CAPITULO 26 La batalla es tan solo el principio

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EDWARD:

Nos separamos en dos flancos Jasper nos dirigía a nosotros mientras que el tal Severian dirigía a los Salvatore, con ellos iba Bella, me dolía verla junto a otro pero el amor es poner la felicidad del que uno ama por encima de la vuestra, así que mientras ella fuese feliz yo también lo sería.

— ¡Vamos hermano!—dijo Emmet quien en lo único que pensaba era en la emoción de pelear, sabía que de parte de él no tendría lástima y eso realmente hacía que lo respetase, bueno tal ves solo un poco.

— Alice no te separes de mi lado—dijo Jasper quién iba al frente.

— Ellos llegarán en 15 minutos hay que estar separados, es borroso el vampiro que los dirige y creo que alguien más intervendrá—dijo Alice—Carslie tienes que cuidar tu flanco derecho.

— Entendido.

Si la batalla estaba a punto de comenzar. Cuando llegamos al claro de las visiones y nos colocamos en el centro de él, no pude evitar echar un vistazo a la luna, era llena, esa misma que parecía burlarse de mí en tantos momentos ahora parecía calmada, como la paz que hay antes de una guerra.

ARABELLA

A mí y a Jilian nos llevaron a una cabaña que pertenecía a los Cullen, James permanecía fuera junto con Beth, Elena y Rachel, sus compañeros no las habían dejado luchar, en un momento se enojaron al no dejarlas luchar pero ahora en sus caras solo se podía ver la preocupación. El ambiente aquí era sumamente tenso, y por alguna razón tenía un extraño presentimiento en mi pecho, algo que me decía que me alejará de esta cabaña, de este lugar, tal ves y nunca fue buena idea el haber venido aquí, juraría que sentía como si no pudiera respirar, ya habían pasado casi una hora y por la cara de los otros sabía que la batalla ya había comenzado, odiaba ser la única en enterarme por mi limitada condición humana.

El ruido de un gruñido distrajo mi atención, me asome por la ventana y pude ver a un montón de neófitos alrededor de los chicos, Beth al instante entro a la cabaña, por el olor a humo sabía que era James quién usaba sus poderes, pero eso no era lo inquietante, lo que si era inquietante era el pequeño hormigueo que había sentido cuando James utilizo sus poderes.

Rápidamente 2 neófitos entraron por la pared, rompiendo la madera, cientos de artillas volaron en mi dirección pero Rachel fue más rápida al entrar y ponerse como escudo a mí, ella me cubrió a pesar de que una astilla se clavó en mi mano. Escuchaba los gruñidos de James y Elena quienes estaban fuera luchando, yo ya no podía estar aquí por más tiempo así que salí corriendo por la ventana, los gritos de Jilian me sacaron de mi trance, pero yo no podía volver, me sentía como si estuviese encerrada y me asfixiara. Corrí no se por cuanto cuando sentí como algo me golpeaba en la espalda y lo siguiente que supe fue que estaba en el suelo boca abajo y mi cabeza palpitaba, podía sentir un líquido bajar por mi mejilla, abrí mis ojos cuando mi mirada se encontró con una rubí, los ojos de mi ángel, cuando mi vista se empezó a nublar y caí en la oscuridad.

ISABELLA:

Todo esto de verdad aún era tan difícil de entender, había recordado un par de mis memorias humanas, Edward ese nombre que tanto ame y que tanto dolor me causo, ahora solo me provocaba solo melancolía. Damon estaba a mi lado, íbamos hacía el claro en el que sería la batalla, no sin antes asegurarnos de que Arabella y Jilian estuvieran seguras, me quedaba más tranquila sabiendo que Beth estaba a salvo, ellas tenían a James, Elena y Rachel para defenderlas.

Sentía un mal presentimiento aún así, levante mi escudo alrededor de todos nosotros y Damon hizo lo mismo ampliando el suyo con el mío y cubriéndonos a todos, era obvio que los neófitos no se esperaban esto.

