Capítulo 7 • ¿Dónde estás?

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Llegamos a la clínica y lo único que pasaba por mi mente era la escena donde mi Ley caía al suelo bañada en sangre. Decidí apartarla de mis pensamientos y abrir aquel sobre blanco que había encontrado en la acera. Cuando lo abrí, un breve escalofrío entró por mi cuerpo. Dentro, había un casquillo ensangrentado, de lo que parecía ser una pistola automática. También lo acompañaba una nota que narraba :

" Así como nos arrebataron de las manos nuestra propia sangre, la cobraremos llenandolas de la suya."

Al final, se apreciaba una firma un tanto extraña." Javadd" ¿Javadd? ¿Zain Javadd Malik? Mi mente entró en negación al descubrir que ese era el espantoso nombre el tío de mi Ley.

Ese hombre, ese hombre pagará en carne propia todo lo que le ha hecho a mi hija. No tiene el más mínimo derecho de tocarla. Es una bestia, una basura. Sin darme cuenta, ya las lagrimas empezaban a brotar de mis hinchados ojos. No era la primera vez que lloraba esta noche.

Narra Camila:

Todo en éstos momentos era desastroso. Sangre en el piso, gente gritando, los bomberos a la izquierda y los policías a la derecha. En mi mente, había un caos. De todo pasaba por ella. Ver a Danelly en el piso y a Leylen me tiene desconcertada. ¿Qué puedo hacer ahora? Me senté en las escaleras frente a la casa, tapé mi cara con mis brazos y en ese momento sentí unos brazos fuertes que levantaban mi cuerpo. Era él. Cuando lo miré, sentí el brillo en sus ojos. Aquellos ojos que había olvidado hace años. Esta vez, tenía su traje de policía, tan valiente como siempre. Todos comenzaron a hacer preguntas sobre lo que había pasado. Con conclusiones tan absurdas como : "Es un crimen de odio, por ser dos mujeres casadas. Nadie las quiere." Él, estuvo toda la noche a mi lado, dándome consuelo, tranquilizandome. Toda la noche pasó muy lenta, nunca me había sentido así. El reloj marcaba las 12:30 de la mañana, ciento veinte minutos después de la tragedia. Llenaron unos reportes con mi declaración y enviaron unos policías a la clínica. No sabía nada de Lauren y Carlos, menos de Danelly y Leylen. Minutos después, escuché el radio transmisor de el policía que me acompañaba.

- Agente, recibimos información en la torre 3.

- Escucho.

- Mujer muerta en balacera de calle 14

- ¿Hospital certifica correcto?

- A las 12:47

- 10-4

Sólo se escuchaba el silencio, mi corazón palpitaba cada vez más rápido.

- Lo siento, la chica acaba de morir.

Cerré mis ojos, apreté mi pecho y me ahogué en llanto. ¿Cómo puede estar pasando esto ahora? ¿Por qué de la nada, se tienen que ir de tu vida, los que más le has tomado cariño? Comencé a sentir dolor de cabeza, eso me indicaba que debía parar de llorar. Me calmé con un breve abrazo de aquel hombre que había borrado de mi mente años atrás.

Narra Carlos:

Esto no puede estar pasando. Pero el destino así lo quiere, así lo quiso. En un momento, la vida da tantas y tantas vueltas. Miré a mi alrededor y encontré a Lauren en una de las sillas con los ojos aguados e hinchados de tanto llorar. Nos habíamos enterado de la noticia. Momento después nos encontramos con un policía.

- Me acaban de notificar que ustedes son amistades de la víctima. ¿Saben de algún familiar vivo?

- No, sus dos padres están muertos. La demás familia viven en el extranjero, por lo que sabemos.

- Necesitamos que identifiquen el cadáver. Decidan cuál de ustedes lo puede hacer.

- Carlos, ¡ve!

- Oficial, yo lo puedo hacer.

- Bien, mañana necesito que a las diez de la mañana se dirija al edificio de forense, allí la identificará.

- Muy bien. ¿Es todo?

- Es todo lo que tengo por ahora. Mucha fortaleza.

- Gracias.

Mañana me tocaría identificar su cuerpo. Sé que esa tarea se me hará muy difícil. Pero es mejor que lo haga yo, ya las chicas han sufrido demasiado. Aún tenemos una sobreviviente en camilla. Todavía no reacciona, pero tenemos esperanza de que lo hará. Una enfermera nos dijo que todavía estaba inconsciente y que tenía una bala alojada en la pierna. Tendrían que luego hacerle una operación para abrir la herida y extraerla. Todo esto es muy difícil y en realidad no sé como todavía estamos de pie. No he sabido nada de Camila, ojalá esté bien mi hermosa.

Narra Camila:

Hoy tendría que dormir en otro lugar. La casa estaba protegida por la policía. Estaban verificando la escena, así que no podía quedarme allí.

- Camila, si quieres puedes irte a quedar en mi casa, allí también está mi hermana Melissa.

- No te preocupes, ya estoy buscando un lugar. Creo que me quedaré en el hotel.

- Venga, que esto lo hago por tu bien. Allí estarás más que segura.

- Está bien, acepto.

- Ven, entra a la patrulla, te llevaré a casa.

Entré a la patrulla y me acomodé lo más que pude. Él siguió el camino. A mi mente llegaron los recuerdos de cuando nos vimos por primera vez. Aquel día que me presentó su familia. La velada en la cabaña, los días de playa y el día que le tocó partir. Todo lo que está pasando es muy raro. ¿De verdad me estoy encontrando con el casi seis años después? Sin verlo sin poder hablarle, nada. Llegamos a su casa, la misma hermosa casa que algún día sería para mí, para nosotros.

- Entra.

- ¡Camila! Mi enana hermosa. ¡Que gusto verte!

-¡Melissa! Igual corazón. Hacía mucho que no te veía.

- Mamá y papá salieron a visitar a la abuela. Lo más probable es que lleguen mañana. ¿Qué te trae por acá?

- Meli, luego te contamos, es mejor que Camila descanse ahora. Ha sido un día bastante duro para ella.

- Melissa, ¿puedo dormir contigo por hoy?

-¡Claro! Ven, te presto ropa.

- Gracias por traerme aquí.

- Siéntete como lo que es y será siempre, tu casa.

Viendo Un Mundo a Multicolor (En EDICIÓN) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora