Capítulo 4 - Culpa?

636 42 0
                                    

—Cálmate amiga y cuéntame ¿qué paso con ese hombre? – preguntó Sam, tratando de calmarla.

—Me lo encontré en hotel dónde me hospedo en San Fernando. — solloza. —Me preguntó porque volví, no le quise dar explicaciones, me fui a hacer mi trabajo, volví al hotel me lo encontré dormido en un sillón que hay en el hotel en la entrada, pase de largo me detuvo, discutimos...hizo una pausa. —Samanta guardó silencio esperando a que su amiga continuara.

—Me fui a mi cuarto, él entró me dijo que me había extrañado, que quería estar de nuevo conmigo, traté de que no hiciéramos nada para no caer en sus brazos y no hacerle daño a mi hija. —solloza más fuerte, Sam no lo podía creer. —Me dijo una que otras palabras bonitas, me cantó y...— ya no podía aguantar más y rompió en llanto. Samanta la abrazó.

 Samanta la abrazó

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Ya amiga...— la consuela. —, comprendo que no querías que esto sucediera y que tampoco querías hacerle esto a tu hija.

—Es que no sólo es eso. — dijo recostada en el hombro de Sam.

—¿Entonces? ¿Qué más? — interroga algo asustada, ella se levantó.

—Él... él estaba tomado – Samanta se sorprendió. —Soy una tonta, como pude aprovecharme de su estado en el que estaba.

—Bárbara, no te culpes. Estás enamorada de ese...hombre, no pudiste controlar tus impulsos.

—Es que debí controlarme de poner un alto, pero no como una estúpida volví a caer en sus brazos.

—No, como una estúpida no Bárbara, como una mujer enamorada. Hiciste todo lo posible para que no ocurriera. — dijo Samanta con firmeza haciendo que su amiga se calmara.
—En el corazón no se manda amiga.

—Siento que abusé de él...

—Bárbara, si estuviste con él, muy tomado no estaba. ¿No crees? Cálmate amiga, no es solo tu culpa, él también la tiene. No lo obligaste.

Bárbara ya estaba más calmada.

—Mira. ¿Por qué no te vas a tu cuarto a descansar que debes estar cansada, mhm? – levándose del sillón.

—Está bien Sam iré a descansar, luego me pongo al día con los estudios.

—Muy bien, Bárbara. – sonriéndole. — Yo volveré más tarde, ¿sí? – ella asiente. ¡Bien!

—¡Sam! — le llamó antes de ir hacia la puerta.

—¿Sí? — se volvió a ella para mirarla.

—Gracias. — agradeció, ella le sonrío.

 — agradeció, ella le sonrío

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Vivir Así: Amores y DesengañosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora