Tardamos en llegar veinte minutos al siguiente pueblo pero no paramos por la prisa que llevábamos. Durante ese trayecto Natsumi había insistido en no irse a su sitio, pero lo tuvo que hacer puesto que el padre de Laura vino a desinfectarme la herida y curarme un poco mejor. Como es normal chillé y maldecí por el dolor y el escozor causado. Quería retorcerme y apartarme, pero no debía hacerlo puesto sabía que luego sería peor. Pasado el primer pueblo el tratamiento de primeros auxilios terminó y Natsumi se me unió de nuevo. Aguanté unos minutos hasta que el dolor me pudo y me quedé dormido sobre la cabeza de Natsumi. No supe lo que pasó durante el tiempo que estaba en el campo de los sueños, pero lo que sí sé es que el hecho de dormir me vino genial, al igual que a muchos de mis compañeros.
Cuando me desperté tenía la cabeza tumbada sobre el regazo de Natsumi, y con sus manos encima de mi pelo, acariciándolo, me gustó tanto que no me hubiese importado quedarme así durante horas y horas, pero teníamos cosas que hacer y tuve que levantarme a mi desagrado. Estábamos en la plaza Sorribes Fuster, dentro de Aín y una vez abajo abrimos la zona de transporte y cogimos la comida, un trozo de carne, algo de caldo y una pieza de fruta para cada uno.
-Cada vez queda menos camino y las batallas serán más complicadas y difíciles, hay que comer más que antes para conseguir más energía.- pusimos en una cazuela el caldo y dejamos que se calentara con los veintiocho grados de calor que se sufría en ese momento, la carne lo pusimos trinchada en dos katanas apoyadas entre sí, y encendimos un pequeño fuego con algo de rastrojos que encontramos cerca justo debajo. Mientras nos comíamos nuestra pieza de fruta, nos sentamos junto al caldo y nuestras armas al lado, comimos al principio en silencio pero poco a poco se rompió el tenso silencio y empezamos a hablar amigablemente e incluso bromeando.
-Bueno chicos el caldo ya está.- lo repartí, pero no lo habíamos calculado bien y había poco para todos. Yo me puse menos que el resto, pero nada, casi ni se notaba la diferencia.
-Héctor.- miré a Natsumi y enseguida puso su caldo dentro de lo que era el recipiente metálico que contenía el mio.- Compartámoslo.- dio un sorbo y me lo ofreció. Hicimos eso repetidamente hasta que se acabó el caldo y fuimos a ver como iba la carne. Ya estaba comestible, así que comimos, y observé que Natsumi se acabó rápido su trozo así que le ofrecí compartir lo poco que quedaba del mio, y aceptó. Poco después ya nos encontrábamos de nuevo en la carretera tras llenar nuestros hambrientos estómagos. Apenas me fijé en el paisaje, de nuevo estaba con la mente en blanco, no sabía que hacer en ese momento para hacer desaparecer mi aburrimiento así que en vez de mirar fuera miré dentro que también encontraba a una belleza, sentada a mi lado claro está. Quince minutos después pasamos por al lado de una pequeña presa o lago, no sé muy bien lo que era, pero si sé que pasamos por fuera de varios pueblos hasta adentrarnos en las obstaculizadas calles de Onda. Varios coches estampados y con sangre dentro, fuera y en la carretera, además de eso varios cuerpos tendidos parecían despojos o sobrantes de comida pues faltaban varias partes de su cuerpo y dejaban al aire libre trozos de carne, músculos, órganos y entrañas. Eso durante varias semanas al aire libre había hecho que animales como ratas y otros se acercaran a comerse sus cadáveres o a hacer nidos dentro de ellos. Además de eso un olor a putrefacción rondaba las calles, alejando a los posibles supervivientes del lugar. Teníamos que ir muy lentamente para poder apartar los coches sin hacer demasiado daño a la estructura protectora del autobús, pues no estaba diseñado para chocar de manera continua.
-Quedará ya poco para llegar hasta donde nos vamos a pasar los tres próximos días, ¿verdad?- preguntó Alejandro.
-Por supuesto, tranquilo que allí estaremos bastante seguros.- respondió Gonzalo por mi.
-¿Cómo que bastante seguros? ¿No vamos a estar completamente seguros?- preguntó Laura.
-Por supuesto que no, es imposible estar completamente seguro ahora mismo en el mundo, lo único que haces es reducir el porcentaje de peligro.- le expliqué para intentar callar sus miedos.
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El anochecer de la humanidad
Action-No sabía que hoy sería el último día normal, ni que acabaría con estos amigos, ni que acabaría luchando contra la peor catástrofe que ha sufrido la humanidad.- El día a día de los jóvenes estudiantes que asisten a un colegio en Bétera, Valencia...