Capítulo 11 - Pláticas y Confesiones

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El lugar había quedado en silencio en un incómodo ambiente, por unos segundos se quedaron en silencio hasta que ella lo interrumpió.

—Leonel... emm...— realmente no sabía que decir exactamente.

—No, no digas nada Bárbara no hace falta que expliques, además yo ya me iba, adiós. —  y sin decir nada pasó por al lado de Ricardo y se fue.

Ambos le miraron sin entender lo que le sucedía.

—¿Qué es lo que le pasó? — preguntó confundido por la reacción de Leo.

—No nada, ya se le pasará...- dijo restándole importancia. —¿Pasas?

—Sí... gracias, emm... Bárbara yo vine porque te quería hacer una invitación. — dijo entrando y encogiéndose de hombros desde su lugar.

—¿Una invitación? ¿De?

—Es de... bueno una salida a cenar, ¿qué parece? — le sonrió cálidamente.

—Emm... sí claro, ¿cómo no? — le sonrió igual.

—Perfecto...

Samanta venía llegando también distraída

—Bárbara, ya como te estabas tardan...—se calló cuando vio a Ricardo frente suyo. — ¡Uy! creo que fui inoportuna en interrumpir, ¿verdad?

—¡No, no claro que no! Además, Ricardo vino a hacerme una invitación a salir a cenar. Que ya acepté con todo el gusto. — sonríe nerviosa, no sabía por qué razón.

—Sí, eso fue a lo que vine. — asintió él.

—¡Ah ya! no hace tanta explicación ni que fuera la mamá de Bárbara, jajaja. — los tres rieron por el comentario de esta. — ¿Oye Bárbara, mi primo? ¿No que estaba aquí contigo? — preguntó Sam cuando se percató de que no estaba allí.

Bárbara y Ricardo estaban incómodos por la pregunta desgraciadamente no sabía el qué contestar.

—¿Se fue? — preguntó ahora al notar que ellos no le respondían.

— Si... — dijo casi en un susurro, Bárbara.

—Ahhgg... ¿y ni siquiera se despidió de mí? Juro que me las paga, luego se enoja si yo no lo hago, ha de él si viene a quejarse, porque ahí si que no respondo. — dijo saliendo de escena.

Se escuchaba los murmullos de Samanta que sonaban más que a quejas.

Estos al oírla soltaban pequeñas risas.

—Bueno yo... ¿te espero aquí? — preguntó Ricardo.

Bárbara al oírlo giro al verlo rápidamente. —Emm... sí, perdóname... ahora-ahora vuelvo — dijo titubeando.

Ricardo sólo sonrió.

Bárbara se fue a su cuarto alistarse, entró y encontró a su amiga sentada en su cama. -Y tú, ¿que haces aquí? - preguntó yendo hasta el placar.

—Pues tu cama es más cómoda que la mía. — terminó de decir esto su amiga y se tiró en ella.

—Bonita excusa, sino te conociera te creería, pero como te conozco, sé que no es por eso que estás aquí. — dijo Bárbara tomando varias prendas y dejándolas en la cama.

—¿A ver... si me conoces tanto, a qué estoy haciendo aquí? —dice sin levantarse del lugar en el que estaba recostada.

—Estás aquí para ver qué es lo que pongo para calificarme, aconsejarme, y que cuando regrese te cuente con lujos y de talles de cómo me fue en la cena, ¿verdad? — dijo frente a ella.

Vivir Así: Amores y DesengañosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora