Miradas

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Se hizo un día más en aquel barco. Los tripulantes seguían tristes y preocupados por la seguridad de su nakama pero, autoconvenciéndose de que su capitán podría salvarla, comenzaron a sonreír más a menudo. Sobre todo gracias a Mugiwara-ya, que en absolutamente todas las comidas intentaba hacernos reír a todos. Y aunque, en mi opinión, hacer el idiota no es algo muy gracioso que digamos, no podía evitar sonreír con que tan solo me mirara.

Tras toda aquella reflexión me levanté de donde me encontraba sentado y me fijé en que el peliverde estaba vigilándome, y no con buena cara, precisamente.

-Torao~

El moreno se dirigió corriendo hacia mí para acabar aplastándome en un abrazo en el suelo.

-¿Qué tal has dormido?-Me preguntó sin quitar su tierna sonrisa y aún encima de mí.

Desvié mi mirada a Zoro-ya, que seguía observándome. Sonreí descaradamente y volví a mirar a su capitán.

-He soñado contigo.

Mugiwara-ya se sonrojó mientras acababa con el abrazo lentamente, pero sin quitarse de su cómodo asiento -yo-.

-¿En serio?-Tartamudeó-¿Y qué hacía yo?

-Mejor no te lo digo...

-¡¿Qué?! ¿por qué?-Exclamó ansioso- ¡Venga Torao, no seas malo!

-De acuerdo, de acuerdo...-Cedí, consciente de que desde el principio era mi intención contárselo, a pesar de no haber soñado nada-Estabas a unos kilómetros de distancia, así que te acercabas a mí lentamente mientras ibas quitándote poco a poco cada prenda hasta quedar desnudo-Aquella palabra provocó en el pequeño un cambio de tono de piel en las mejillas-. Cuando llegaste a donde me encontraba y absolutamente nada, ni un milímetro nos separaba, te dabas la vuelta, te agachabas y...

-¡Luffy!

Un grito interrumpió mi relato, haciendo que el receptor chasqueara la lengua molesto y respondiera a aquella llamada.

-¿Qué quieres, Nami?

La pelirroja se acercó cabreada y golpeó a Mugiwara-ya en la cabeza.

-¡¿Qué tono es ese?! ¡Háblame bien!

-Nami-ya, creo que le has hecho daño- Le dije acariciando la parte donde había recibido el golpe el moreno.

La navegante sonrió de forma ladina.

-Lo siento, Torao-kun, eres muy considerado. Luffy, ¿qué te parecería si pidiera salir a Law?

Aquella pregunta que le hizo al moreno me sorprendió bastante, pero en seguida entendí las intenciones de la pelirroja y sonreí también.

-¿Salir adónde? Yo quiero ir con vosotros-Preguntó con una mueca infantil rápidamente al escuchar mi nombre.

Nami-ya se llevó una mano a la cara exasperada, mas cuando la apartó su cara reflejaba una amable sonrisa.

-Me refiero a pedirle que sea mi novio-Aclaró la pelirroja.

-Ah-Dijo Mugiwara-ya-, no sé. Law, ¿tú quieres ser su novio?-Me preguntó, algo angustiado.

Aquella pregunta nos dejó atónitos tanto a la navegante como a mí. Al conocer la personalidad infantil y egoísta del capitán del barco creímos que se negaría rotundamente sin pedir mi opinión, pero hizo todo lo contrario, cosa que produjo que me enamorara aún más de él.

-Lo siento, Nami-ya-Le dije a la pelirroja sin dejar de mirar los ojos del moreno-, pero estoy enamorado de otra persona.

-¡Qué se le va a hacer!-Exclamó irónica, zanjando el tema-. Luffy, lo que te iba a decir antes de que me respondieras con esos horribles modales era que el desayuno ya está preparado y que os estamos esperando.

El moreno también me estaba mirando fijamente con un ligero rubor y no parecía tener intención de detenerse.

-Nami, ahora vamos, ¿puedes adelantarte?

Los dos que escuchamos aquello abrimos la boca de par en par asombrados y, sobre todo, extrañados ante aquel comportamiento. ¿De verdad Mugiwara no Luffy acababa de ignorar la palabra "desayuno"?

-De acuerdo-Consintió Nami-ya, aún incrédula. Y se fue.

Mugiwara-ya acercó su rostro al mío dispuesto a juntar nuestros labios. Yo cerré los ojos más que preparado para corresponderlo.

-¡Luffy!

-¡¿Es en serio?!-Grité, cabreado por tanta interrupción.

-Zoro, ¿qué pasa ahora?-Cuestionó claramente molesto el moreno.

-A desayunar. Ya.

Mugiwara-ya me miró y, muy a su pesar, se levantó de encima de mí y comenzó su paseo hasta la cocina.

Suspiré y lo seguí sin poder evitar recorrer cada centímetro de su cuerpo con mi mirada deseando tenerlo al fin entre mis brazos encontrándonos los dos solos.

Cuando llegamos nos sentamos, como siempre, juntos, rozándonos con las piernas desesperados por sentir el mínimo roce del otro. Todos nos miraban, sobre todo a Luffy, pues no era muy usual verlo en ese estado. Estaba entre cabreado, molesto y triste. Yo me sentía igual pero en mí era menos perceptible, ya que ese era mi comportamiento casi siempre.

-Luffy, ¿te pasa algo?-Se atrevió a preguntar tanuki-ya.

-Sí-Respondió secamente.

Hubo un largo silencio en la estancia. Sólo se escuchaba al capitán masticando irritado.

-Y... ¿piensas decirnos qué es?

-No es asunto vuestro.

Otra vez Mugiwara-ya produjo que sus nakamas se sorprendieran por su respuesta.

-Law, has conseguido que Luffy se vuelva tan gruñón como tú-Comentó Usopp-ya para romper el hielo. Y lo consiguió durante un instante; los tripulantes comenzaron reírse hasta que Mugiwara-ya dio un golpe en la mesa, provocando que todos callasen.

-¡Dejad de burlaros de Torao!-Gritó cabreado.

El silencio volvió a invadir la cocina y sentí la mirada llena de ira del vicecapitán sobre mí. Me tensé y, cuando terminé la comida, me marché incómodo, mientras escuchaba cómo Mugiwara-ya regañaba a su tripulación.

Definitivamente acabarán odiándome, pensé.

ProvisionalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora