Capítulo 21

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Capítulo 21: "Desaparecida"

  Quise irme de inmediato, quise irme lejos, o simplemente lejos de él, quise irme con Zac, con Chase, con cualquiera pero quería irme, pero mis piernas no se movían; estaba como congelada, como si mis pies estuvieran pegados al piso. El se fue acercando a mí lentamente y sin sacar la sonrisa de su rostro.

- Hola preciosa, ¿Sabes? Tu noviecito me ha dejado doliendo mucho la cabeza – Sentí su respiración en mi cara – Pero ya lo haré pagar por eso – Me tomó de la muñeca

- Suéltame maldito imbécil – Dije tratando de zafarme de sus manos, en vano

- Ya extrañaba tus insultos, preciosa – Me llevó hacia la salida del aeropuerto

Edgard me agarraba muy fuerte del brazo, me hacía daño. Nadie se percataba de que me llevaba sin mi consentimiento gracias a la increíble actuación de Edgard como mi supuesto padre, me acercó hasta su camioneta celeste desgastada y me empujo para entrar en él. Al entrar el me puso un trapo en la boca intentando callar mis gritos.

    Estabaaterrada, ¿A dónde me llevaba? Edgard estaba realmente loco. Lo miré aterradamientras el manejaba por la interminable ruta. No me respondía obtenía ningunarespuesta a pregunta, nadie se percataba de mis gritos de auxilio. Edgard yacansado de mis gritos se gira a mí, y con su pesado puño me golpea en la cara,haciendo hacer girar mi cara contra la ventana. Mis ojos se cerraron inconscientemente;no veía nada además de oscuridad. 


  Mis ojos tardaron en abrirse y acostumbrarse a la poca luz. Estaba acostada en una cama de blanca con sabanas azules y blancas, el resto de la habitación era blanca, tenía al lado mío una mesa de luz a la que estaba un suero por el que estaba mi muñeca; instintivamente me levante completamente, aunque me arrepentí de inmediato, ya que me dio un fuerte dolor de cabeza y mareo, trate de sacarme la aguja de mi muñeca por el que estaba conectado al suero y miré a mi alrededor; esto parecía una cárcel, había una pequeña ventada con hierros que daba a fuera, me acerque a ella.

- ¡Ayuda! ¡Estoy atrapada! – Grité lo más fuerte que pude. A los minutos la puerta  fue abierta dejando ver a un hombre de unos cincuenta y tantos años con bigote

- ¡Cállate maldita perra! – Me dijo el

- ¡Hugo! No le hables así a nuestra pequeña preciosa – Hugo lo miró extrañado a Edgard – Ella nos traerá mucho dinero – Se explicó

- ¿Dónde estamos? – Exigí saber

- En una casa en medio del bosque, nunca te encontraran aquí – Edgard de nuevo – Lo que importa es que te tenemos en un lugar lejos de casa, y tu familia, noviecito, etc nos darán mucho dinero por ti. ¡Hugo! tráele el almuerzo – Hugo le obedeció de mala gana y se fue

- Te encontrarán, ¿Sabes? y luego te pudrirás en la cárcel, igual que tu amigo – El rió

- ¿Hugo? ¿Amigo? Te equivocas, preciosa. Solo lo uso para hacer el trabajo sucio. Si alguien se pudrirá en la cárcel será el, yo saldré ileso – Maldito imbécil

- Aquí tienes – Dijo volviendo Hugo con una bandeja y un plato de sopa

- No quiero comer, no tengo hambre – Dije seca, en realidad estaba muerta de hambre

- No has comido en 3 días. Tienes que comer – Me ordenó Edgard. Lo miré sorprendida ¿¡Habían pasado 3 días!? – Luego de que comas veremos cómo contactarnos con tu familia para que nos den el dinero por ti.

Narra Zac

- ¡Maldita sea! – Maldije cuando los policías llamaron a la casa de Abb para informarnos que todavía no tenían nada

  La buscamos por todas partes del campamento, hasta el momento que nos obligaron a volver. Por las calles estuvimos repartiendo y pegando volantes con la foto de Abby por todas partes con Josh y John; Emily y Emma fueron a todos los diarios para informarles sobre la desaparición de ella. Chase y Julie han estado detrás de la policía y llamando y repartiendo volantes al igual que todos. Todos estábamos en la casa de la tía de Abby, Julie. Ella no ha llorado, pero se le nota que quiere parecer fuerte por Austin y no llorar.

En ese momento el celular de Julie timbra. Ella lo ve desesperada y responde.

- ¡Abby!

- Pon el alta voz – Le pide Emily y ella lo hace

- Hola tía...

- Cariño, ¿Dónde estás?

- Yo... No lo sé – La escucho sollozar y mi alma se parte en mil pedazos

- ¿Con quién estas Abb?

- Abby está conmigo – Esa es sin dudas la maldita voz de Edgard

- ¡Edgard ¿Qué rayos está pasando?!

- Bien... Quise hacerles pagar y decidí que la mejor manera era haciéndole daño a su querida Abbs – Dijo y pudimos escuchar un pequeño grito de parte de Abby

- ¿¡Qué rayos quieres Edgard!? ¡Por favor no le hagas daño!

- Lo hubiesen pensado antes... Pero... Puedo ser algo de compasivo

- ¿¡Qué quieres!?

- 10.000$

- ¿¿Estás loco??

- Bien creo que Abb se quedará conmigo...

- ¡No! ¡Bien, te daremos el dinero!

- Es todo, despídete Abby – Hay un silencio y luego su voz se vuelve a escuchar – Tía, tranquila estoy bien – Ella llora y yo no soporto más. Tomo el celular y le quito el alta voz

- Abby – La escucho suspirar

- Zac...

- Abbs, ¿Tienes alguna idea de donde estas?

- Suficiente – Escucho a Abby gritar algo que no logro entender - ¿Qué tal Zac? ¿Qué te pareció todo he?

- ¡Te juro que si le llegas a hacer algo te mataré con mis propias manos maldito imbécil!

La comunicación se corta. Aprieto el celular en mis manos evitando mis ganas de arrojarlo contra la pared por la ira.

Narra Abby

  Me encuentro en mi habitación, sosteniendo un trapo en mis manos para que me deje de sangrar mi dedo; casi me lo cortan. Agradezco que por lo menos pueda estar sola un momento. Me estoy volviendo loca encerrada en estas cuatro paredes. Ni siquiera sé si Edgard esta en el lugar, pero por más que he buscado cada centímetro no he encontrado la forma de escapar. Las puertas están cerradas y las ventanas tienen rejas. Además de que no ayuda mucho el hecho de que no tengo idea de donde me encuentro. 

Nunca me DejesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora