¿Cómo negarlo?
Aquellos tres días estuvo ansioso ¡Más que eso! Quizá no hubo palabra alguna que describa cuan inmenso fue su deseo por la llegada del miércoles, porque el domingo, lunes y martes se fuesen volando... lo anhelaba con cada fibra de su cuerpo.
Pero lo divertido fue que, tal parece que las circunstancias le juegan en contra, entonces aquel corto tramo de tiempo se siente como si de una eternidad se tratase, y no es como si no hubiese hecho nada, bien había estado fuera del hotel en varias ocasiones, paseando de aquí allá junto con sus primos y la mente en la nubes, pese a esto... los minutos se hacían horas.
Pues alguien se había adueñado de sus pensamientos.
Si, si, quizá era una tontería, pero, ¿qué más daba? ¡Quería verlo! Hablar con él, sentir su compañía... al menos... una última vez antes de partir, le gustaría...
Le gustaría besarlo.
Sumergirse en aquel mar de sensaciones una vez más, embriagarse con el calor de sus labios, lo deseaba más que nada en el mundo.
Y es que, ¡llegar a esa conclusión le había tomado tanto! Dándole vueltas al asunto una y otra y otra vez, le dejaban con la misma respuesta. No hicieron falta negativas de su parte, épico había sido su intento por darle vuelta al asunto, justificar sus sentimientos y acciones con un par de palabras que le sacaran de aquel embrollo, negó, negó y negó, se reprochó mentalmente, e incluso trató de odiar al culpable, pero todas y cada una de las veces terminó fracasando rotundamente.
¿Ya para qué negarlo? Es decir, esas ansias por verle, esa sonrisa boba al escuchar el eco que su voz dejó en su mente, ese inevitable sonrojo que teñía sus mejillas al hacer memoria de sus momentos juntos... Nada de eso podía tener otra explicación que no fuera el haber desarrollado sentimientos por el ruso.
¿Atracción? ¿Gusto? ¿Deseo? ¿Amor? Aún no daba con la palabra correcta, sólo sabía que fuese lo que fuese, cada día lo mataba por dentro, lenta y tortuosamente, aquello lo consumía poco a poco.
Lo peor era que, le gustaba, lo amaba, ¡Amaba sentirse de ese modo!
Se sentía vivo.
Pero, bien sabía que aquello no terminaría bien...
Un suspiro rompe con el sepulcral silencio reinante en el interior del taxi.
Al mirar por la ventana, una oleada de nostalgia ataca su cuerpo, pasea sus ojos cargados de melancolía por las calles de la ciudad, las construcciones renacentistas, el aire limpio, ¡la mera esencia de la ciudad! Era algo que indiscutiblemente iba a extrañar con todas sus fuerzas, pues luego de cierto tiempo, inclusive sentía una parte de él en aquel cálido país. Cierra los ojos, como si tomase una fotografía, guardándola en sus memorias al instante, tomando una bocanada de aire.
Entonces el auto se detiene, anunciando la llegada al sitio solicitado, el asiático no pierde tiempo, agradece al chofer y paga para luego bajarse del auto.
Al mirar hacia el frente, se hace necesario subir la vista para apreciar la construcción en su totalidad, aquello debía ser el paraíso para cualquier arquitecto, piensa. Una construcción de al menos tres pisos, al puro estilo renacentista que tanto caracterizaba a la misma ciudad, corto tramo de escaleras para dar con la entrada, una gran puerta, en la cual parecer haber algunos retratos tallados en la madera, desde fuera de podía oír el murmullo de la muchedumbre, mas también se hacían visibles las luces dentro del sitio.
Yao toma algo de aire, antes de decidirse a adentrarse por el sitio da una corta inspección a su atuendo, viste una camisa blanca de botones, por debajo un abrigo gris y pantalones oscuros, no es como si se hubiese esmerado mucho en vestir, pero había tomado precauciones al escoger las prendas. De todos modos, a cualquiera que le preguntaras, sabría decirte que el oriental lucía acorde la ocasión.
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Aquel Despistado Turista. (Rochu)
FanfictionItalia, ¡ah que país más hermoso! De todos los lugares aquel era uno de sus favoritos (Por supuesto, después de su país de origen) Que buena suerte haber ganado aquel viaje, nada más y nada menos que un mes entero, ¿se podía contar con mejor for...