Vampyr (Sasosaku adaptación)

Capítulo 3: Internado parte 3.

Les agradezco a las personas que hayan leído el primer y segundo capitulo capitulo y hayan comentado. Los que estén impacientes con los capítulos les pido paciencia, el que sean pocos no es mi culpa, tengo con poco tiempo. Pero no se preocupen, he adelantado hasta el capitulo 6 de esta adaptación dado que estuve fuera de mi ciudad y aproveché. Los que sean muy inteligentes se darán cuenta de que alguien acá hace acto de aparición y será muy importante en la historia y como pido, por favor díganme nombres de personajes que deseen ver.

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Capítulo 3: Internado parte 3.

No pude concentrarme en la lección de la tarde. ¿Cómo había hecho Matsuri que la nota desapareciera en mis propias narices? ¿Era solo impresión mía o me había amenazado? Estaba segura de no haber hecho nada inapropiado al mirarla desde mi ventada ¿No era acaso natural que todos en Konoha no tōjō sintiesen curiosidad por la recién llegada?

Si Matsuri hubiese sido menos arrogante, tal vez me habría parecido algo vergonzoso haber sido descubierta, pero su confrontación había sido tan extravagante que no podía menos que saberme perfectamente inocente. Por si fuera poco, era yo quien tenía motivos de sobra para considerarla abominable. ¿No era ella quien comía pájaros vivos? ¿Y qué decir de la repugnante forma en que se me había acercado? Al igual que a Hinata, me embargaba una espantosa sensación de suciedad.

Matsuri tenía una desagradable cualidad viscosa que impregnaba todo lo que tocaba. ¡Pobre Hinata! Ahora tenía una idea de lo horrible que podía haber sido tener que acercarse a esa mujer desnuda ¿Por qué tenía Hinata que soportar semejante horror? Pensé en cómo la pobreza pone a tantos inocentes en circunstancias de extrema vulnerabilidad. Por más reprochables que fueran las peticiones que Matsuri le hiciese a Hinata, era de suponerse que Matsuri encontraría alguna justificación que darle a la señorita Samui o, lo que sería aún más vil, lo negaría todo, causándole a Hinata que perdiera su único modo de subsistencia.

Quemé la carta como Hinata me lo había pedido, y me tranquilizó no tener que esconderla más, aunque hubiese desead que el proceder de Matsuri quedara expuesto ante todos. Comí en silencio durante la cena, perdida en mis cavilaciones. ¿Por qué me inspiraba tanto miedo ella? Trataba de imaginar cuales habrían sido mis reacciones si cualquier otra persona se hubiese dirigido a mí como ella lo hubiera hecho y no podía dejar de concluir que me habría comportado muy diferente. La presencia de Matsuri me intimidaba a pesar de mí misma. Nunca había conocido a nadie que transmitiera tanta maldad, y era esa maldad elemental de su ser la que me hacía temerle.

Había terminado las lecciones del día y las alumnas se entretenían cerca de la chimenea con la lectura de algún libro, tejiendo o conversando entre ellas. Konan había ido a su habitación a buscar algo y yo no había tenido aún la ocasión de referirle con calma los acontecimientos del día. Había sacado mi cuaderno de dibujos y hacía un bosquejo de mi amigo árbol.

Lo dibuje erguido con toda su gracia como en tiempos anteriores. En el papel, era primavera. Había florecillas en el césped y quise imaginar que el sol brillaba con alegría sobre los picos nevados, derritiendo la nieve. Era una imagen del árbol que quería guardar para siempre en mi memoria ¡Cuánto anhelaba el cambio de estación! Y pensar que faltaba tanto tiempo para que esto ocurriera... el invierno ni siquiera había llegado oficialmente.

- Tengo algo para ti Sakura- dijo Konan, sacándome de la escena primaveral y trayéndome de vuelta a la oscura realidad. Tenía una sonrisa pícara y algo maliciosa- lo había preparado hace tiempo, pero pensé que ese día sería una buena ocasión para... ya verás- acto seguido, se puso de pie y se aclaró la garganta- su atención por favor- dijo en voz alta, dirigiéndose a todas las chicas que estaban en el salón- como deben saber, hoy no solo es víspera del espíritu de Konoha no tōjō, sino que también es el cumpleaños de Sakura. Por esa razón pensé que sería propicio despejar los aires fantasmagóricos que se han apoderado de este lugar, con un sencillo poema de mi inspiración. Les pido que guarden silencio mientras procedo a decirlo. Está dedicado a Nagato Uzumaki.