Capítulo 4 • Mil diferencias

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Narra Lauren:

Salimos de el orfanato con las manos sangrando después de 45 firmas, los cascos calientes y el nuevo participante de la familia, Carlos. Desde el día de hoy mi vida "matrimonial" sería un completo desastre gracias a su presencia. Sin duda, nosotros se le pudo ocurrir mejor idea a Aarón.

Entramos al carro y automáticamente lo encendí. Todo era bello, todo era perfecto, todo era armonioso, hasta que Carlos se digno en abrir la boca y hablar. Desde que expresó la primera palabra, mi cerebro quería explotar cada vez más. Mis manos temblaban de furia y mi semblante cambió más de lo normal.

- Permiteme aclararte algunas cosas. Sabes, no me da la más mínima gracia que te encuentres aquí en mi carro de camino a mi casa. ¿Acaso crees que se sentirá bien tener que obligatoriamente dejar entrar a una persona desconocida a tu casa? Ahora no podré vivir feliz, lo que esperaba desde hace años, sólo me pregunto que donde queda mi dignidad y privacidad. ¿Crees que voy a vivir feliz con un estraño en mi casa, mi techo, que persiga a mi hija por puro pleito del gobierno y que no pueda respirar aire puro gracias a él?

- ¡Lauren, ya!

- ¡DÉJAME HABLAR CAMILA! ¡NO ME INTERRUMPAS!

- ¿Pero tu crees que eres la única que quiere vivir feliz? Estuve 10 malditos años encerrado en aquel orfanato que viste, abandonado, sin nadie. ¡Años esperando el momento, buscando una familia! Dichosa tú, que tienes a alguien que te ama, una familia, padres, sabes yo no tengo nada. ¡Yo no tengo a nadie! ¡A nadie en este maldito mundo, a nadie! Además, solo serán 6 meses. ¿Qué te cuesta soportar a alguien por primera vez en tu vida? Responde - término casi sin voz.

- Tío Carlos - dijo Leylen y lo abrazó.

- Ley hermosa - dijo más tranquilo.

- No peleen más - pidió la niña.

No dije nada más en el camino, ni una sola palabra. Sólo se escuchaba el respirar pesado de cada pasajero. Luego de eso me sentí muy extraña. No pensé que él estuviese pasando por todo esto. En este momento, no se en realidad que hacer. Llegamos finalmente a nuestra casa, rápidamente sacamos las maletas y entramos desde Leylen hasta Camila.

- ¿Te gusta la casa Camila? - dijo mi compañera.

- ¡Sí! - dijo lo más seco posible.

- ¿Y a tí Lely? ¿Te gusta tu nuevo castillo?

- ¡Está muy linda!

- ¡Ven, sube!- dijo Camila subiendo las escaleras.- ¡Mira! Este será tu cuarto.

- ¡Esto es un sueño!

- ¡Qué bueno que te gustó princesa! Espérame un momento, le mostraré el cuarto a Carlos.

- Aquí te espero mamita.

Cerró la puerta y condujo a Carlos a su nuevo cuarto.

- Mira, este será tu nuevo cuarto. ¡Disfrútalo!

- Es lindo.- dijo suave

- Bueno, te veo abajo a las 5, esa es la hora de la cena.

- Está bien.- dijo esta vez más tranquilo.

Bajamos a la sala y nos sentamos en los muebles. Tenía la sensación de que Camila me regañaría.

- ¿Crees que fue correcto lastimar así a Carlos? ¡Tu egoísmo te está matando Lauren Jauregui! ARENDE A NO JUZGAR A LA GENTE POR SU APARIENCIA.

- ¡No me hables!

- ¡No me mandes a callar! ¡Acepta tu error de una maldita vez!

Salí de allí hacia mi cuarto y cuando llegué dí un fuerte portazo. ¡La cabeza me quiere explotar! Con que también le tengo que pedir perdón. Definitivamente este hombre llegó a mi vida a hacerla una invaluable.

Viendo Un Mundo a Multicolor (En EDICIÓN) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora