Primer Contacto

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A lo más, dos semanas estuvimos teniendo contacto vía Facebook. Platicábamos los pormenores de nuestros grises días, que pasaban uno tras otro. Yo le conté que soy violinista de Corazón, que si bien no he estudiado en forma como me gustaría, más que un año (y eso hace años), me gusta hacer música. Él dijo que quería ser violinista también y me pidió que le enseñara a tocar el violín. Qué buen pretexto ha encontrado para que sea una necesidad (no sé si suya o mía) el que nos conozcamos en persona, uno a uno.

-Primero hay que comprar el violín y después todo lo que quieras-, él aceptó.

Nos vimos el viernes, cuando volvió a la ciudad para pasar el fin de semana y juntos fuimos a revisar algunos violines en las casas de música. Encontramos uno que no estaba tan feo y que tampoco sonaba de lo peor y él lo compró con el dinero que le acababan de dar de su servicio. Estábamos listos para la primer clase, pero no sería en ese momento. Sería demasiado para un solo día...

La noche anterior a nuestra primer clase, una noche de sábado, me fui a una fiesta con unos amigos y me quedé a dormir allá. Lo más que pude me arreglé y me perfumé para conocerlo. Quería darle también la impresión de un chico que sabe divertirse, que va a fiestas (no, no es común en mí...) y que se divierte a la usanza de esta época. Más mentira no pude dar en una primera impresión, pero quería que quedara claro que me tomo en serio mi trabajo, sobre todo cuando de música se trata y también quería disimular mi atracción por él...

En punto de la hora, llegué a su casa, una casa que estaba vacía. Y él lo sabía, lo hizo adrede, teníamos una casa sola y un deseo mutuo de nosotros. Pero no lo consentí y comencé a dar mi clase. Lo que sí hice, porque siempre lo hago y porque con él deseaba más que nunca hacerlo, fue corregir sus posiciones tocando sus manos y controlando algunos movimientos, aprovechando para llenarme del aroma irresistible que desprendía y del contacto para una pequeña caricia de su suave piel.

Las erecciones mutuas (pude constatarlo con observación) no se hicieron esperar y estuvieron presentes durante la clase. ¿Pero quién es este hombre que con tan poco ha hecho demasiado? No puedo dejar de mirar el reloj en espera de salir corriendo de este lugar. Es mi estudiante y no puedo consentir tampoco estar así con un hombre al que acabo de conocer, por más que se me ofrezca, por más que lo desee, no me siento cómodo, no sé quién será.

Pero me interesa descubrirlo...

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