3 No soy una niña.

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-Está bien- dijo Jane- Pero, por favor me mandas un mensaje cuando llegues y me dices como te sientes, si te sientes rara con él voy por ti de inmediato y...

-Jane, tranquila, voy a estar bien, ya he pasado la noche con Matt antes- dije limpiándome las que esperaba que fueran las últimas lagrimas y me encamine al baño del pasillo ya que Claire no tenia baño en su habitación.

Salí del cuarto de Claire y camine unos cuantos pasos ya que el baño queda enfrente del cuarto y abrí la puerta del baño y entré. Me miré en el espejo frente al lavabo, tenia la cara hinchada por las lagrimas y roja de tanto tallarla, me veía fatal, no podía dejar que Matt me viera así. Abrí el grifo y tome una buena cantidad de agua entre mis manos, me acerque y me la eché en la cara, me seque con una toalla blanca doblada a un lado y me volví a mirar en el espejo, la cara se me había deshinchado un poco pero aun seguía roja, me eché más agua, y después más y más y más, hasta que mi cara empezó a arder por los tallones con la toalla, mi cara ardía y se puso mas roja, me volví a echar agua pero esta vez no la sequé. Y salí de la casa de Claire, entré en mi coche y arranqué.

Cuando llegué estaba otro coche aparcado afuera, supuse que los padres de Matt tenias visitas o algo así, el nudo de mi estomago se apretaba cada vez más, pero no me importó, baje de mi auto y me acerqué a la casa, toqué la puerta y me abrió su madre, esa señora siempre fue encantadora, cada vez que venia me hacia galletas con chocolates, me encantaba hablar con ella, siempre me escuchaba o pretendía que lo hacia y me daba más consejos que mi madre, la cual casi nunca se encontraba en la ciudad, ni siquiera cuando se separó de su primer esposo, el papá de Matt, arrastró la cobija, siempre se mostró fuerte, esa señora era mi ejemplo, siempre fue detallista, simple, y humilde, le encantaba tener su casa limpia pero nunca se quejaba cuando Matt y yo hacíamos un cochinero, le encantaba cocinar y lo hacia muy bien, ahora vive con su segundo esposo, Benjamin, el padrastro de Matt, y la hija de Benjamin, Catherine , la mamá de Catherine murió cinco años atrás en un accidente de auto, lo sé por Matt, ya que ella y yo no somos muy cercanas y cuatro años atrás Greta -la mamá de Matt- y Ben contrajeron matrimonio.

-Hola, cariño.- dijo Greta.

-Hola, ¿cómo está?- le dije tratando de sonar lo mas dulce y calmada posible.

-Pues creo que mejor que tú si, vamos entra, cuéntame que pasa.- dijo apartándose de la puerta dejándome pasar. Le regalé una sonrisa.

-Es que mis hermanos,- comencé- me hicieron una broma muy pesada hoy- eran las siete menos cuarto de la noche pero aún podía usar ese pretexto.

-Greta, ¿de quién es ese coche azul que está aparcado enfrente?- pregunté.

-Oh, ¿no te has enterado aún? Adele Mitchel acaba de volver justamente ayer.- dicho eso sentí como las lagrimas amenazaban con salir de nuevo pero logré retenerlas.

-¿Sabe cuanto tiempo va a estar aquí?- le dije mientras cruzaba los dedos mentalmente para que no fuera más de una semana.

-Según dice, vino para quedarse, sus padres la mandaron a una institución mental en América.

Me levante de el sillón no sin antes despedirme, no podía estar aquí más tiempo sabiendo que Matt se encuentra allá adentro con esa mujer, simplemente no puedo.

-Que pase buenas noches, no le diga a Matt que vine, solo, adiós.- le dije regalando le una sonrisa, puse mi mano en la manija de la puerta pero... Demasiado tarde, la voz de Matt sonó a mis espaldas.

-¿Emma?- dijo Matt y una lagrima se resbaló por mu mejilla, mis manos comenzaron a temblar, limpié la lagrima rápidamente, y con la fuerza que me quedaba en las dos manos abrí la puerta- ¿Emma, qué haces aquí?

ALÉJATE DE MÍ (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora