[Cuatro: De corazones rotos]

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» Está enamorado.





—¡¿Que hiciste qué?! —WooHyun se encogió de hombros ante el estrepitoso grito de su amigo.

—¡Tenía frío! —Respondió en su defensa. SungKyu estaba a punto de golpearlo, pero se contuvo. Suspiró y se dejó caer en el sofá.

—No importa. —Comentó serio.

—También tenía miedo... —Agregó en un murmullo. Gyu lo miró de reojo y lo notó más decaído que antes. Sí que estaba mal. Pero ya no sabía cómo darle ánimos.

¡Había robado el correo de MyungSoo! La invitación de la boda, para ser exactos. ¡Pero seguía siendo robo!

—Debes hacer las cosas bien, WooHyun. —Dijo sin mostrar una pizca de compasión. —Mañana irás y entregarás esa invitación, cueste lo que cueste. —

—Sí... —Afirmó apretando el sobre color crema entre sus manos.

Luego de la visita sorpresa de WooHyun, SungKyu lo mandó a su casa y le dijo que lo acompañaría si se sentía en problemas.

Las cosas no estaban resultando tan divertidas como creía. Pensó que WooHyun se metería en problemas y recibiría una paliza merecida por parte de MyungSoo, pero al parecer la paliza se la estaba dando él solo.

—No es divertido. —Murmuró para sí mismo mientras se acostaba en la cama, mirando fijamente al techo. Hasta ahora, no había dejado de pensar en la reacción que tendría el misterioso MyungSoo al enterarse de la boda del chico que le gusta, y aparentemente, el cantante había desarrollado una especie de ilusión por verlo.


∙ ∙ ∙ ∙


—Velo por el lado bueno... Nunca te gustaron las bodas. Las cosas salieron bien. —Comentó HoWon con una sonrisa. SungYeol lo miró evidentemente molesto y resopló.

¿Las cosas habían salido bien? ¿En qué mundo? Porque en el suyo todo estaba en desorden.

» »

—Se llama Nam WooHyun... es un chico. —Los ruidos en el comedor cesaron, SungYeol dejó de mirar a su padre y se concentró en su comida, que en ese momento lucía más interesante que MyungSoo en su vida diaria.

Una bomba había estallado...

—¿Cómo dices? —Rompió el silencio su padre.

—... Key se casará con un chi... —

—¡Blasfemia! —Interrumpió azotando las manos en la mesa, haciendo brincar los platos. SungYeol cerró los ojos y frunció el ceño. —¿Cómo es posible? ¡¿Cómo?! —Cuestionó indignado. Su hijo tragó saliva y la señora Lee miraba avergonzada a Hoya, quien no podía ocultar la preocupación en sus ojos.

—Cariño... —La madre de Yeol tomó la mano de su marido, pero fue rechazada de inmediato.

—Es una ridiculez... ¡No irás a esa boda! ¡Ni siquiera volverás a ver a ese hombre! —Exclamó molesto.

—Papá, es mi amigo. Siempre lo ha sido y no... —Habló el menor para ser interrumpido por un golpe sordo contra la mesa, provocando que todos los presentes dieran un brinco de sorpresa.

50 Cosas que sé sobre MyungSoo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora