*Narra la escritora*
Adiam se despidió de su hermano como todos los días y se sentó en el sofá descansando los pies en él. Se sentía sola y aburrida y entonces recordó lo que le había dicho el joven del otro día. Se levantó de el sofá y caminó hasta su habitación, se colocó sus converse negras y caminó hasta la puerta.
Se dirigió al lugar donde le ya le había indicado aquel joven practicaba. Se acercó tímidamente y asomó su cabeza por uno de los vidrios de la ventana. Observó al chico con otros 6 más practicando lo que parecía ser una nueva coreografía mientras reían. Sonrío para si misma al verlo así. Este la notó. -¡Adiam!- exclamó acercándose y abriendo la puerta para que pasara.
-¿Viniste por mí?- preguntó el chico incrédulo con una sonrisa de lado a lado. La pequeña extranjera dudó un segundo en contestar, pero terminó por asentir con la cabeza y la mirada abajo.
-¡Entra!- habló el chico alejándose de la puerta para dejarle paso. La niña observó el salón de baile con asombro y luego miró los espejos.
-Oppa, ¿quienes son ellos?- preguntó la niña ahora ocultándose tras el cuerpo de su amigo asiático. -¡¿Es tu hermana?!- preguntaron al unísono los otros chicos que allí se hallaban. -No, bueno, algo así.- habló rascando su nuca el joven. -Él es mi nuevo Oppa, porque mi verdadero Oppa está muy ocupado en su trabajo y ya no me cuida.- aclaró la pequeña sujetando aún el borde de la camiseta de su amigo con desconfianza.
-Oppa,¿quiénes son ellos?- volvió a preguntar la niña esta vez con la mirada alta. -Ah, ellos son mis amigos. Llámalos: Junior, Jackson, Mark, Yugueom, Youngjae y al que está allá atrás le puedes decir JB.- sonrió mientras cada uno hacía alguna señal tras ser mencionado. -Y a él le decimos Bembem.- habló Jackson divertido.-¡Bambam!, ya te he dicho que es Bambam.- soltó avergonzado el tailandés. -Lo sé, pero me gusta hacerte enojar.- dijo sonriente el chino mientras todos soltaron una carcajada.-Y tú qué niña, ¿sabes bailar?- preguntó Jackson mientras la niña asentía con una gran sonrisa. -¡Perfecto!- exclamó el rubio mientras los demás sólo lo miraban confundido.
-¿No quieres practicar con nosotros?- preguntó emocionado.
-¡¿Ehh?!-se resaltaron todos al unísono.
-ningún compromiso. Solo por diversión.- aclaró Jackson colocando su mano en el hombro de la niña mientras esta asentía con emoción.Estuvieron allí por horas mientras estos le enseñaban algunos pasos que ella imitaba y reían por cualquier comentario estúpido.
Se hizo la hora de comer todos fueron a comer a la cafetería que quedaba cerca del salón. Pidieron lo que quisieron y charlaron un rato. La niña se divirtió tanto con ellos que llegó a considerarlos sus nuevos y mejores amigos a pesar de ser mayores que ella.
*Narra Kunpimook*
Se hizo tarde y salí del salón para llevar a Adiam a su casa. Ya era tarde y no iba a dejar que se fuera por ahí sola. Llegamos a su casa y me despedí de ella despeinando su cabello como siempre.
-¿Porqué hacer eso?- preguntó con una ceja alzada. -No lo sé... Es que como eres tan pequeña, tu cabeza queda justo al alcance de mi mano y no lo puedo evitar.- dije sonriendo. Esta me miró y frunció el ceño. -No soy tan pequeña.- habló haciendo un puchero. -¡Nos vemos luego!- me despedí y me di la vuelta para alcanzar mi bicicleta y dirigirme a mi casa.Llegué dejando mi bicicleta en la entrada para dirigirme a la puerta. Entrando directo a mi cuarto sin saber porqué pero sonriendo como idiota. Me bañé y baje a cenar. Me despedí de mis padres dando gracias por la comida lo que los dejó atónitos ya que no era común en mí. Caminé a mi habitación serrando la puerta y sentándome en la cama temprano. Me dejé caer en esta con la misma sonrisa de idiota que cuando llegué hasta que capté mi situación. Abrí los ojos como platos y mi expresión cambió por una seria. Me di una pequeña bofetada negando con la cabeza varias veces y recosté mi cabeza de la almohada, pero volví a sonreír hasta que me quedé dormido.
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