10

136 13 0
                                    

Davis

-No lo sé. Se separó de mi madre cuando yo tenía 5 años y no lo he vuelto a ver.-Dijo con la voz rota. La miré un segundo y volví a mirar la carretera.-¿Y tus padres?

Llegué a un punto muerto de mi corazón. Mis padres. Fijé mi vista en la carretera. 5 minutos. Nadie me pregunta por mis padres. Nadie sabe nada de mi. Y así lo prefiero. Pero, por alguna razón su confianza hacia mi, me hace en cierto modo confiar en ella.

-Mi madre murió a manos de mi padre y él está en la carcel desde que tenía 11.-Dije sin encontrar sentimiento alguno en mi voz. Ella me miró desconcertada. Se puso a jugar con sus dedos nerviosa. No la miré.

-Lo siento.-Dijo. No la miré pero por su tono sabe que la ha cagado preguntando por mis padres.

-No lo sientas, tu no hiciste nada.-Dije fríamente. La miré por el rabillo del ojos y vi como asentía débilmente.

-Yo, no sé como explicar mi relación con mi madre... Dura podría ser. Pero la verdad diga lo que diga se que no puedo vivir sin ella. Ella siempre me cuidó hasta los 13 que empezó a salir con uno y otro hombre. Ella no quiso que siguiese su ejemplo, pero nunca entendí por qué iba con otro y con otro hombre.-Dijo emepzando a llorar de nuevo. Me sentí por primera vez en años como me hervía la sangre al pensar que yo ya no tengo a mi madre.

Con la mano derecha apreté su muslo para que se calmara. Ella me tocó la mano. Giré mi mano y nuestros dedos se entrelazaron. Sentí como ella sonreía, una pequeña parte de mi se alegró de que estuviera bien, otra parte ni siquiera entendía por qué difrutaba viéndola sufrir.

-Esa es, ¿no?-Dije frenando el coche de golpe al ver a unos coches esquivar un cuerpo seco y casi sin vida. No se ha movido por lo visto. No está muerta, aun respira, débilmente pero respira. A Hayley se le iluminaron los ojos y se le crsitalizaron a la vez.

-Dios Santo...-Susurró. La miré. Salió corriendo del coche. La seguí. Argus ya estaba levantándola haciendo que reaccionase. Yanette es preciosa. Es como una muñeca de pelo negro y ojos grises, su cuerpo es de una veinteañera, como si no hubiese tenido hijos. Su piel era pura porcelana. Encuentro parecidos en Hayley, pero su madre es como su hermana mayor.

Alguien tocó mi hombro haciéndome sobresaltar por dentro, miré a esa persona con odio mientas me giraba. Jepherson me miraba como diciendo, no tienes nada que hacer aquí. No dije nada. A unos metros está el hospital de uno de los pueblo. Miré el suelo enfurecido. Asentí lentamente. Jepherson y Saik iban en el coche de Argus.

Me subí en mi coche y Jepherson con Saik repitieron mi acción. Hayley solo me miró nostálgica. No me puedo creer que no venga a decirme que no me valla. Nos fuimos al área de carreras ilegales.

-¿Te habías olvidado que tenias cosas que hacer?-Me dijo con tono de reprimenda. Ya eran las diez de la noche, a las diez y cuarto, tenía que ir a correr en una carrera ilegal del pueblo de alado.

-No y ya cállate no me vengas tu ahora a rayarme.-Le dije enojado. Otra de mis reglas esa e si tu te enojas, no te preocupes por que yo lo estaré más tu.

-¿Sabes? Se te ve patético, a tí, el gran Davis Werap detrás de un culito llorón.-Escupió Saik. Lo fulminé con la mirada. Fuimos bajando del coche, en dos cuadras llegábamos.

-Tu no la conoces.-Dije enojándome mas, si eso era posible. Jepherson sacó un paquete de cigarrillos, él se había quedo callado, pero Saik es mas rudo por así decirlo. Al escuchar mis palabras, Saik se echó a reír. Jepherson lo imitó mientras Saik le recibía un cigarrillo de su parte. Me dió uno a mi y lo encendí.

-Davis, Hayley es la ex hermanastra de West, la conocimos hace dos años, ella no nos conoce, pero escuchamos hablar de ella. Al parecer es una chica suicuda en busca de atención que se cortaba las muñecas.-Dijo Jepherson. Lo miré incrédulo.

-Hace dos años, empezó a ser la que ahora ves. Esa chica mala no es nada y se cree que lo es todo.-Dijo Saik dando una calada corta a su cigarrillo. Tomé una larga y espesa clara a mi cigarrillo.

-¿Y?-Dije mientras expulsaba el humo por un lado de la boca. Jepherson y Saik me miraron expectantes. Yo nunca había defendido a una chica.

-Ella no aguantará tus juegos sucios Davis.-Dijo Jepherson. Saik asintió dandole la razón a Jepherson. Una calle mas.

-Me da igual, pocas veces he probado a chicas como ella.-Dije dando otra calada.

-Ella no es como las otras, le harás daño y te sentirás mal por que la quieres.-Dijo Saik. Yo lo miré con el ceño fruncido.

-¿Quién mierda te ha dicho que yo quiero a esta niñata?-Dije enojado. Me molestó que siendo mis amigos me digan este tipo de cosas.

-Si no la quisieses no nos habías dicho que viniésemos lo antes posible a buscar a una señora borracha que ni tu conoces.-Dijo Saik. Lo fulminé con la mirada.

-No lo hice por ella, lo sabes perfectamente que no me gusta que nadie esté sin madre.-Dije. Jepherson me puso su mano en mi hombro comprendiéndome. Ni dije nada mas hasta que antes de entrar en nuestro círculo de amigos de las carreras, Saik rompió un hermoso silencio qe se había formado.

-¿Desde cuando tu tienes sentimientos que nadie me ha avisado?-Dijo Saik.

No dije nada. Saik. Se que tiene razón. Yo nunca e protegido a nadie, me han dado igual todas las personas, por que principalmente yo les doy igual a todas las personas. Los odio tanto e incluso más que ellos a mi. Jepherson solo fulminó a Saik. Jepherson siempre ha querido que yo sienta algo mas que rencor.

-Yo no amo ni quiero a Hayley. Solo es un juguete mas al que me gusta conservar por pena. Y creo que ni siquiera eso.-Dije fríamente sacando la mano de Jepherson. Saik asintió contento.

-Por fin a vuelto mi mejor amigo. Hayley no es nadie y deberías dejar de hablarle antes de que todos empiecen a pensar cosas de vosotros que no son.-Dijo contento. Nos adentramos en el local dentro de el solar que había alado de las carreras. Varias chicas se nos acercaron.

Se que no soy de tener sentimientos, pero, ¿por qué debo de hacer caso a alguien que no me quiero ver feliz con alguien? Es verdad, yo no tengo derecho a ser feliz.

Ese Chico Cruel [HIATUS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora