Pasado

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Me desperté y vi que Yutso estaba sentada a mi lado, observándome. Bostecé y la miré a los ojos. No dije nada ya que aun estaba despertándome, mientras que los demás también estaban descansando, cada uno a su manera. Luego me senté bien, apoyado contra el árbol y dejé vagar mi vista por el espacio, hasta que al girar la cabeza me encontré a Yutso más cerca de lo que estaba antes. Me sorprendí tanto que caí de lado contra el suelo.

-¿Estás bien? Nya.

-Sí.- le respondí entre bostezos todavía, mientras volvía a mi posición.- ¿Ocurre algo?

-Quiero hablar contigo sobre él. Nya.

-¿Qué él?

-Ya sabes, quién trabajó junto con el coronel. Nya.

-Sí.- mi mirada volvió a ser seria y oscura.- ¿Qué pasa?

-¿Hasta donde sabes de todo?- me preguntó AlexV, quién acababa de salir de detrás de unos árboles cercanos a mi posición.

-Lo suficiente, pero mi contacto sabe absolutamente todo. Y cuando llegue hasta él lo sabré todo también.

-¿Conoces el propósito para el cual estamos?

-No. No llegué a saber eso.- esto desconcertó a Yutso.

-Pero antes habías dicho el nombre del archivo. Nya.

-Exacto, tú misma lo has dicho, el nombre. Pero nunca lo conseguí abrir. Si me vais a preguntar si sé porqué se inició esto, tampoco lo sé. Solo sabía que ocurriría, tarde o temprano, pero no donde ni cuando.

-¿Cómo supiste exactamente qué hacer?

-Ya os lo he dicho, leí algunos de los documentos clasificados y...- mierda, aquella voz no era de ninguno de los dos que me estaban interrogando. Me giré y vi a Cara con los brazos en jarra y una expresión de pocos amigos. Poco después me encontraba tirado sobre la arena de la playa con todos los demás alrededor.

-¿Qué...qué ocurre?- preguntó angustiada Natsumi. Tenía las manos cogidas entre sí y apegadas al pecho.

-Este sabe más de lo que nos cuenta.- me miró Cara, para a continuación, empujar a los hermanos junto a mi.- Y estos dos también conocen algo.

-¿Sobre qué?- preguntó Alejandro.

-¿Sobre qué va a ser? Pues de la situación de los monstruos estos, claro está. Y por supuesto sabía lo qué hacer cuando todo estalló, y los hermanitos ídem de lo mismo. Por eso tenía el autobús con todas esas armas.

-Pero eso lo había comprado con el dinero que la había tocado en un concurso de lotería.

-Todo mentira, ¿verdad?- me miró fríamente. En un principio me mantuve callado, pero todos me miraban exigiendo respuestas y no pude mentirles en esa situación.

-Que conste que no os lo dije antes por razones demasiado obvias. Posiblemente no os hubiese interesado el estar junto a mi.

-¿Y por qué no? Somos amigos Héctor.- me dijo Gonzalo.

-Os lo voy a contar todo, pero antes os tengo que hablar sobre dos personas. Daniel, el amigo de Víctor que vivía en Francia y con quién nos vamos a encontrar, es un de esos dos. El otro es el que actualmente se encuentra en Barcelona. Tal vez no os acordareis, pero antes ambos iban con nosotros al colegio.

-No me acuerdo.- todos respondieron similar a Luis.

-Es una historia de hace unos años, de algo que nos podría haber salido muy caro a los tres.- todos se dispusieron en círculo alrededor nuestro, y prestaron atención para no saltarse detalle alguno.- Cuando éramos pequeños nos encantaba la informática, tanto que un día que me entró un virus por el correo al ordenador no lo borré. Lo dejé ahí y avisé a los otros dos, a los tres nos encantó la forma en la que funcionaba, por lo tanto empezamos a investigar a todas horas desde entonces. A los pocos meses habíamos acumulado grandes cantidades de información sobre virus y hackers. Entre los tres estudiamos algo de programación, era relativamente fácil, y lo mejor era que nos divertíamos. De eso pasamos a crear virus que pudieran hacer cosas como acceder a la cámara y sacarle una foto al usuario, e incluso hacer que cuando abriera algo se le cerrase de inmediato. Claro, nosotros veíamos lo que hacía desde nuestro monitor y nos divertíamos como niños que éramos. Pero no fue a la primera, y como esperábamos nos pillaron varias veces hasta que empezamos a verlas. Vimos fallas por varios sitios en la seguridad del ordenador de nuestros padres, por lo que empezamos a introducirnos en sus ordenadores desde los nuestros, y luego nuestros vecinos, amigos, familia. Y así continúa la lista, nos habíamos metido en varios servidores sin que se dieran cuenta, aunque tampoco hacíamos demasiado, ver un par de ficheros y ya. Hasta que nos aburrimos, era siempre lo mismo, demasiado fácil, por lo que nos propusimos ir más allá, eso se trataba de entrar en los servidores de pequeñas empresas y luego de grandes empresas, incluso algunas internacionales. Salieron en los periódicos noticias de que se habían hackeado sus servidores y habían pasado por un infierno. Era cierto, nos colábamos en sus cuentas bancarias e incluso podríamos haber monopolizado su dinero si hubiésemos querido, pero no lo hicimos por una razón, no sabíamos como borrar ese tipo de huellas. Lo que hacíamos a continuación era atacarles directamente para hacer como guerras informáticas, les lanzábamos virus y hacíamos como si quisiéramos robar su información, pero en verdad ya habíamos accedido desde otra falla en su seguridad. En una ocasión casi nos pillan, pero a la hora de los interrogatorios conseguimos que creyeran lo que decían unos críos como nosotros y nos dejaron. Nunca supieron quien fue. Desde entonces aprendimos a esconder nuestros pasos a la perfección, y si nos intentaban contraatacar cuando estábamos quietos tenían que pasar varios cortafuegos diseñados por nosotros mismos.- tomé aire y continué.- Finalmente nos pusimos las tres últimas grandes metas, coger toda la información posible del gobierno español, de los militares y de posibles organizaciones que no se encuentran fácilmente. Fue lo que se podría decir una batalla campal en la informática, varias horas pasamos en tensión hasta que por fin conseguimos la información que queríamos del gobierno. Luego de unos días de descanso empezamos a preparar el siguiente ataque cibernético contra los militares. Tardamos más en acabar los preparativos debido a que nos habían informado que sus defensas eran mejores que las del gobierno, pero tras varias noches de números, encontramos lo que podría ser una falla a su servidor principal. Nos alegramos y decidimos entrar, pero era una trampa, enseguida que entramos empezaron a atacarnos, y apenas pudimos defendernos. Lo único que conseguimos fueron varios informes con nombres extraños, no conseguimos lo que nos interesaba en un principio, pero si lo hubiésemos conseguido posiblemente personas de otros países hubiesen ido tras nosotros. A todo aquello le dedicamos mucho tiempo, más de lo requerido, pero como supusimos nos acabaron encontrando, todo porque jamás habíamos tenido que enfrentarnos a esa habilidad en informática. A los pocos días se presentaron en casa de nuestros padres unos militares y se los llevaron arrestados pensando que habían sido ellos, pero cuando nos llevaron junto con nuestros padres decidimos confesar. Todos los que se encontraban en la sala se quedaron de piedra, que unos criajos como nosotros les hubiésemos dando tanta pelea. Claro, ellos no se lo creían y por tanto nos pusieron a prueba, cada uno en una sala, separados y tendríamos que hackear un servidor, pero a la vez su dueño nos iba a intentar hackear. Lo que no sabíamos era que estábamos peleando contra nosotros mismos, por lo que al final cada uno consiguió un par de documentos de otro pero nada más, todo eso en varias horas. Les explicamos que al hacerlo juntos lo hacíamos mejor, y al final nos creyeron. Por supuesto nos quitaron todos los ordenadores e investigaron a fondo donde podríamos tener los archivos que habíamos cogido, cosa que también les costó, pero al final consiguieron hacerse con ellos. Unas semanas más tarde de estar encerrados en celdas separadas, fuimos convocados por el General Baal Sebaoth.- tomé otra vez aire y seguí.- Ahora os contaré lo que sucedió exactamente.- lo recordé tal y como había sido.- Habíamos sido convocados y estábamos más nerviosos que de costumbre. Cuando llegamos nos hicieron entrar en una sala de interrogatorios a los tres juntos, un hombre de mediana edad con uniforme militar esperaba sentado, otro que parecía de menor rango se hallaba de pie en una esquina. La gorra del que se encontraba sentado estaba reposada encima de la mesa. Delante de aquel hombre, al otro lado de la mesa, habían tres sillas. Nos sentamos y empezamos a hablar:

-Una pregunta ¿sois vosotros los que habéis hecho que nuestros agentes sudaran intentando defender y dar con quién nos atacaba?

