Hace unas horas el Máscara apareció en mi cuarto de la nada, ¿Qué le pasa a este idiota? Mi mamá todavía no prepara mi desayuno-almuerzo, y estoy que me mato de hambre.
-Hija, voy a entrar.- Dijo, cuando ya estaba en mi cuarto, ilógico.
-¿Qué hiciste de comida?.- Pregunté sin el más mínimo interés.
Me mira incomprendida.
-Pan tostado con leche, ¿te gusta?.- Rió ligeramente dejando la bandeja a los pies de mi cama.
-Oh, tengo una máster chef de mamá. ¿Entendiste? Máster Chef, los de la tele, ¿entendiste?.- Reí disimulando lo aburrido que dije.Suelta una ligera, pero pequeñísima sonrisa, me alegró.
-Estás rara hoy.- Se me acerca, me toca la frente y me queda mirando.- ¿Tendrás fiebre?.- ¿QUÉ? Eso sonó ofensivo desde mi parte.
-Basta, ya vete, quiero comer.
Se gana en la puerta, mirándome con melancolía. Estúpido.Terminé de comer la maravilla que preparó mi madre, ya estoy aburrida.
Me dirijo hacia el baño, cuando veo a mi hermano menor llorar, quién sabe porque.
-¿Qué te pasa, mocoso?.- Le pregunté mientras le secaba una lágrima que caía de su ojo izquierdo.
-No quiero irme de aquí, nana.- Me dijo entre otras lágrimas además de la que le sequé.
-¿Y a donde irás?.- Le pregunté mientras me reía.
-Papa no quiere que yo esté con nana y mama.- Dijo respondiéndome la pregunta.
Pensaba que era una broma, cuando veo a mi madre llevar unos juguetes en una caja y ropa entre ellos, dejándolo en la puerta.Bajé rápidamente a preguntar que pasa.
-Tu padre, está reclamando a Felipito.- Así se llama mi hermano, odio el nombre, por eso lo llamo de cualquier manera menos que por su nombre.- y le aceptaron el pedido.
No podía creerlo, sé que casi nunca comparto con el mocoso feo que tanto quiero, pero es mi hermano.
-O sea, que ¿no lo volveré a ver?.- Pregunté, con el nudo en mi garganta.
-Podrás verlo los 20 de cada mes.- Sonrió, pero realmente ella no estaba bien, menos yo.
Se me acerca el monito a la pierna, me la abraza mientras lloraba, tendrá 3 años, pero está totalmente informado del tema.
Siento un vehículo al frente de mi casa, llegó el hombre que más odio en esta tierra, el que se hacía llamar mi padre.
Suena la puerta, yo ya estaba lista para matar a ese imbécil a quién tanto odiaba.-Hola, machote.- Dijo ese hombre acercándose a mi nano.
-¿Qué haces aquí?.- Pregunta mi madre, ella sabía perfectamente la respuesta.
-Vine a buscar a mi hijo.- Dijo remarcando la palabra "mi".
-¿Acaso ella no es tu hija?.- Pregunta señalándome.
-Nunca fue mi hija, y lo sabes.- Le dice mientras se reía.
No sé como sentirme, ¿feliz? porque ese imbécil no es mi padre, oh ¿triste? porque nunca fui su hija y viví en un completo engaño, ¿mientras ese idiota se lleva a mi hermano?Aproveché el despiste de ese gordo, agarré a mi hermano y nos fuimos en la bicicleta a ver el barrio.
Después de un largo trayecto, llegué a mi zona últimamente más visitada, donde conocí a "El Máscara"
-Nana, ¿papa no me llevará?.- Dijo mirándome con una tristeza que venía del alma, mocoso infeliz que me hace llorar a mí también.
-No, mocoso, no dejaré que haga eso.- Le dije mientras le peinaba el cabello.
Sentí como mi vista se ponía borrosa, a causa de las lágrimas que se avecinaban.Lloré, no podía evitarlo, lloré como una niña sin consuelo. ¿Quién no estaría así en una situación como esta?
-Nana, no llores, yo estaré contigo.- Dijo como si tuviera mi edad, creo que ya está bastante maduro este mocoso.
-Siempre lo haz estado.- Me incliné hacia él para darle un beso en la frente.-Qué escena más emotiva es esta.- Dijo alguien a mi espalda.- Hola querida.- Era el máscara, genial.
-¿Qué haces aquí?.- Pregunté molesta.
-Lo mismo te pregunto.- Se rió, mientras miraba a mi hermano.- ¿Quién es él?.
-Es mi hermano.- El Máscara se le acerca, pero noté temor en el mocoso.
-Aléjate de él.- Dije, evitando hacer llorar a mi "nano".
-Como usted diga, doña.- Dijo y desapareció.-Será mejor que nos vayamos.- Me dije entre dientes.
Estábamos llegando cuando veo al imbécil de hombre sentado en su chatarra.
-Hola linda, ¿ya me trajiste a mi hijo?.
-No me hables como si me conocieras, menos como si fuera una puta. Gracias.- Dije mirándolo fijamente, estaba decidida a pelear con él.
-Tranquila nena, no te quiero a ti, quiero a MI HIJO.
-¿Te pregunté?.- Me miró fijo.
-Respeta a tu padre, mocosa.- ¿QUÉ?
-¿Padre? ¿TÚ? !POR FAVOR¡ !No tienes derecho ni a hacerte llamar mi padre¡ Tu eres un imbécil sin vida, y sin duda, eso no es un padre.
-Lo siento por no jugar a las tacitas contigo, princesa.- Me dijo morboso.
-Me vale mierda si jugaste a las tacitas o no.- LO ODIO.
-Bueno, como quieras, sólo ve a buscar las maletas de Felipe, que me lo llevo.
-Que no dejaré que te lo lleves.
Me tira un mechón de cabello, susurrándome
-Mira mocosa, me llevaré a Felipe, te guste o no.
Le alcancé a pegar en sus partes nobles, cuando sintió el dolor, me lanzó al suelo sin corazón.
-NO DEJARÉ QUE TE LLEVES A MI HERMANO, ERES UN IMBÉCIL SIN CORAZÓN.- Grité con mis fuerzas, veo salir a mis vecinos, a mi madre y a mi nano.
-No hagas un alboroto que te pego.- Me amenazó.
-¿ME ESTÁS AMENAZANDO? PEGAME, HAZLO AQUÍ AL FRENTE DE TODOS.- Lloraba
Afortunadamente mi madre llegó antes de que yo le diera una paliza a ese infeliz.
Ya me tenía que dormir, mi hermano ya no está en casa, no hay diferencia, sólo que sé que él ya no está, mi corazón está de "luto".
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Luchando con la soledad
Teen FictionAnne, de 14 años, Con madre y un hermano; se encuentra con una escuela, donde la discriminan, molestan y un sin fin de cosas. De a poco se irá dando cuenta en quién plantar su confianza...