Capítulo 41

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P.D: Ya sé que los Mexicanos no hablan así, lo escribí guiándome de Internet.

Capítulo 41: "México"

- ¡Por favor, por favor! ¡Por favorcito! – Alargó sacudiendo mi brazo - ¡Solo dame un besito! ¡Solo uno, Abbs! – Y volvió a sacudir mi brazo

  No sabía qué hacer, no debía hacerlo, ¡Se había comportado como un idiota!, pero también quería.

- Bien, no me des nada – Sacó el labio inferior y bajó la cabeza. Pero inmediatamente la levantó y prácticamente me robó un beso en los labios – Mejor te lo doy yo – Rió como un niño pequeño y corrió hacia el ascensor

  Caminé rápidamente al darme cuenta que había presionado el botón y entré al ascensor con dificultad, suspiré con alivio al llegar.

  El ascensor llegó al piso de nuestra habitación y yo jalé a Zac hasta la habitación. Al intentar abrir la puerta, Zac se resbaló y cayó de cara.

Tenía los ojos cerrados hasta que oí que se quejó sin levantarse del piso.

- Me duele la cara – Dijo mientras caminaba y se volvía a echar de cara contra su cama

- Zac, levántate. Te vas a duchar, con agua fría – Lo jalé y lo empujé hasta el baño – Te lo mereces

  Zac se duchó rápidamente y luego entré yo para hacer lo mismo. Me puse mi pijama y salí del baño.

- No vuelvas a tomar, ¿Oíste?

- No fue mi culpa, ese rubio teñido me dio esa cosa roja y... Tú estabas bailando, así que tomé un poco – Lo ignoré y me acosté en mi cama, Zac hizo lo mismo – Abby

- ¿Qué?

- ¿Te gusto el beso? - ¡Claro que sí!

- Duerme, Zac

- Eso no ha sido una respuesta

- No me interesa, duérmete

- Qué maleducada

- Buenas noches

- Abby

No respondo, si quiere hablar, que hable solo.

- Abby, ¿Estas despierta?

No, estoy muy dormida.

- Abby, si no respondes el coco te va a comer

¿Qué?

- Hola Abby, soy el coco – Dijo con una voz exageradamente gruesa haciéndome reír ligeramente – Te has reído, te oí, ¡Estas despierta, Abby!

No te escucho, si n los escuchas no existe.

- Abby, si no me respondes es porque el beso te gustó

- Ya duerme, Zac – Me quejé tapándome la cara

- ¿Por qué? En Los Ángeles no se duerme. Los Ángeles es la ciudad donde los sueños se hacer realidad

- Mi sueño es que te duermas

- Mi sueño es que me digas que el beso te gustó

- El beso me gustó

- ¡Pero debes decirlo de verdad! – Se quejó

- Zac, ¿Puedes por favor dormirte?

- Bien, dormiré

Gracias a Dios.

- Pero una cosa más – Rodee los ojos y suspiré

- ¿Qué?

- ¿Por qué las naranjas no tienen cuernos? – Yo sonreí de lado y mordí mi labio inferior

- Porque sino serían toronjas

El silencio reino por unos segundos y luego una risilla se oyó a mi derecha.

- Oye, Zac – Jugué con mis dedos y giré mi cabeza para verlo

- ¿Sí?

- ¿Por qué le pegaste a Daniel?

- Él... Dijo que quería que le de tu numero para... Ya sabes, eso

- ¿Le pegaste por eso?

- No, él dijo que te veías como una meretriz

- ¿Una qué?

- Una buscona

- ¿Qué?

- Una mujerzuela

- Oh

- Sí, no mereces que te digan eso, debía ponerlo en su sitio. Perdón por arruinarte la fiesta

- No, al contrario. Gracias, Zac

- No tienes por qué, el no tenía razón – Tomó mi mano y la entrelazó con la suya

- Ah, ¿Zac?

- ¿Qué?

- Me gustó el beso

***

- ¡Zac, rápido! – Grité corriendo por el aeropuerto mientras arrastraba mi maleta

- ¡Voy lo más rápido que puedo!

  Resulta, que luego de la semana en Los Ángeles, el último día lo habíamos pasado durmiendo, y Zac no puso la alarma. Por consecuencia, casi perdemos el avión.

  Al facturar las maletas caminamos con más tranquilidad hacia el área de abordaje. Incluso hicimos una parada por unos cafés.

Cuatro horas después, estábamos en la ciudad de México.

- ¡Podemos ir a six flags! – Aplaudí sonriente mientras miraba un papel en el aeropuerto

***

Teníamos tantos lugares por visitar, y al menos yo sabía algo de español, no como Zac.

- ¿Qué rayos es "gringo"? – Preguntó luego de que la recepcionista lo llamara así, yo me reí y seguí caminando

- Tienes mucho que aprender Zac – Dije subiendo al ascensor – Estoy aburrida

- Acabamos de llegar

- Lo sé, ¿Qué haremos hoy?

- ¿Qué quieres hacer tú? – Preguntó caminando hacia la cama

- ¿Y si vamos a six flags?

- Mañana

- ¿Vamos a comer algo?

- No tengo hambre

- Bien, me iré a caminar por el hotel, ¿Vienes?

- No gracias, mejor dormiré un rato – Dijo acostándose

- Como quieras

Dije y salí con mi bolso de la habitación.

  Caminé y caminé, y terminé en el restaurante del Hotel tomando un helado. Feliz primer día en México, Abbs.

  Aún más feliz, hasta que sin querer me choqué con un mesero Mexicano y cayó al piso. Aún más feliz que antes, que le caiga café en la camisa.

Santo Dios. 

Nunca me DejesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora