Lauren dirigió la vista hacia donde Camila señalaba, para encontrarse con un tierno rostro. Una niña de piel miel, cabello hasta los hombros en ondas y unos espectantes ojos... multicolor. Se encontraba sentada con las manos entrelazadas y la vista fija sobre el pizarrón que aún permanencía limpio.
— Es hermosa.
— Sus ojos son, extraños. Bellos pero extraños.Continuaron toda la clase apreciando los movimientos de la niñita. Ella irradiaba una luz y una energía especial. Sus ojitos brillaban mientras levantaba la mano para lo que parecía contestar las preguntas de la cuidadora. Lauren dió el paso, apresó sus nudillos contra la puerta y en ademanes rápidos la sonó. En instantes se abrió.
— Díganme señoras.
— ¿Podría decirme el nombre de esa niña?— ¿La de los ojitos distintos y brillosos? Leylen, Leylen Kamryn.
Hubo una pequeña pausa, un silencio calmante.
— Estamos listas — finalizó Camila.
Caminaron hasta un despacho junto a la señorita Rodríguez que les dirigía rápidamente. Camila sentía estremecerse desde adentro. Las piernas le temblaban ligeramente y las manos le sudaban. Finalmente, llegaron a lo que resultó ser otro salón. Éste no era tan colorido, los colores grises abundaban demasiado.
Observaron como Leylen se dirigía hacia ellas con un pequeño peluche de un conejito azul en sus manos. Jugueteaba con sus orejas enroscandolas entre los dedos, para luego levantar la vista antes de que Camila hablara.
— Hola.
— Hola — le respondió Leylen tímida.— ¿Cómo te llamas? Yo soy Camila y ella — señaló con el pulgar a su acompañante — es Lauren. Nos alegra mucho conocerte.
— Leylen, Kam... No sé decirlo — hizo una carita triste.
— ¿Por casualidad es Kamryn? — Lauren ésta vez habló, sabiendo ya el nombre de quien tenía en frente.
— Sí, eso que has dicho — respondió un poco más feliz.
— ¿Te podemos llamar Lely?
— Creo que sí, todos me llaman así aquí.Platicaron animadamente por mucho tiempo conociendo a la princesita de ojos extraños. Con sus palabras y ocurrencias se hacía más encantadora aún. Decía que le encantaba el lugar y que quería mucho a Kelly y Mauri, su mejor amigo.
— ¿Entonces tu color favorito es el violeta?
— Sí, también el azul.
— ¿Te gustaría un cuarto violeta y azul, con conejitos, nubes de algodón rosa y un arcoiris gigante? Todo junto.— ¡Oh, todo junto en un cuarto! Sería genial — se podía observar el brillo en sus ojos aún más fuerte.
— Bueno, te veremos después Leylen. ¡Adiós conejito de Ley! — se despidió Camila
— Adiós — Leylen le respondió moviendo rápido la mano.
La niña bajó de la silla y se dirigió a otra puerta de la mano de Kelly, quien las había traído. Su sombra fue desapareciendo poco a poco.
— Señoras Jauregui, las espera el principal en su oficina — las llamó Jazmin a sus espaldas.
Desaparecieron del salón caminando por otro largo pasillo, aún más oscuro. Pararon frente a una puerta de madera oscura sin ninguna inscripción. Cada esquina de aquel lugar les impactaba, aunque fuera demasiado sobrio. Jazmin abrió la puerta con suavidad y su impacto aumentó. En la silla del escritorio descansaba un joven muy apuesto, de ojos azules y piel un poco tostada. El principal levantó la vista poco a poco al notar la presencia de visitantes.
— Buenas tardes señor Camacho. Las señoras Jauregui requieren su asistencia.
— Bienvenidas señoras Jauregui. Aaron Camacho, principal de este centro, para servirles.
— Un placer poder apreciarle señor Camacho — susurró pícara Lauren mientras estrechaba la mano.
— Disculpe señora Jauregui. No he logrado entender lo que me ha dicho.
— Que le presento a mi compañera, Karla Cabello.
— Mucho gusto.
— Tomen asiento por favor. Me acompañan Carlos Mendes, nuestro asistente y Kenneth Martínez, abogado que trabajará con los trámites de adopción y las medidas del gobierno.
Ambas analizaron los tres caballeroso que sus nombres acababan de conocer. Realmente apuestos. Trajes smokey que los hacía ver más varoniles y el cabello muy bien arreglado. Lucían totalmente radiantes.
— Un placer — se adelantó Camila.
— Igualmente — respondió a quién habían presentado como Kenneth.— Me acaban de notificar que desean iniciar trámites de adopción por la niña Leylen Kamryn. ¿Correcto?
— Así es — expresó la ojiverde.
— Excelente. Deben saber que el proceso será largo, que necesitan varios requisitos para adoptar y que en algunos casos no es posible el proceso de adopción. Nuestro centro es manejado por el gobierno, en ese caso el señor Martínez será quién tome la palabra.
— Perfecto.
— ¿Tienen con ustedes su acta de matrimonio?Camila asintió y dejó un cartapacio con todos los documentos requeridos.
— Para cuestiones de privacidad, debemos proteger la confidencialidad de la niña. En este caso tenemos envueltos varios asuntos relacionados con los familiares de la infante, puesto que necesitamos mentenerla segura. En esa particularidad y sabiendo que quieren continuar con los trámites, tenemos que implementar varias medidas de seguridad con la niña y ustedes señoras.
— ¿Qué tipo de seguridad señor Camacho? — Lauren lo miró fijamente un poco preocupada.
— Uno de nuestros empleados tendrá que trabajar en su casa. monitoreando los asuntos de seguridad. Además de que, enviaremos algunas personas para dar ruta y prestar vigilancia desde algunos puntos específicos del pueblo
— tomó aire con delicadeza — Sabiendo las condiciones en este momento, ¿desean continuar?— ¿Nos podrían permitir unos minutos para poder analizarlo afuera?
— Como no.
Camila caminó vagamente entre el pasillo en penumbras con un torbellino en su cerebro. ¿Porqué tanta seguridad? ¿Estaba corriendo la niña un peligro real?
— No la podemos adoptar — soltó con rudeza Lauren.
— ¿Cómo que no?
— ¿Acaso no has oído? Hay algo ahí, muy peligroso.— Lauren, esa niña nos necesita.
— Y nosotras a ella. Pero no me voy a tomar el riesgo.— ¿No crees que sería mejor arriesgarse?
— ¡Camila! ¿Cómo te atreves a decir eso en ésta situación? Quien sabe si la niña corre hasta peligro de muerte. Una seguridad tan extrema no debe significar nada más.
— Pero Lauren.
— Les pediré tiempo.— ¿Tiempo?
— Camila por favor, sé lo que hago.Merodearon entre el pasillo unos minutos más. Necesitaban aclarar la mente y aceptar la realidad que tenían ante ellas. Lauren continuaba caminando de lado a lado con los brazos cruzados haciendo crujir sus botas. Camila se centró en lo que tenía que hacer y abrió un poco más rápido de lo que quería la puerta, tomó asiento sin ser invitada, justo después de Lauren. La chica de cabellos negros volvió a mirar fijamente al apuesto caballero que estudiaba con sus ojos también claros.
— Necesitamos tiempo.
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Viendo Un Mundo a Multicolor (En EDICIÓN)
Fanfiction¿Deseas leer una historia sobre una tierna y delicada princesa perteneciente a una influyente familia real, que cuando llega a la plena adolescencia se enamora de la nada con solo un contacto visual de otro agraciado millonario y termina su historia...