*Narra Kunpimook*Salía de la práctica con mi grupo tras una discusión con nuestros "enemigos" que siempre envidiaban nuestro trabajo. Discutíamos cada vez que nos topábamos con ellos. No era totalmente nuestra culpa ya que la mayor parte de las veces ellos comenzaban. Yo no canto tan bien como quisiera pero mi fuerte es el baile. Todos en mi grupo me felicitan por ello, pero al otro grupo no parece agradarle mi talento ahora que soy el nuevo miembro del grupo en su competencia.
Caminé hacia la playa como todos los días. Sentándome en la orilla del pequeño puente un poco destruido que allí se encontraba. Nunca entraba al agua. No sabía nadar, pero no era un grave problema para mí ya que me gustaba sentarme a observar cómo el mar chocaba con las rocas que se encontraban bajo el puente. Me relajaba bastante y descansaba un rato en aquel lugar.
Observaba en la orilla cuando dos manos empujaron mi espalda haciendo que cayera del puente. Me raspé con algunas rocas antes de llegar al agua pero fue allí donde comenzó mi desesperación.
No sabía nadar y me encontraba en aguas hondas y no vi nadie cerca. Comencé a gritar por ayuda con la esperanza de que alguien me oyera en aquel solitario lugar. Unos cuantos gritos después, pero nada. Termino por perder el conocimiento y me hundo poco a poco.
Despierto desesperado escupiendo el agua que había tragado. Miro un poco desorientado al rededor. Veo a una niña de algunos 10 años sentada a mi costado observándome. -Creo que necesitas una toalla y ropa seca.- dijo en tono bajo para sí misma pero alcancé a escucharle. Me tomó del brazo para levantarme y me ayudó a caminar. Llegamos a una estructura bastante grande lo que era al parecer su casa. Me senté en el sofá tal y como me indicó y esperé unos segundos. Cuando ella llegó a mi lugar con una toalla y ropa en sus manos. Me la entregó y me hizo señas para que me cambiara. Caminé al baño cojeando un poco por mi tobillo. No me dolía mucho pero estaba consiente de que me había lastimado. Aunque no parecía ser nada grave.
Terminé de cambiarme y salí del baño para toparme con aquella niña que secaba su cabello con una toalla mientras me miraba de reojo. -Te puedes quedar un rato más hasta que te sientas mejor.- habló entregándome una bolsa con hielo que rápidamente coloqué en mi tobillo. En eso, mi estómago rugió. -Tengo hambre.- dije mirando a la niña quien me miró entrecerrando los ojos.
Sacó un empaque de ramen instantáneo y comenzó a hervirlo mientras yo solo la miraba atento desde el comedor con ambas manos sosteniendo mi cabeza y ambos codos apoyados en la mesa.
Ya listo sirvió el ramen para ambos y comenzamos a comer. No había comido nada más que el desayuno y me atraganté la comida literalmente. La niña me miró por un segundo pero rápidamente agachó la mirada de vuelta a su plato. Ignoré eso y me concentré en la comida. Pocos segundos después volvió a mirarme, pero esta vez permaneció más tiempo y soltó una pequeña risa. Me entregó una servilleta la cual recibí con gusto. -Gracias, niña.- dije ampliando mi sonrisa y limpiando todo el líquido de mi cara. -Por cierto. ¿Cómo te llamas?- pregunté, ciertamente llevaba un rato en su casa y ni siquiera su nombre sabía. No respondió a mi pregunta y sólo se levantó tomando ambos platos para lavarlos. Me puse de pie, tomé los platos de sus manos y los lavé. -¿No me dirás?- pregunté esta vez un poco frustrado, realmente me interesaba saber el nombre de esa niña. -Eres un extraño y yo no hablo con extraños.- soltó cruzándose de brazos y frunciendo el ceño como haciendo berrinche. -Mi nombre es Kunpimook Bhuwakul. Lo vez, ya no soy un extraño.- dije con amplia sonrisa pero ella volvió a ignorarme.
Observé el reloj. Eran más de las seis. Si no volvía a casa seguro me iría peor. Llevaba una semana castigado, hoy se acabaría mi y no quería alargar más el castigo.
-Nos vemos luego, niña.- me despedí acariciando si cabeza antes de salir de la puerta lo más rápido que podía.
****
Me despierto temprano. Hoy no tenía practicas con el grupo, pero sí quería llegar tempranos la casa de esa niña. Le había dicho que la volvería a ver y no pensaba irme así como así.
Dejo mi bicicleta en uno de los costados de la casa y me dirijo a la entrada. Observo un auto en la entrada que no estaba el día anterior. En eso, veo a un hombre bien vestido salir de la casa dirigiéndose apuradamente al auto aunque no se percata de mi presencia.
-¡Adiam,si te da hambre ordena una pizza si quieres!- gritó el hombre ya entrando al auto. -¡Claro!- oí gritar a la niña desde adentro de la casa.Entré por la puerta pero no vi a nadie. Escuché una música que provenía desde uno de los cuartos traseros. La puerta estaba media abierta, así que decidí asomarme por esta. Entonces la encontré. Mi sonrisa se agrando al verla bailando, algo que parecía ser una coreografía improvisada. Nada mal. Pero reí para mis adentros de lo gracioso que se veía el baile por su diminuto cuerpo.
-Nada mal.- hablé sorprendiéndola, al parecer no se esperaba mi visita.
-¿Qué haces aquí?- preguntó exaltándose y girándose para apagar la música.
-Te dije que te vería.
-No pensé que hablaras en serio. Ya veo que al menos no eres igual que mi hermano.- su expresión de sorpresa cambió por una de tristeza. -Yo también bailo pero, no sabía que tú bailaras.- intenté cambiar el tema. No sabía porqué, pero no quería verla triste. -Hacía mucho que no lo intentaba.- dijo avergonzada mientras en su rostro se formaba una sonrisa de nostalgia.-Pues lo haces bien, Adiam.
-¡¿Cómo sabes mi nombre?!
-Ah, ¿así que ese es? Lo escuché de¿tu hermano?
-No te incumbe.- soltó con voz chillona. Tal cual, era una niña.
Sentí mi estómago rugir e igual se escuchó segundos después el de ella. -¿Tienes hambre?- pregunté mientras ella solo miraba al suelo sosteniendo su estómago. -Tu hermano te dejó dinero para que ordenaras pizza.- dije con una media sonrisa. -Pero es de mañana.- habló ahora alzando la mirada para ahora mirarme al rostro.-Podemos ir por algo de desayuno. Es más, yo invito.
-Yo no voy a ninguna parte con extraños.
-Ya te dije, me llamo Kunpimook Bhuwakul. Y no soy un extraño. Además, estoy en deuda contigo, me salvaste la vida. -Sonreí y caminé hacia la puerta mientras la niña poco a poco me seguía con la mirada gacha. Caminamos un poco sin decir nada, ella seguía aún con la mirada en el suelo y yo en frente. Me detengo en seco al no escuchar sus pasos y me doy vuelta. -¿Pasa algo?- pregunté un tanto curioso. -¿Ya está mejor tu pie?- preguntó con voz un poco baja levantando su mirada pero rápidamente bajándola de nuevo al encontrarse con la mía.-Si, ya estoy mejor.- sonreí de lado al saber que se había preocupado y luego continue el camino. -¿A dónde vamos?- preguntó, yo solo seguí caminando. -Ya llegamos.- dije observando la cafetería a la que solía ir con mis amigos los fines de semana.
Entramos, nos sentamos y nos entregaron el menú. Llegó la mesera a nuestra mesa para recoger nuestra orden. -¿Qué quieres?- pregunté, la niña solo miraba el menú sin interés.
-Dos órdenes de wafles.- pedí. -¿Bebidas?- preguntó la mesera. - Un chocolate caliente y un café por favor.- la mesera se marchó y Adiam continuaba con la cabeza abajo. Llegó lo ordenado y comimos. Luego de comer los primeros bocados alzó la cabeza y sonrío un poco. Debía tener hambre, no puedo creer que su hermano se atreve dejarla así y sola. Luego de comer salimos de allí. Pasamos por mi lugar de prácticas y le hablé un poco de ello. Le dije que practicábamos desde temprano y que me encantaba ese lugar. Pasamos por otros lugares hasta que se hizo de tarde y le llevé a su casa. -Nos vemos, Adiam.- me despedí acariciando su cabeza como lo había hecho anteriormente.
-Adiós, chico.- dijo sonriente. Me detuve mirándola.-Dime por mi nombre, ya yo te he llamado por el tuyo y eso de "chico" no me gusta.- dije frunciendo el ceño. -El tuyo está muy complicado.- Dijo sin expresión en el rostro. -Bien, pues búscate un apodo porque eso de "chico" sigue sin agradarme.- solté metiendo mis manos en los bolsillos de mi jean. -Oppa.- sugirió sin expresión aún. -¿Ah?- solté confundido -Ya que Oppa no tiene tiempo para mí pues tú serás mi Oppa.- dijo sonriente.
-Bien.- asentí y giré sobre mis talones para seguir mi camino luego de escuchar la puerta serrarse.
