Aquel Despistado Turista. (Rochu)

Capítulo 5. ¡Todos juntos!

N/a: El primer fragmento va en la actualidad, al igual que el tercero, el segundo es algo que ya sucedió explicando la primera y segunda parte de este capítulo.

Entonces el asiático tragó en seco.

Definitivamente aquel pequeño "Si" que casi automáticamente habían musitado sus labios había logrado hacer una gran diferencia en su día...

No se imaginó cuan drástica sería.

*

Aquel día en particular (a sólo unas dos semanas del inevitable regreso) nuestros tres asiáticos habían decidido salir juntos, una típica salida en familia, esto a gran insistencia del mayor, alegando que ya había sido suficiente de salidas individuales y que debían mantener el espíritu de aquel viaje, que no era ni más ni menos que fortalecer los lazos que el paso del tiempo habían terminado por desgastar y ése día el plan iba viento en popa.

O al menos eso parecía.

Yao levanta su cámara digital, tratando de enfocarla en aquella preciosa caída de agua, digna de ser inmortalizada en una fotografía, una sonrisilla de ingenua emoción se moldea en sus labios a su vez presiona el dedo índice en el botón del pequeño aparato.

¡Click!

Entonces le da vuelta al pequeño objeto en sus manos, mostrando así la fotografía que acababa de capturar.

—Aiyaa... —murmura con un breve destello en sus ojos.

¡Se veía perfecta! Captaba a la perfección la belleza de aquel sitio.

Giardino Bardini.

Se da la vuelta, buscando con la mirada a sus primos, con la intención de mostrarle que efectivamente aquella sería una fotografía digna de ser alardeada. Pero... tan sólo se encuentra con un japonés sentado en una banca, revisando sus mensajes.

Suelta un pesado suspiro, ah... definitivamente nunca sería lo mismo...

Pasa a sentarse junto al nipón.

—¿Dónde está Yong Soo aru?—pregunta mientras busca al menor de los asiáticos con la mirada.

Kiku levanta la vista de su móvil, parpadea un par de veces, desconcertado, y luego voltea hacia el mayor.

—... No lo sé, hace rato lo perdí de vista—dicho esto también procede a girar la vista en varios sentidos con el fin de encontrar al coreano (fracasando, por supuesto)

—Aiyaa... se supone que saldríamos para pasar tiempo en familia aru—murmura con cierto dejo de tristeza.

El japonés le mira con extrañeza.

—Yao-san, tenemos aquí casi tres horas.

—¡Eso no es relevante aru!, ¡Aún hay muchos lugares a los que no hemos ido aru!

Kiku suelta un suspiro, y aunque Yao fuese el mayor de los tres... en algunas ocasiones actuaba como el menor de todos.

—¿Y si mejor buscamos a Yong Soo?, podría haberse perdido.

El chino asiente, sabiendo que no era buena idea dejar al surcoreano solo demasiado tiempo, a su vez ambos se levantan de su sitio y se ponen en marcha.

Por algún motivo el japonés (al menos ese día) había puesto suma atención en su teléfono móvil, tal cual como en aquel momento en el que prestaba más atención a la brillante pantalla que a sus propios pies.