-Sí.- respondió Daniel, quien era el que más iba a hablar.

-¿Se lo puede creer? Jajaja.- era una risa muy falsa.- Ahora enserio.

-¿Qué?- le preguntó Daniel a él.

-¡¿QUÉ DÓNDE ESTÁN LOS DOCUMENTOS?! MALDITOS NIÑOS DEL DEMONIO.- él que había estado de pie en una esquina había entrado en escena.- ¡¿SABÉIS LO QUÉ SON ESOS DOCUMENTOS?! DEBERÍAIS SER EJECUTADOS.- todos nos encogimos y nos pusimos a llorar.

-Cálmese. No los presione aún. Todavía no nos hemos presentado, yo soy el general Baal Sebaoth, y el que me acompaña no es importante. Ya sabemos vuestros nombres. Sabemos todo sobre vosotros, excepto el motivo que os impulso a hacer un ciberataque contra todas vuestras víctimas. Ni siquiera guardaban una gran relación entre ellos.- espero a que nos calmásemos y pudiéramos hablar. Después de unos minutos hablamos.

-Empezamos como si fuera un juego, pero...pero nos aburrió al final hackear a esas personas.

-Luego pasamos a pequeñas empresas y luego a las grandes.

-Finalmente nos pusimos unos objetivos, los más difíciles, pero de ellos hemos conseguido uno, y en el segundo fuimos derrotado, por ustedes. Era como un videojuego...- nos interrumpió en ese momento el general.

-Cada vez tenéis que subir de nivel o sino se vuelve demasiado aburrido, ¿verdad?- dijo el general.

-Exacto. Solo lo hacíamos por probar, nunca hicimos nada con esos documentos...

-Ya lo sabemos, podríais haber hecho caer este país, pero no lo hicisteis.- nos volvió a interrumpir.

-Sí, sobretodo porque la defensa del gobierno ya nos supuso mucho trabajo. 

-Pero no están los documentos que nos quitasteis.

-Claro que no. Están en otro sitio, mejor guardados, esas defensas contra las que habéis luchado, eran las más débiles, las otras serán varias veces mejor.

-Sí.- afirmé.

-¿Los habéis leído?

-Ojeado por encima.

-¿Sabíais que eso es un secreto internacional y que no lo debe saber nadie?  

-No. Al leer los nombre de los documentos pensábamos que serían cosas sin importancia a los cuáles se les habían puesto unos nombres cualquiera. Pero cuando los abrimos nos sorprendimos, parecía el desarrollo de un nuevo videojuego de disparos con soldados con habilidades sobrehumanas.

-¿Leísteis los riesgos?

-Los ojeamos, al igual que todo. Nos da igual lo que le ocurra a los soldados, solo que si nos ocurre algo a nosotros o a nuestras familias, todo se publicará en internet, en torrent y se enviarán a otros países.

-Tampoco os íbamos a hacer nada. Pero sí quiero pediros un favor. Sé que a pesar de ser niños sois bastante peculiares, por lo que os voy a ofrecer un trato. No iréis a la cárcel y vuestros padres y madres tendrán un trabajo asegurado, además de eso cuando se acabe los proyectos recibiréis una gran suma de dinero a cambio de que a partir de ahora ayudéis en la defensa y nos devolváis los documentos.

-Pero señor, solo son unos niños, no creo que se deba hacer tanto.

-¿Solo unos niños? Durante horas han tenido la oportunidad de hacer lo que quisieran con el dinero de las mayores empresas internacionales y mundiales. No crea que son menos, porque pocos pueden hacer lo que ellos a su edad. También podrían haber hecho que nos cortasen el grifo. Mejor tenerlos como aliados que como enemigos, pero para hablar claro, esto es un acuerdo mutuo. Si eso se publica no tendremos piedad con vuestros conocidos, y si no les hacemos nada no los publicaréis.- parecía el mismísimo demonio en ese preciso instante. Nos miramos los tres y asentimos con la cabeza.

-De acuerdo.

El anochecer de la humanidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora