19. Protegida y feliz: Parte 2

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Siguiente estación.

Ahora sí la noche había empezado a caer. Íbamos en el coche de Adam. Iba conduciendo a un lugar que cada vez se hacía más familiar. Llegamos hasta una calle muy familiar y aparcó cerca de un cruce de calles. Las paredes de los viejos edificios de la calle estaban cubiertas de grafiti urbano.

La calle 308.

Una corriente eléctrica me atravesó al recordar el miedo que tenía esa noche. Tal vez eso se plasmó en mi rostro, porque sentí como Adam encerraba mi mano con la suya.

-Tranquila, tampoco reviviría ese momento. Lo que si reviviría fue lo que pasó después, en el semáforo, cuando me mirabas a mí.- lo recuerdo perfectamente.- Cuando te dije que me gustabas, aunque ambos sabíamos que no era verdad, en ese momento yo ya te amaba.

Una sonrisa comenzó a nacer en mi rostro y tomé su rostro entre mis manos, dispuesta a besarlo, sin embargo, él me detuvo.

-No aún.- dijo con su hermosa sonrisa, se volteó hacia enfrente y comenzó a conducir de nuevo.

Me sentí de alguna manera rechazada, pero tenía que seguir el juego.

-Siguiente estación.- dijo Adam.

Y llegamos al... ¿hospital? Esto ya lo habíamos pasado, ¿por qué otra vez?

Adam bajó del auto y lo imité.

-¿Qué hacemos aquí otra vez?- le pregunté una vez que estuvimos dentro.

-¿Recuerdas el día que tuviste la contusión? Bueno, más bien el día que despertaste, ¿lo recuerdas?

Lo recordaba perfectamente, ¿cómo olvidarlo?

Adam se dirigió a una de las habitaciones de la primera planta. Era la habitación donde había permanecido durante la contusión.

Entramos y Adam simplemente me abrazó.

-Jamás voy a olvidar lo que dijiste aquí. Definitivamente cambio mi vida, en el buen sentido. Es seguramente lo más hermoso que he escuchado salir de la boca de alguien, es tan mágico como lo eres tú, Emma.- para este momento yo me había aferrado a su camisa- Emma, definitivamente tu tienes una parte de mí, una parte que nunca voy a recuperar, sin embargo, esa parte vuelve a mí cuando estás cerca, conmigo, cuando sé que te puedo proteger y que nada, escúchame, nada te va a pasar, porque yo te amo, Emma. Jamás me permitiría que algo te pasara.

No me di cuenta cuando las lágrimas comenzaron a salir libremente. No podía articular palabra alguna, todas las palabras se habían quedado atoradas en mi garganta. Lo que siento por Adam es cada vez más real y cada vez más fuerte.

-Siguiente estación, chicos. Necesito la habitación.- dijo una enfermera, bueno, no cualquier enfermera. Era la misma que había estado conmigo aquella vez.

Ella sonrió al vernos y me dedico una sonrisa a mí.

-Quédatelo, él sí vale la pena.- me susurró cuando pasamos por su lado. Le regalé una sonrisa y salimos de allí.

A estas alturas ya no me sorprendía que hubiera sido ella quien dijo "siguiente estación".

Salimos del hospital y llegamos hasta el auto de Adam. No se había olvidado de ser un caballero y abrió la puerta del copiloto para mí. Segundos después entró por la puerta del conductor y arrancó el motor.

Llegamos a un restaurante del que al principio tuve una sensación de déjà vu, pensé haber venido aquí antes, sin embargo no lo recuerdo.

-¿Vamos?- dijo Adam, estirando su mano para alcanzar la mía. Entrelazó nuestros dedos y comenzamos a caminar hacia el restaurante.

ALÉJATE DE MÍ (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora