Birthday-Man

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En medio de la tormenta relacionada con el poder económico y el poder estar conmigo mismo aprendiendo a estar con mi pareja, se acercaba peligrosamente mi cumpleaños. No suelo festejar mi cumpleaños. Cuando estaba en educación media superior, invité a mis amigos a la casa a festejar mi cumpleaños. Mi familia los trató con desdén. Aunque procuraron no portarse mal, las caras que les hacían delataban todo lo que estaban sintiendo y pensando. Después de esa experiencia, decidí no volver a presentar a mis amigos en la casa de mis padres y tampoco volví a sentir las ganas de festejar mi cumpleaños. ¿Cuál era la queja de mi familia? Mis amigos eran homosexuales y yo no debería juntarme con ellos...

Y me sentía así en el nuevo lugar que estaba habitando en pareja, en primer lugar, sin poder apropiarme del espacio y en segundo lugar, procurando mantener alejados a quienes pudieran entrar en ese espacio. Ahora tenía una vida compartida y no esperaba que alguien más estuviera cerca.

Pero él tenía otros planes, al menos para mi cumpleaños... Él andaba sospechoso unos días antes. Yo no sabía exactamente qué, pero me parecía evidente que estaba tramando algo para mi cumpleaños. Así que traté dejar de pensar en ello y no indagar para dejarme sorprender con lo que fuera que estuviera tramando.

Mi cumpleaños caía en viernes y cuando salió rumbo a las oficinas a trabajar, me dijo que llegaría tarde, con su sonrisa picarona. Yo le dije que estaba bien, yo iría a ver a la amiga que teníamos en común desde antes de conocernos y con su hermana, quien casualmente cumple años el mismo día que yo.

Fuimos al centro, comimos juntos, platicamos y nos divertimos. Hacia la tarde noche, me despedí de ellas. Era hora de volver a casa. Insistieron en darme un "ride" a la casa y siendo eso bastante sospechoso, igual decidí dejarlo pasar... Una vez en el estacionamiento, una de ellas dijo que necesitaba pasar al baño... Ya era demasiado... Y subí con ellas hasta la casa.

Al entrar, estaban ahí mis amigos y dos amigas suyas. Él había decorado el lugar con temática de superhéroes y algunos de mis amigos lucían ropas alusivas al tema de la fiesta. Me sentí tremendamente confundido. No me esperaba encontrar a tantas personas ahí. No esperaba que él hubiera organizado algo así. Pensé que podría ser algo más pequeño, más casero, pero él había decidido llevar la fiesta a algo más grande, algo que además, no había pasado en varios años, un festejo de cumpleaños para mí que alguien hubiera organizado... Después del shock que todo eso produjo, lo llevé apartado de todos, me sentía observado. Lo abracé, lo besé, le agradecí y decidí disponerme a disfrutar de la fiesta.

Bebimos mucho alcohol, incluso aquellas quienes no solían hacerlo. Bailamos, cantamos, reímos mucho y disfrutamos de la fiesta. Ya entrada la madrugada y el cuerpo algo rendido, les dejamos el colchón matrimonial a las chicas y los chicos nos fuimos al cuarto vacío con un par de cobijas... A pesar de que me apenaba no tener nada más para ofrecer a los invitados, me sentía en paz, me sentía querido y no sentía que a mis amigos les preocupara estar en esa situación.

Salvo quizás, porque uno de ellos se quejó y pensaba que no era justo que las mujeres, sólo por ser mujeres durmieran en una cama y nosotros en el suelo, con el frío intenso. Así que todos nos pasamos a la cama. Éramos por lo menos 7 que nos acomodamos en la cama como pudimos y dos más que decidieron que dormirían mejor en el suelo, pero en el mismo cuarto, quizás así se sintiera un poco menos el frío.

Una de mis tías me regaló "el último libro de Saramago", al menos eso le dijeron en la librería... Era un libro de publicación póstuma y que el autor escribió en sus primeros años, mandó a la editorial, pero nunca le respondieron. Ya que se había hecho famoso, le pidieron a él editar su libro, pero él se negó. No fue sino hasta su fallecimiento que dieron el permiso para publicarlo.

El libro es realmente diferente a todas las obras que había leído de él, su prosa, para empezar era muy diferente, no tenía su sello característico. Y los personajes no son tan fuertes como los de otras novelas. Pero este tiene un toque particularmente especial, pues sucede en un edificio y vemos la vida de muchas de las personas que lo habitan, vemos la dinámica familiar, el amor y el odio... Muy semejante a lo que yo estaba viviendo. Los libros casi siempre son los que nos leen a nosotros.

Ese libro me hizo reflexionar sobre mi vida en pareja y sobre mi relación con mi familia. Sobre lo mal que me sentía de que sólo mi hermano mayor hubiera podido atinar en preguntar cómo estábamos con las lluvias, pues estábamos en el último piso del edificio y que mi madre, a regañadientes, hubiera hecho eco de la pregunta. De que no sentía que mi familia quisiera saber qué estaba pasando conmigo, como no fueran cosas referentes al estudio o el trabajo.

Y que no tuviera a quién más recurrir, que no fuera mi pareja, quien me demandaba tiempo y espacio. De alguna forma dejé otras amistades porque no solía poner atención a mi celular si estaba yo a su lado. Además de que, también por esas fechas, el tamagochi que tenía por celular se me cayó por error en la taza del baño cuando había jalado la palanca y no volví a saber de él.

Él pudo ver a través de mí y de mis máscaras y me buscó. Me preguntó y me escuchó. Cuando hube terminado mis elucubraciones, se limitó a decir que si yo quería una mejor relación con mi familia, debía ser yo quien debería buscarla, que no debería intentar o desear que mi familia fuera diferente, sino que yo debería propiciar el ambiente y el espacio que yo quería ocupar en mi familia y que las cuestiones que tuviéramos que arreglar como pareja, podríamos hacerlo juntos...

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⏰ Última actualización: Jun 28, 2022 ⏰

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