el suelo, con una mueca de dolor en el rostro, corrió hacia él y saltando su cuerpo, tomó el pack de cervezas y desapareció por un pasillo.

Escondida detrás de la prisión, se sentó en el suelo y soltó un gran suspiro. Su respiración todavía estaba agitada y se tomó unos cuantos minutos para poder normalizarla.

Mientras estiraba su pierna derecha, cogió una cerveza y la abrió, dándole un largo trago. No pasaron más de diez segundos, cuando un agitado Daryl apareció corriendo, se tropezó con su pierna y terminó de bruces contra el suelo.

− ¿Está rica la tierra, idiota?

Daryl se apoyó en sus codos y la miró con odio, escupiendo tierra. Con la poca dignidad que le quedaba, se sacudió la tierra de las rodillas y se sentó a su lado, aceptando disgustado la cerveza que Lessa le ofrecía.

Live With The Dead (Daryl Dixon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora