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✖ Decir la verdad ✖

Nunca había tenido una conversación tan seria como la que dio lugar en ese pijama party.
Básicamente pasamos una mínima parte de la bendita noche viendo animes, buscando consejos de belleza y amor como tres chicas normales y corrientes.
Te habrás imaginado que mi humor estaría por el suelo, seguramente. No paraba de preguntarme acerca de mi familia, si quizás estén pasando malos momentos, si estarían sufriendo, si siquiera seguirán vivos; si valdría la pena organizar un rescate para que al final me desanimase por completo al saber que han muerto...

Sí, lo sé. Parecían ideas pesimistas y exageradas, pero ¿qué más querías que hiciera?
Me aterraba imaginar a mi familia suplicando por ayuda o encontrándose en peligro mientras que yo aquí estaba acostada en una cama calentita, con mis amigas...
De alguna manera me sentía culpable, o que cargaba cierto peso sobre mis hombros. No podía creer que me estuviera pasando. No ahora.

Lime y Natalie trataron de calmarme a su manera. Ya no sabían qué más decirme para hacerme sonreír, si me hubieran hecho cosquillas hubiera sido más efectivo.
A medida que la noche avanzaba y comenzaban a desglosarse las horas a cada minuto, comenzamos a ver series, una detrás de otra. Con el control remoto, Lime escogió una de ellas al azar, su trama hasta entonces me había atrapado por completo, hasta que casi me hizo olvidar la situación de mi familia. Casi.
Ahí fue que me asaltó la duda, me vi obligada a preguntarle a Lime sobre algo que no encajaba, como una pieza de puzzle que no concordaba con los espacios vacíos.

—Lime... —le golpeé en el hombro. Se hallaba absorta, con la mirada clavada en los pixeles del televisor.

—¿Qué pasa? —preguntó sin apartar la vista de la pantalla, apenas ladeando la cabeza. Estábamos viendo (o mejor expresado: Lime veía) una serie policíaca—. ¿Te parece interesante?

—Sí, lo es, en efecto. Pero... eso no era de lo que quería hablarte.

—Uh... —pareció desanimada por la respuesta, a causa de ello bajó los hombros—. ¿Entonces qué es?

—¿Cómo se organiza la A.J.D? —inquirí, sentándome más cerca que de costumbre—. ¿Existe un Detective que realmente sobrepase a todos los demás allí?

El nivel de nervios de Lime pareció incrementarse.

—Respondiendo a la segunda pregunta, sí. Hay un Detective mejor que los demás. Y es mi exnovio.

Sentí súbitas ganas de estrangularla.

—Encima de ocultarme lo de la agencia, ¿tuviste novio en todo este maldito tiempo y no me has contado? —solté, con los ojos abiertos como el dos de oro.

—¿Y qué querías que te dijera? ¿"Hola, Crista. Soy una Agente Secreta perteneciente a una organización que pretende eliminar la delincuencia, y encima tengo un novio que es el mejor Detective, que gobierna esa misma Agencia"?