Al llegar al claro no pude evitar echar un vistazo a los Cullen y a sus acompañantes los Denali, les conocía bueno a los Cullen, y mis memorias me traicionaban mostrándome imágenes del pasado.

De repente se apoderó un silencio abrazador a nuestro alrededor, todos nos tensamos, podíamos oler el aroma de sangre reciente, sentí mi corazón más pesado cuando me imagine por un momento que esa era la sangre de alguna de mis niñas. Un ejército de neófitos entró a nuestro campo de visión, eran por lo menos unos 50.

Escuchamos un jadeó proveniente de Alice y Pru al unísono, eso no debía de ser nada bueno, Damon me hizo ver gracias a nuestro vínculo como su visión era de la cabaña siendo atacada por unos neófitos, no lo pensé y salí corriendo, podía sentir como un aroma que me era a la vez familiar y tan ajeno se acercaba a mí, era sumamente veloz, al instante él se posiciono a mi lado y los dos emprendimos una carrera hacia la cabaña de los Cullen.

Cuando llegamos no escuche los latidos que tanto ansiaba oír, sentí como si mi corazón frío y muerto hubiese latido a un ritmo pesado. La batalla estaba en plena acción aquí también cuando vi como uno de los neófitos se abalanzaba contra mi pequeña Beth, corrí a ayudarla cuando escuche que Edward me decía que él iría a buscarlas, por alguna razón creí plenamente en su palabra, que él me traería a mis niñas sanas y salvas a mis brazos, extendí mi escudo de nuevo, y me dedique de pleno a la batalla solo esperaba que en el prado mi presencia no fuese tan necesaria y que todo saliese bien.

ALEC VULTURI

Pude sentir como mi tua cantante sangraba, rastreé su dulce aroma cuando mi como era lanzada contra el tronco de un árbol, sentí la furia recorrer todo mi ser, no utilice mi poder en contra del causante del dolor de mi bella humana, quería que él sintiera cada golpe, todo fue demasiado rápido para mi gusto, él no tendría ni 3 meses de ser convertido. Voltee a verla y por un momento me quede paralizado, su visión se empezó a poner nublosa y perdió el conocimiento, la tomé entre mis brazos, su sangre realmente era una gran tentación pero jamás me perdonaría si algo le llegase a pasar por mi culpa, sabía que ella estaba sufriendo lo podía ver en su ceño fruncido mientras dormía entre mis brazos, quise utilizar mi don para aliviarla pero algo que jamás me había pasado paso, parecía como si no sufriera efecto, la neblina que utilizaba para privar de todo sentido a mis enemigos solo se quedaba a su alrededor.

Pasado unos pocos segundos ella empezó a reaccionar, me detuve en un pequeño claro.

— Eres tu—me dijo con un hilo de voz, abrió un poco más sus hermosos ojos verdes cuando se volvió a desmayar. Fue cuando sentí la presencia de alguien más, humana y por su aroma era familiar al de mi hermosa tua, me voltee y vi una versión rubia y más infantil que la de mi ángel, al utilizar mi don en ella no surgió ningún problema y la deje dormir, fue cuando pude oler el aroma de otro macho de mi especie, pero este era diferente era uno de los vegetarianos a los que había estado vigilando.

— ¡Bella! ¡Bella!—gritaba, sabía que era el vampiro de cabello cobrizo, el primer hijo del viejo Carslie.

No pensé más y salí corriendo con mi Arabella en brazos, siempre al pendiente de no provocarle algún daño, sabía que mi identidad era desconocida para todos ellos, y el único que podría saberla estaba en batalla en estos momentos, así que la nieve que caía en estos momentos desaparecería mi rastro. Cubrí más a mi tua con la capa que llevaba puesta.

Ahora solo tenía una cosa en mente y era llevarla a Volterra donde ella estaría a salvo de todo esto, ya me aseguraría yo de que nadie le causará daño.

Bella Swan la nueva Isabella SalvatoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora