Un diario humano

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Andrea se dio la vuelta para ver que rostro se encontraba detras de aquella voz que le habia hablado segundos antes, sus ojos eran de un azul muy claro, tenía algo de bigote y era calvo, parecía de unos cuarenta y tantos y su sonrisa era encantadora.
"Hola" se atrevió a decir Andrea con timidez mientras tomaba asiento en aquellas butacas que parecían tan comodas. Ambos se miraron sin decir nada, Andrea estaba algo nerviosa cosa que Adriano notó enseguida, "no deberias estar nerviosa, estoy aqui para ayudarte" dijo él intentando calmarla un poco.
" Yo no necesito ayuda, vine aquí en contra de mi voluntad" dijo Andrea con tristeza en la mirada, al instante pudo notar como Adriano obtuvo aun más interes en ella y en su caso.
Charlaron sobre muchisimas cosas, el tiempo, su comida favorita, lo que mas le gustaba hacer, y el tema en concreto, el porque de su estancia en aquella clínica. Andrea le explicó que su madre no la creia cuando le dijo que su "padrastro" abusaba de ella desde los ocho años de edad, que la maltrataba obligandola ha hacer cosas que nadie imaginaría y que lo único que estaba haciendo con su madre era engañarla.
Adriano miraba a Andrea totalmente perplejo mientras veia como palabras tan horribles podían salir de la boca de una chica tan joven y tan buena.
"Yo se que no mientes, por eso te ayudaré, pero tienes que saber que tu salud mental no está del todo bien".
Andrea palideció al oir aquello, "que querría decir con eso?" pensó mirandole con preocupación.

Una vida rotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora