Capítulo 22

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Capítulo 22: "Run bitch Run"

  Despierto y solo sé que es domingo por el despertador que me puso Hugo anoche. Cada vez me vuelvo más loca, conforme pasan las horas. Edgard entra en ese momento a la habitación.

- Ponte linda, Abby

- ¿Para qué?

- Porque quiero verte linda

- Edgard... ¿Crees que pueda llamar a mi tía de nuevo?

- No

- Pero...

- ¡No discutas conmigo!

- No lo haré – Digo temerosa

- Cariño – Dice acercándose a mí , retrocedo pero él me acorrala contra la pared, una de sus manos se posa sobre mi mejilla y la acaricia con cuidado

- ¿Y mantenerme encerrada es lo mejor por qué? – Intento en vano parecerme calmada. Su mano me sujeta alrededor de mi cuello y lo aprieta, el aire comienza a faltarme en cuestión de segundos – Edgard, me estas lastimando – Digo apenas pudiendo formar la oración. El me suelta lentamente

- Te dejaré para que puedas cambiarte

El se va de inmediato. Cuando entro al baño me doy cuenta que ha dejado marcas alrededor de mi cuello. Me duele un poco y mi respiración es agitada. No puedo mantener más mi llanto. ¿Qué se supone que hice para merecer una cosa así?, el mundo conspira contra mi seguramente. Me miro al espejo antes de entrar a la ducha y me seco una lágrima.

Estoy en la cocina, Edgard me ha dejado acompañarlo mientras el cocina algo para comer. Miro a mí al redero, pero por más que veo todo el lugar, no encuentro algo que me ayude a salir de aquí. La casa es muy pequeña, desde la cocina puedes ver la sala y el comedor.

- ¿Te gustan las fresas? – Pregunta el de pronto. Asiento y él me pasa un pequeño plato con fresas

Mi vista pasa de pronto a los utensilios de cocina, hay un par de cuchillos en la tabla de picar. Sin dudarlo, camino hasta ahí y con el sumo cuidado, tomo uno y lo escondo detrás de mi espalda, lo meto dentro de mi pantalón con la punta hacia arriba.

- Voy al baño – Informo – Ya vuelvo

- No tardes tanto, cariño. Esto está casi listo

Realmente no sé qué diablos hacer con el cuchillo, ¿Amenazarlo?, el tenía mucha más fuerza que yo y eso no podría funcionar. Escondo el cuchillo entre las toallas del baño y vuelvo a la cocina, La comida está servida. Y Edgard está sentado esperándome sonriéndome de oreja a oreja. Oficialmente me he vuelto loca, lo único que hago es sonreír y sentarme a su lado. Comemos en silencio, luego, al terminar me pongo a lavar los platos. El se va a la sala y sin saber en qué momento, se queda dormido.

Es mi momento, cuando llegó con las cosas para comer, no cerró con llaves la puerta de entrada. Me apresuro para tomar el cuchillo que hace unos minutos escondí. Salgo con sigilo de la habitación. El sigue dormido. Camino con cuidado hacia la puerta de madera. Giró la perilla y por suerte no hace ningún ruido; doy un suspiro de alivio. Mis manos tiemblan al igual que todo mi cuerpo y puedo sentir como mi corazón quiere salirse de mi pecho. Al momento en que abro la puerta esta rechina de la peor manera. Edgard se levanta de golpe y me mira totalmente furioso. Mi único instinto es tomar el cuchillo y apuntarlo hacia él. 

- Abby... ¿Qué haces? 

Cuando quiere acortar distancia entre nosotros alzo más el cuchillo, el sin embargo toma mis brazos con fuerza e inicia una pelea de forcejeo.

- ¡No sea idiota cariño y suelta eso ya!

- Déjame ir Edgard – Suplico

  No sé como logro zafar mi brazo y con toda la determinación que logro conseguir aprieto el cuchillo y lo entierro en el brazo de Edgard haciendo que suelte un grito de dolor y caiga de rodillas al suelo. Me quedo en shock un momento viendo su sangre salir de su brazo. Luego sin pensarlo abro la puerta por completo y salgo de ahí. No sé a dónde voy, solo corro, todo a mi alrededor son árboles y el sol ha comenzado a esconderse para dejar lugar a la luna.

- ¡Abby!

  Su voz me hela los huesos. Corro y corro. Escucho sus pasos acercándose a mí. No parece haber una salida a este inmenso bosque. Ni siquiera me parece conocido. Continúo corriendo aunque el aire comienza a faltarme. La noche termina por caer así que ahora se me es más difícil saber a dónde me dirijo. Giro un poco la vista hacia atrás y veo a Edgard a unos metros de mí corriendo sosteniéndose su brazo herido con su mano. Edgard se acerca más a mí y para mi mala suerte tropiezo con una piedra en el suelo y caigo. Siento como mi pie está lastimado y comienza a arder.

  El está demasiado cerca como para levantarme y correr. Pero mi instinto de supervivencia no muere y comienzo a arrastrarme pero él me alcanza y me toma con sus manos con fuerza las piernas y me arrastra hacia él.

- ¡Edgard por favor!

- ¡Jamás debiste hacer esto Abby!

- Edgard – Lloriqueo como una niña asustada – Edgard, por favor

  Se pone encima de mí. No sé que pretende pero es una nueva oportunidad para mí. Levanto mi pierna doblando mi rodilla y le pego en su entrepierna. Vuelvo a levantarme. Mi pie duele pero la adrenalina es mayor y comienzo a correr de nuevo. Pero todo está tan oscuro. Ni siquiera sé por dónde voy. Muchas veces me choco contra árboles. Escucho a Edgard gritar mi nombre pero no me detengo. Y entonces. Caigo. Simplemente caigo, pero no al suelo exactamente.

  La oscuridad no me ha permitido ver que hay una desviación y me voy rodando hacia abajo mientras siento que mi cuerpo golpea toda clase de cosas. Piedras, ramas. Intento detenerme pero por alguna razón no puedo. Entonces; Cuando todo parece que va a parar, siento un fuerte golpe en la cabeza. Un dolor enorme pasa por mi cuerpo en ese momento. Me he detenido, es lo único que sé, giro un poco mi cabeza y veo lo que me ha golpeado, una enorme piedra. Toco con cuidado mi cara, la sangre recorre hasta mi cuello. Esta proviene de mi cabeza. Al ver y oler el líquido me da un mareo. Mi vista se nubla un poco y luego todo se vuelve más negro pero no es porque la noche ya ha caído, sino porque la vista me está fallando. Luego solo escucho mi nombre, pero se escucha tan lejano. Intento levantarme pero no lo logro, caigo fuertemente al suelo y así todo termina.


Narra Zac

Todos estábamos en mi casa. Todos estábamos asustados, cansados, preocupados y no teníamos nada sobre Abby ni Edgard. En ese momento mi celular sonó; lo tomé sin siquiera mirar quien era.

- Diga

- ¿Zac?

- Julie, ¿Paso algo? – Todos me miraron de inmediato al saber que estaba hablando con Julie

- Zac, me acaba de llamar la policía. Encontraron a Edgard en una camioneta viniendo de las afueras de la cuidad

- ¿Con Abby? – Julie se queda callada

- No – Dice por fin – Estaba solo

- ¿Y dónde está ella? – Pregunto desesperado

- Dice que no lo sabe – Aprieto mi mandíbula para que no salga la furia de me estoy guardando

- ¿Dónde está?

- En la comisaria, pero dicen que no lo pueden encerrar sin ninguna prueba, lo soltaran mañana a la madrugada de nuevo

- Voy para allá

  Yo mismo voy a averiguar dónde está Abby. Aunque tenga que sacarla una por una las palabras de la boca a ese idiota. Chase, John y Josh me acompañaron, mientras Emma y Emily decidieron seguir con los volantes.  


Nunca me DejesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora