Capítulo 5

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Esperamos en el despacho de su padre pacientemente hasta que llega, los amigos de Cat ya se han ido a su casa, y su castigo de mi parte ha sido que se queda sin celebrar el cumpleaños. Su padre da más miedo, si se lo propone.

—Angelo, te ruego que salgas del despacho. Del resto me encargo yo.

Asiento con la cabeza ligeramente, miro a Cat, sin pena alguna,  y salgo del despacho tal como me ha indicado mi jefe.

Cierro las grandes puertas después de salir,  y me quedo un rato quieto para ver si escucho algo,  pero después de cinco minutos de silencio me voy.

Gabriel, la madre de Cat todavía no ha llegado. Así que sin nada que hacer, salgo de la mansión y me monto en mi coche.

Hoy ha sido un día de locos, y soy un demonio por lo tanto he tenido muchos días raros, pero este ha sido uno de los peores. 

Aparco el coche en un mirador. Sé 1ue puede parecer ilógico que un demonio busque tranquilidad en los miradores, pero bueno,  ¿acaso es algo lógico últimamente?

Nada más bajar del coche ya noto algo raro.

Además de un olor bastante peculiar, pero un olor que yo ya conocía.

No me hace falta girarme, pues a los cinco segundos, una figura femenina que yo conozco muy bien aparece frente a mi.

—Hola.

— Cuanto tiempo ¿verdad?— me pregunta inocentemente. Aunque no me creo nada.

—Nos hemos visto esta mañana— le respondo cortante, sin saber bien como actuar, si tal vez me estoy volviendo loco, o si ha vuelto solo para volver a torturarme.

—Sí, debo admitir que el parecido de esa chiquilla conmigo es aterrador.

—No os parecéis tanto, en el fondo, aunque me duela y me cueste reconocerlo, tu eres mejor que ella. En todos los sentidos de la palabra.

Cat sonríe.

—Veo que si me echas de menos, pero no te preocupes, en nada estaré de vuelta.

Y no me deja decir nada cuando su silueta va desapareciendo poco a poco.

Dos velas para el diablo dos : Angelo |REESCRIBIENDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora