El Baile: Parte 3

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Lysandro estaba perdiendo toda esperanza de encontrar a la chica que había escrito en su libreta. Cantar su canción había sido una estrategia para buscarla.

Esperaba una reacción de su parte, desde que se acercara a hablarle hasta que lo golpeara por haber usado algo tan personal en su concierto. Cualquier reacción era buena si esta lo llevaba hasta ella. Ansiaba conocer a la chica misteriosa que había escrito en su cuaderno, sin embargo más de una hora había pasado y aún no había reacción de su parte. Tal vez ni siquiera estaba en la fiesta, tal vez ni siquiera iba a su escuela.

Suspiró rendido y pensó que debía aprovechar el descanso de media hora que tenían permitido para pasar tiempo con Isura, Fernanda y Grace, así que en el momento en que bajó del escenario comenzó a buscarlas, desafortunadamente una chica se interpuso en su camino.

-Lysandro, bailaras conmigo ¿verdad?-dijo la chica con su aguda voz-. Te ayude a cantar lo que me has pedido, así que es justo.

Era cierto, aquella pequeña chica frente a él era nada más y nada menos que la invitada especial de esa noche, la pequeña prima de Castiel, Nina.

-Por supuesto, Nina... Te lo prometí, ¿no es así?-la chica sonrío inevitablemente ante sus palabras y se colgó de su brazo mientras caminaban hacia la pista de baile. Ella era una princesa y él en definitiva sería su príncipe algún día. Así lo había decidido.

Lysandro no podía evitar buscar a Isura con la mirada, pero entre tanta gente era una tarea terriblemente complicada, sin mencionar que ni siquiera conocía su atuendo y trayendo máscara la misión resultaba prácticamente imposible. Sin embargo, una parte suya esperaba que el destino, de algún modo, la trajera hasta sus brazos.

Debía dejar de pensar así, ya había tomado la decisión de olvidarla y pensamientos así no eran los adecuados para ello.

.~.~.~.~.~.~.~.~.

Bien, me sentía un poco orgullosa de mí misma por mi idea de ultimo minuto. Había tardado un rato en convencer a Fer de que se colara a la consola donde estaban poniendo la música y tomará un micrófono, pero todo valdría la pena en el momento en que ella comenzará a cantar.

Comencé a abrirme paso hasta el escenario, quería estar en primera fila para observar el espectáculo. Mientras caminaba un chico que estaba bailando chocó conmigo y yo perdí el equilibrio gracias a los tacones que estaba usando. Hubiese caído al suelo de no ser porque unos brazos me atraparon en el último segundo.

-¿Estás bien?-preguntó el chico que me había atrapado y cuando levante la vista para agradecerle, perdí el aliento.

Era Lysandro. Se veía terriblemente atractivo, llevaba el cabello peinado hacia atrás y un antifaz completamente blanco, como su cabello. Sus ojos eran lo que más resaltaba de su rostro. Sus preciosos ojos me miraban preocupados.

-Isura-susurró mientras me ayudaba a ponerme de pie. Mi corazón se aceleró tan sólo de oírlo pronunciar mi nombre. De pronto me sentí terriblemente nerviosa a su lado.

-Lys, gracias. Parece que siempre estás salvándome-Lysandro sonrió ante mis palabras y eso hizo que me pusiera más nerviosa.

-Para eso están los mejores amigos-me dijo. Auch. Mejores amigos. Ahí fue donde yo lo confine. A ser mejores amigos.

Me pregunté por unos instantes cómo reaccionaría si le dijese que me había dado cuenta de que me gustaba. Hasta me planteé decírselo ese mismo instante, sin embargo deseché la idea al instante. Quería esperar un poco antes de decírselo, quería estar segura de que lo que estaba sintiendo era real y no una manera de superar que Nathaniel y Melody ahora estaban juntos.

Nos quedamos unos segundos así, viéndonos a los ojos en completo silencio. Una voz rompió la burbuja en donde nos encontrábamos, era la voz de mi amiga, cantando una nueva canción.

¿Qué es lo que tú quieres?
Ni si quiera sé quién eres...
¿Qué es lo que tú buscas
robando mi canción?

Tú sabes ya muy bien,
me han roto el corazón.
Así que no confundas
no quiero tu amor...

No quiero tus promesas,
ni tus buenas intenciones.
No quiero tus palabras
no quiero tus canciones.

-Es ella...-alcancé a oír que Lysandro decía y entonces corrió hacia el escenario, dejándome sola por completo.

Yo sólo pude observar cómo subía corriendo al escenario y tomaba a mi amiga de la mano. Se acercó a ella para decirle algo, con tan mala suerte que lo dijo cerca del micrófono y toda la escuela es capaz de oírlo.

-Me alegro que seas tú-dijo e hizo algo que sorprendió a Fer, a mí y a más de media escuela, la besó en la boca. Fue un beso pequeño y simple, y Fer lo correspondió mientras lo abrazaba del cuello.

No supe qué pensar. Apenas y fui vagamente consiente de que salí corriendo del gimnasio porque me hacía falta el aire.

¿Qué era lo que estaba pasando? Sentía como si me oprimieran el pecho y ardía. Ardía tanto que quería llorar, pero no lo hice. No podía llorar porque Lysandro hubiese besado a Fer, no hubiese sido justo. Él siempre ha estado ahí para mí y si estar con Fer era lo que lo haría feliz, yo no podía hacer nada más que apoyarlo.

Oí pasos detrás de mí y a alguien que gritaba mi nombre. En ese momento me giré para descubrir a la última persona que hubiese esperado ver.

.~.~.~.~.~.~.~.~.~.

Lysandro escuchó una voz preciosa responder a su canción y entonces lo supo. Ella era la chica misteriosa que había garabateado en su cuaderno.

Dejó que su voz lo envolviera por completo y se dio cuenta de que ese vestido ya lo había visto antes. Era el que había comprado la amiga de Isura, la chica tras el antifaz negro era nada más y nada menos que Fernanda.

-Me alegro que seas tú-dijo Lysandro y era cierto. La chica misteriosa no era ninguna desconocida, al contrario, era una chica con la que se sentía cómodo.

Entonces tomó una decisión... Había perdido a Isura por no pelear a tiempo por ella, había tenido todas las vacaciones para intentar algo y las desperdicio, cuando menos se dio cuenta ella y Nathaniel ya estaban juntos. Ahora no iba a cometer ese mismo error. Ahora era tiempo de actuar, así que la beso en ese momento y sin pensar en las consecuencias.

Fer sintió mil mariposas en su estómago cuando Lysandro la beso. Sus labios apenas rozaban con los del chico, pero eso bastaba para hacerla sentir maravillosamente bien.

La canción quedó inconclusa mientras se besaban una y otra vez a la vista de toda la escuela.

Todos los caminos conducen a ti [CDM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora