Capítulo 3 - Lo que NO debió pasar

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Santos

Sentí su presencia por lo que comencé a despertar, como pude abrí los ojos. Miré en dirección hacia la puerta, no había nadie, me volví hacia el otro lado entonces allí estaba ella, como pude me levanté y la sujeté del ante brazo cuando estuve cerca. Ella lo notó creo que se puso nerviosa al menos eso es lo que yo sentí cuando la sujeté. Entonces la volteo, la pego hacia a mí, nuestros ojos se conectan y nuestro labios rozan tengo unas ganas de besarla.

Extrañaba tanto tenerla así, no voy a arrepentirme de esto si es mi última oportunidad de tenerla tan cerca.

Bárbara

Estamos tan cerca como hacia un tiempo no lo estábamos, nuestros ojos conectaron, estamos tan cerca de besarnos, pero noto que ha bebido por su aliento a alcohol. Dios no, está tomado estoy segura que en sus cinco sentidos no haría esto. También noto que nos observan así que lo empujo para alejarme de él, no quiero estar cerca de él así en ese estado, tampoco quiero hacerle daño a mi hija.

—Santos, mejor vete a tu cuarto y duérmete esa borrachera. — digo casi susurrando para evitar que escuchen nuestra conversación.

—Bárbara... Bárbara, ¿qué no entiendes que te necesito conmigo?

—¿Qué? No, no tú no me necesitas, tú lo que necesitas es un baño y dormir. —susurro. — ¿Sabes qué? Has lo que quieras, quédate aquí si quieres, pero, yo me voy a mi cuarto. — decidida me alejo de él.

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Ella se retiró de ahí casi corriendo prácticamente huyendo, huyendo de sus propios sentimientos no quería fallar ni así misma, subió los escalones de dos en dos y se dirigió a su habitación. Cuando abrió la puerta entró fugazmente cuando iba a cerrarla, Santos lo impidió sujetando la puerta y con fuerza entró. Santos cerró la puerta detrás suyo poniéndole el seguro y se acercó hasta ella tomándola de la cintura, la pego hacia él con fuerza. Bárbara quería zafar de su agarre en cambio no podía la tenía sujeta bien fuerte, Santos trató de besarla.

—No, no Santos, no. Estás borracho, no sabes lo que haces... esto no puede ser, no podemos hacer esto... no podemos hacerle esto a mi hija. — dijo en un susurro, entrando a la desesperación.

—Bárbara, no pienses en nada... no sabes cuánto te necesito, no sabes cuanto esperé en volver a verte, sentirte cerca, sentir tu aroma y besar tus dulces labios.

—Santos, por Dios... no sabes lo que dices. — ya ni podía hablar —Santos, piensa en que le podemos hacer daño a Marisela, yo no le puedo hacer esto, ya le he hecho demasiado daño como para hacerle esto.

—Sé que le has hecho daño y sé también que no quieres hacérselo más, pero es que esto que sentimos es mucho más fuerte Bárbara. Por favor entiéndelo, te necesito Bárbara, no he dejado de pensar en ti mi amor nunca dejé de amarte.

Santos la besa en cambio Bárbara se aleja de él para evitar que siga besándola, se zafa de su agarre y camina lejos de él. Quería evitar la tentación.

—¡No basta, Santos! Por favor no sigas, sé que mañana te vas ha arrepentir de todo esto, este no eres tú. Piensa lo que estás haciendo, mira lo que estás haciendo, soy tu suegra, esto no está bien. — negaba con la cabeza y su respiración comenzó a agitar.

—Bárbara, no pienses en nada por favor te lo pido, mi amor. — se aproxima a ella.

—Es que no puedo, me has tratado mal cuando me viste y ahora, ¿pretendes que tengamos sexo como si nada hubiera pasado? ¡Estás loco!

—Loco sí estoy, pero por ti, me estoy muriendo por volver a estar en tus brazos. En volver a ser tuyo y sé que me porté como un maldito imbécil, en cambio tienes que saber que fue un impulso yo no quise realmente tratarte como lo hice allá abajo. Te pido perdón, perdón por ser tan bastardo, por herirte como lo hice, ¿sí? – la toma de nuevo por la cintura.

Vivir Así: Amores y DesengañosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora