Game Of Daydreams

La Bienvenida

Si me hubieran dicho que los digimon existían, lo hubiera creído, ya que existen los Tamagochi.

Si me hubieran dicho que los pokémon existían, lo hubiera creído, ya que existe la nueva aplicación de Pokémon Go.

Si me hubieran dicho que los Bakugan existían, lo habría dudado un poco, la verdad.

Pero si me hubieran dicho que existían seres mágicos de otra dimensión que vienen a la tierra para hacer una especie de juegos del hambre y usan a los humanos como armas ya que toman forma a partir de tus pesadillas, me alejaría muy lentamente y estaría llamando a Osomatsu o Kusomatsu para irme de ese lugar. Pero mi vida no es tan fácil.

Tengo a uno de esos seres mágicos (realmente, prefiere ser llamado "espíritu") ahora mismo en frente de mi, y tiene forma de mi hermano muerto, Todomatsu. Parece tan real, es tan él. Pero las cosas que está explicando no son algo que él diría realmente.

¿Por qué no dejan a basura como yo descomponerse en paz? ¿Acaso tenía el universo necesidad de usarme como objeto para ese juego del que Todomatsu tanto habla? Simplemente quiero dormir. Un día demasiado largo para mi.

-Y por eso necesito que me mantengan escondido en su casa, ¿Capicci? -dijo Todomatsu a mis hermanos mayores, quienes le miraban con estupefacción aún. El espíritu suspiró-. Humanos y sus lapsus mentales. Me ponen de los nervios, en serio.

Osomatsu estaba aún en blanco, así que Karamatsu carraspeó un poco para recuperarse. Y miró seriamente a Osomatsu y luego a Todomatsu, alternándose, sin saber que agregar.

-Como veo que no hay réplicas, es una decisión unánime. Fin del congreso. -Todomatsu se dirigió a mi cama, ya que estábamos discutiendo en mi habitación, y se acostó en ella cruzando las piernas.

Como lo detesto. Ese idiota no tomaría mi cama, no hoy.

-Fuera de ahí, Todomatsu. Es mi cama. -Hice un tono para resaltar la palabra "mi". Él me miró con burla.

-¿Ah, sí? No deberías tratarme de esa manera, Ichimatsu. -rió entre dientes. Yo apreté los puños-. Sin mí no lograrás que ellos vuelvan. Que él vuelva.

Mis hermanos y yo lo miramos con tanto enojo mezclado con tristeza que creo que pensamos lo mismo en ir a darle una paliza. Nadie hablaba de ellos así como así sin ganarse una paliza por parte de nosotros, es una llaga que nos ha tardado años en sellar, pero con un simple toque se abre. Osomatsu se paró de su lugar colérico, dispuesto a reclamarle al odioso espíritu, pero Karamatsu lo detuvo agarrándolo por la cintura. Para ser menor que él, era bastante fuerte.

Yo sólo le mantenía la mirada a Todomatsu. Los dos teníamos una batalla de miradas en la cual ninguno por nuestro orgullo iba a perder. Es irónico, no debería tener orgullo, pero me había hecho enojar. Recordé de la nada algo de la explicación que nos había dado hace poco a mí y a mis hermanos, por lo que me dispuse a hacerlo.

Todomatsu sintió lo que iba a hacer, y me miró con terror. Yo le sonreí macabramente. Cerré los ojos y me concentré. Me imagine claramente a Todomatsu con una cola de gato rosada y muy larga, con orejas incluidas.

Luego de eso, la parte trasera y la cabeza del que parecía mi hermano menor empezaron a brillar.

-¿¡Qué!? ¡No, no, no! ¡Ichimatsu! -Me gritó intentando pararme, pero ya era muy tarde. Para cuando se había parado de mi cama para dirigirse a mi, ya tenia la cola y las orejas.

Mis hermanos y yo le miramos divertidos, y él sólo tenía un gran rojo en toda la cara. Empezó a hacer una rabieta de lo vergonzoso que era estar en esa forma. Esta vez fui yo quien se dirigió a él, le agarré de la camisa para que me mirara fijamente a los ojos. Pude ver en los suyos muchos sentimientos; enojo, vergüenza, incomodidad. Disfruto mucho de esto.