Capítulo 20

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  • Dedicado a Carlos S.
                                    

Ninguno de los dos volvió a articular ni una palabra después. Han pasado unos cuantos minutos desde entonces. Unos minutos que se han hecho eternos. Ahora no se oye nada excepto el continuo repiqueteo de unas gotas al caer sobre el frío suelo y el sonido de su propia respiración.

Ha vuelto a tumbarse en la cama. Está tiritando. Tiene frío, a pesar de que sea verano. No lo entiende. No hay ninguna manta, nada con lo que pueda taparse, ni siquiera una mísera sábana en la que envolverse. Se hace un ovillo encima del húmedo colchón. Acaba dejándose llevar por el sueño.

 

“Se encuentra rodeada de un espacio oscuro en el que no se ve nada más que una extensa negrura que no desaparece. Avanza en busca de una posible salida, pero todo paso dado es un paso inútil, parece que va andando sobre una cinta mecánica y cada paso que da son dos para atrás. Únicamente se oye el sonido hueco de sus pies al caminar. De repente oye una voz y para en seco. Es Christian.

 

No olvidar.

Pero, ¿no olvidar qué?

Lo he olvidado.

¡Ayúdame!

 

Es lo único que dice durante repetidas veces. Junto con la voz de él se unen  otras cuantas voces desconocidas, todas diciendo lo mismo sin llevar un orden entre ellas. Al final acaban siendo palabras apenas audibles que se pierden en el vacío. Horrorizada, Alexia se tapa los oídos y cierra los ojos a la espera de que todo acabe de un momento a otro. Poco a poco las voces se van apagando hasta quedarse sola de nuevo, en silencio. Se siente cada vez más pequeña, de un tamaño minúsculo. El oscuro espacio le traga.”   

“Sólo es una pesadilla, Alexia, es la misma que llevas teniendo estos días. No deberías de sorprenderte.” Intenta tranquilizarse con una mano puesta allí donde el corazón no para de golpear fuertemente.

Ya está anocheciendo. Oye como unos pasos se acercan hasta donde se encuentran ellos y recorren el pasillo con una linterna. A continuación, llegan hasta ella el eco de unas voces, pero no consigue oír nada más que el lejano susurro de lo que estas dicen. Imagina que ya habrán sacado a Christian de la celda y este ya se habrá marchado. También imagina que volverá a quedarse sola por otro par de días. Pero se equivoca.

Llega a su visión una forma de mujer. Quien no puede ser otra que Jenny por el contorno de su ondulada melena. Esta se encuentra sosteniendo la linterna con la que apunta directamente hacia Alexia. La intensa luz la deslumbra y entrecierra los ojos. Coloca una mano con el fin de eclipsar la luz. Así consigue ver que la rubia no está sola. Detrás de ella, se encuentra otra sombra. Christian.  Ambos se han detenido enfrente de la puerta y la observan.

Lake VioletDonde viven las historias. Descúbrelo ahora