Instagram (Blas Cantó)

Capítulo 42

Fui enfocando la imagen borrosa que percibían mis retinas hasta que distingui quien era mi acompañante

No, no puede ser él

Volví a cerrar los ojos, respire unos segundos y los volví a abrir

Seguía estando ahí. No puede ser

Cerré de nuevo los ojos y los frote para asegurarme de que no estaba ahi, pero en efecto... Él estaba ahí. Mi ídolo, Blas Canto Moreno estaba sentado en la camilla mirándome con expresión divertida. Me puse a llorar, no pude evitarlo. Era demasiado para mi

-Ei, pequeña que pasa?- se acerco a preguntarme

-Que haces aquí?- pregunte entre hipidos mientras seguia derramando lágrimas

-Me quede muy preocupado por tu mensaje y quise saber como estabas. Tarde dos días en encontrarte, de lo contrario me hubieras visto antes. Lo siento

-Pareces materializado de mis sueños la verdad- dije esbozando una pequeña sonrisa

-Quieres que te demuestre que es real y que no soy un sueño?- preguntó sonriendo

-Como?

-Confías en mi?- al ver que asentía me aconsejo- Entonces dame las manos y cierra los ojos.

Hice lo que me pidió y reconozco que él corazón me dio un pequeño salto cuando sentí que entrelazaba sus dedos con los míos. Se quedo así un ratito y por un momento pensé que esa era su demostración hasta que, como llevaba haciendo desde que lo apoyo, me sorprendió dándome un casto beso en la frente. En ese momento no pude evitar que un par de lágrimas resbalasen por mis mejillas, pero él las limpio con su pulgar.

-Sabes? Tengo una sorpresa para ti. Vengo ahora- me dijo y se separo de mi guiñándome un ojo

Cuando lo vi alejarse, me invadió un miedo tonto a que se fuese tan rapido como había venido asi que, susurré:

-Gracias Blas

-Porque pequeña?- preguntó quedándose a medio camino y girándose hacia mi

-Por estar aquí, por ser tu, pero sobre todo por no dejarme caer nunca

-Tu me apoyaste y confiaste en mi. Nunca te dejaría caer porque entonces me estaría defraudando a mi mismo. Y eso, mi niña, es algo que procuro no hacer- me respondió y siguio su camino

No me podía creerme que mi ídolo estuviese aquí, junto a mi y que aun por encima fuese tan adorable conmigo. Sin duda, fue la mejor apuesta que hice en mi vida