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Te dije, él era el asesino.


No lo parecé. Juraría que era el otro.



— ¡Te dije que me hicieras caso!










Kyungsoo y yo estábamos sentados en el sofá viendo una película, él estaba sentado frente a mi y yo lo rodeaba con mis manos. La película era sobre un asesino que mataba por puro placer. Kyungsoo amaba ese estilo de películas, yo las veía por complacerlo; tampoco eran aburridas.









Tengo hambre. Dije mientras lo apreté con mis brazos y besé su mejilla derecha.



Él se rió. ¿Preparo algo?



— ¿Y si pedimos pizza? Mordí su cachete.



Se removió en su asiento. Esta bien. teléfono está en la mesa.













Besé repetidas veces su mejilla y escuchaba sus pequeñas risas. Pueden ser cosas sencillas, pero amaba cada momento que pasaba con él. Lo liberé para que fuera a buscar el teléfono y me dediqué a mirarlo. Aun sigo sin entender como termine así... Tan enamorado. Jamás lo hubiera imaginado, y mucho menos de él. El raro del segundo piso que me aventó un balde de agua fría sin razón alguna.



Dodo se quedó frente a la mesa llamando a la pizzería desde mi celular. Me levanté del sofá y caminé hacia él, lo rodeé con mis brazos por su cintura y coloqué mi barbilla sobre su hombro.









Kyung colocó el teléfono en la mesa y se volteó quedando frente a mi. Ya la pedí...



Asentí y besé sus labios fugazmente. ¿Te digo un secreto?


Él alzó una ceja y sus manos rodearon mi cuello. Te escucho...



Me acerqué a su oído derecho y susurré. Te amo.














Besé su oreja y empecé un recorrido de besos por su mejilla hasta llegar a sus labios. Él suspiró sobre los míos provocándome que mordiera mi propio labio inferior. Bajé mis manos lentamente hasta llegar a sus piernas, cargarlo rápidamente para sentarlo sobre la mesa. Comencé a comerme sus labios, esos labios carnosos que me volvían loco, esos labios que son perfectamente míos. Delineé con mi lengua su labio superior y luego mordí el inferior. Las manos de Kyung bajaron hasta el borde de mi camisa para liberarme de ella. Él cruzó sus piernas por mi cintura acercándome mas a él, mientras yo me deshacía de su camisa.








Yo también te amo. Susurró con su respiración irregular sobre mis labios.










Sonreí y comencé a besar sus labios nuevamente. Kyungsoo mordió mi labio inferior para después introducir su lengua en mi boca, la recibí con una mordida y él gimió bajito. Bajé mis manos lentamente por todo su abdomen hasta llegar a su pantalón.







Ambos nos detuvimos y miramos hacia la puerta principal por unos segundos antes de volvernos a mirar.








Reí. Ya cambié la contraseña, nadie puede interrumpirnos esta vez.


El Raro De Mi Esposo [KaiSoo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora