Capítulo 15

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  • Dedicado a Natalia A.
                                    

Christian accedió a pasar la noche en la misma tienda de campaña. Aunque resulta incómodo para ambos. Él yace ahora a su lado, hace bastante rato ya desde que mantiene una constante respiración profunda. Antes habían estado abrazados con la cabeza de esta en su pecho oyendo los latidos de su corazón. Alexia siempre había estimado la música en general pero ahí es cuando descubrió, de todas, su favorita. Ahora Alexia, en cambio, no ha podido pegar ojo todavía y le observa mientras duerme. Observa todas las facciones de su rostro, desde sus largas pestañas hasta el contorno de su barbilla cuadrada. Intenta con todas sus fuerzas acceder a sus recuerdos de hace una década y finalmente lo consigue. Sonríe al recordarle, andando hacia ellos al lado del que debía de ser su padre, más alto que ella, por aquel entonces de un color pálido comparado con el bronceado que luce ahora su piel, con unos rizos de un rubio oscuro que han desaparecido con el transcurso de los años, pero conserva la misma mirada color esmeralda de aquel entonces. No recuerda nada más de él, han pasado muchas cosas desde que se vieron por primera vez, casi toda una vida, para ella.

Más tarde, se limita a pensar en todo lo ocurrido en apenas dos días, han sido muchas cosas, más de las que ella quisiera.

Desde que subió al autobús. Sergio. Haberse perdido. La aparición de la extraña guarda forestal. El no muy buen principio que tuvo con Christian. Haberse topado con la irritable Jenny. El reencuentro con Julián. Los altibajos de su relación. La discusión en la que Chris acabó herido por su padre. El intento de Chris en mentirle. Mentiras ocultas. Confesiones. La discusión con su padre. El viaje en moto. Las tristes experiencias que ha vivido Chris. La temible duda de si está siendo observada realmente o es solo producto de su imaginación. La clase de tiro con arco. El beso. Más besos. El baño en el lago. Recuerdos que tenía olvidados…y muchas cosas más. En esos días ha pasado de sentir calor a sentir frío, tanto como ha pasado de reír a llorar.

No sabe qué hacer con el tema de su padre, se ha marchado sin dejar rastro, cosa que hace que su odio aumente. Ha desatendido el móvil completamente durante todo el día, ignorando a personas a las que realmente importa. Se siente culpable, ni siquiera ha pensado en ellos. Ha sido egoísta. Debería haber llamado como mínimo a su abuela para contarle lo sucedido pero ya no podrá hacerlo hasta mañana.

 

“Es arrastrada por la corriente de un río, su cara es golpeada con las piedras y troncos que se encuentran de por medio en su transcurso. Tiene oprimidos los pulmones. Por un momento parece que ha parado, unas hierbas le han enroscado los tobillos como enredaderas. El agua sigue azotándole fuertemente contra la cara. Consigue deshacerse de las hierbas y llega a tierra. Permanece un rato descansando sobre el barro con la respiración entrecortada. Cuando alza la cabeza advierte que el bosque que se encuentra delante de ella está en llamas. Una bofetada de calor le golpea la cara. El inconfundible olor a humo penetra sus pulmones…”

 

Despierta somnolienta, es raro que no se levante sobresaltada como es de costumbre. Al parecer consiguió pegar el ojo un rato. Chris permanece igual que antes. Ha tenido otra de sus tantas pesadillas que la agobian hasta dejarla sin aliento, pero esta pesadilla es diferente, el olor a humo sigue en sus pulmones. Echa un vistazo al exterior y con el corazón en un puño observa como el bosque está ardiendo.

Lake VioletDonde viven las historias. Descúbrelo ahora