Segunda prueba: Superada. 2/2

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Después de la "sorpresa" de ayer, me dirigí hacia mi casa.
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Desperté, como estoy sancionada, no tengo mucho panorama.

-¡Tengo hambree!.- Grité sin esperar ser escuchada. -Ya te traeré el desayuno, tranquila.- Me grita de vuelta mi madre.
-¡Apúrate!.- Grité nuevamente. -Tendrás que esperar, mientras, ordena tu cuarto.- Grita mi hermosa y favorita madre.

-Agsh.- Una de mis favoritas quejas.

Mientras guardaba mi ropa, me acordé de tal "enmascarado", creo que le diré "máscara", al menos así podré referirme a él de alguna manera.

-Auch.- Exclamé. -Pss.- escucho venir de la ventana.
¡Era el enmascarado! (Eso me causó gracia)
-¿Qué haces aquí?.- Le pregunté al máscara. -No puedo aguantar más.- Dijo mientras se me acercaba lentamente. -¿Q-que?.- Me puse estúpidamente nerviosa.
-Anne, me... me gus.- No alcanzó a pronunciar esa horrible palabra porque le había pegado en sus partes nobles.
-(Coff coff [:v]) Idiota, no me pegues.- Dijo alegándome. -Te volveré a pegar idiota.- Tenía "miedo".
-Okay, okay. Déjame decirte que eres la ganadora, haz súperado la prueba.- ¿Prueba? ¿QUÉ?.
-¿De qué hablas? Idiota.- Dije reprochándo sus acciones.
-Bueno, todas terminan besándome al decirles eso.- Dice totalmente coqueto el imbécil.
-Agsh. Ya, vete.- Le dije mientras lo empujaba hacia la ventana de donde él venía.
-¿Cómo sabes que vivo aquí?.- Le pregunté, recién me ascurrí.
-Pues te seguí, lo mismo de siempre, ¿no?.- ¿Lo mismo de siempre? ¡¿Enserio?!.
Sacó una manzana de su ya horrible bolso negro, que siempre le acompaña.

-Bueno, vengo a perdite un favor.- Dijo sentándose a los pies de mi cama.
-Suéltala pronto.- Le dije mientras miraba la puerta de mi habitación.
-Hazle la vida impsible a Steffany. Sabes perfectamente de quién hablo, Anne.- Wow, al fin un favor que me agrada, pero... -¿No crees que "vamos" muy rápido? Ósea, nos conocemos hace muy poco, ¿cómo sé que esto no me perjudicará?.- Él me responde con una mueca.
Entendí el silencio. En fin, no tengo mucho que hacer así que, oh... -Hagamos un trato.- Mientras me dirijo hacia el, me siento en frente de él. -¿Cúal?.- Preguntó. -Muéstrame tu cara.- Me mira impresionado, noté el nerviosismo en sus movimientos.
-No, no puedo.- Dijo sin mirarme. -Entonces, vete.- Dije cortante.
Él, agarró sus cosas y se fue. No voy a hacer trabajos para alguien que ni siquiera sé quién es, idiotas.

Extraño a Cristopher, él me "alegraba el día". Extraño a Constanza, sí, parece imposible, pero así es.

Quiero volver de la sanción pronto.

Luchando con la soledadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora