CAPÍTULO VII

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-Seré honesto, Lilah. Me destrozaste, fuiste la única persona que realmente me importaba... La única chica a la cual siempre amé, pero me rechazaste, siempre lo hiciste. Desde que nos conocimos, cuando te enojabas con nuestros compañeros por llamanos "novios", cuando me presumías los chocolates que los chicos te regalaban. ¿Acaso era eso? ¿Debía comprarte chocolates?- sonrió con tristeza- frustraste todos los intentos que tuve de acercarme a ti, de ser algo mas que amigos, de hacerte feliz.
Hoy apareciste de la nada y... ¿Creiste que te recibiría con los brazos abiertos?- Lo miré anonadada. -Te quise más de lo que pensabas, más de lo que yo mismo creía. Pero al mismo tiempo te odiaba. -Me quitó el cuaderno y una hoja cayó sin que él lo notara- Es un sentimiento extraño... ¿Sabes? Como si quisiera dispararte y ponerme en frente tuyo para salvarte.
-¿Y por qué nunca me lo dijiste?
-Porque no querías estar conmigo, lo sé... y de parte mía, pienso que si realmente quieres a alguien, lo único que quieres para esa persona es su felicidad, incluso si tú no se la puedes dar. Asi que decidí dejarlo, dejarte ser feliz con quien quieras, y si te enamoraste de Blas, aunque sea mi mejor amigo, tienen derecho a ser felices.
-¿Te rendiste? ¿Me dejaste de querer asi.. sin más? ¿Dejé de importarte?
-No es que te haya dejado de querer, no es que hayas dejado de importarme, solo me cansé de buscarte y que no te dieras cuenta de las cosas.- Dijo mientras juntaba sus libros deprisa para dirigirse a la clase.
-Lamento no ser adivina entonces...- Le respondí cortándole el paso.- Pero en ningun momento me lo demostraste.
-¿Que esperabas, Lilah? ¿Una serenata? ¿Una carta de declaración?-
-¡Eramos amigos, Santiago! Podrías haberme dicho algo. ¡Ya sabes como soy! se supone que me conoces desde los 12 años... Si no me equivoco.
-Si, te equivocas
-¿Que quieres decir?
-Te había visto antes, en la fiesta de Melani Tonder... Tenías un vestido rosa y un gran moño en el cabello...
-Oh... Santiago... - le dije decepcionada de mi misma por no recordarlo, por no prestarle la suficiente atención.
-Ahora lo sabes, eras mi mundo, eras todo para mí, eras como una canción en inglés.
-¿Cómo?
-No te entendía, pero me gustabas...

Ella, Delilah.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora