Príncipe

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LOUIS.

Dos días habían pasado desde lo ocurrido con Harry y sinceramente mi vida estaba hecha trizas. Él apetito no llegaba a mi cuerpo, las ganas de dormir disminuían al recordar tan asquerosa imagen, no lograba sonreír con nada ni nadie. Incluso Liam trato de hacerme feliz, él quien tiene los días contados y debería estar llorando de la desesperación trato de sacarme una sonrisa, y aunque realmente quise, no pude.

Me dolía mas que mi pasado, mas que los golpes de mi madre, mas que él abandono de mi padre, mas que aquella vez que me robaron la inocencia, me dolía tanto él no tener a Harry conmigo que aveces pensaba en suicidarme. Nunca logre ese objetivo, era demasiado difícil tratar de quitarte la vida cuando esta ya no te pertenece, cuando alguien mas tomo tus sentidos, tus decisiones, eso simplemente se me hizo imposible.

Para aumentar otro peso más a mi depresión, precisamente hoy iríamos Niall y yo a acompañar a Liam a la funeraria. Quería que lo ayudáramos a escoger su caja y él decorado. Yo me negué al principio, no podía acompañar a mi hermano a comprar su tumba, no podía verlo escoger todo lo necesario para su funeral. Eso simplemente era doloroso.

Me acomode mi suéter antes de mirar hacia la ventana. Él día estaba nublado, justo como se sentía mi interior, gris. Los pájaros no volaban, y él viento hacia su recorrido por las calles. Aveces me gustaría ser aquel aire, libre, sin preocupaciones. Solo viajar a todos los sitios del mundo y rosar los rostros de las personas. Pero era imposible, ya era alguien en esta vida, alguien patético.

Tome mi celular y las llaves, no quería llegar y ver a Johanna tirada en mi cama como lo hizo la noche anterior. Simplemente no se que pensara, que sucederá dentro de ella como para actuar así, tal vez necesite ayuda, pero yo no soy él indicado para ofrecérsela.

Camine por las calles observando todo él movimiento que había, mujeres cubriendo a sus hijos por él viento que arrasaba leve por la ciudad, hombre dirigiéndose a sus hogares después de un largo día de trabajo e incluso algunos ancianos paseando a sus mascotas. Aveces me gustaría vivir así como esas personas, sin preocupaciones, sabiendo que llegaras a tu casa y lo primero que recibas sera un beso y un abrazo por parte de tu esposa e hijos.

Mi pecho comenzó a doler en cuanto a mi mente llego una imagen. Eramos Harry y yo con una pequeña niña, en un casa pequeña y llena de flores, ahí también estaban Larry y orejas. Me hubiera encantado una vida así a lado de aquel rizado, mas sin embargo, las cosas no dieron efecto como yo esperaba. Y ya no quería llorar por las noches, tampoco buscar fotografías de él en internet, mucho menos escuchar aquella canción que me dedico, pero me era imposible no pensar en él. Me era imposible no enamorarme de él aunque me haya dañado demasiado.

Estaba frente a la puerta de la casa de Liam, antes de tocar él timbre limpie una pequeña lágrima que sin mi voluntad había resbalado por mi mejillas. Sorbi mi nariz y acomode mi suéter. Di dos toques a la puerta esperando ver a Karen Payn abrir pero quien lo hizo me dejo algo sorprendido.

- ¿Jack?-. Estaba algo confundido, ese hombre no era de afectos y mucho menos visitas.

- Louis ¿Vienes a ver a Liam?-. En su voz tenia un toque de tristeza, pero era imposible aquello.

Asentí y él se hizo a un lado para darme él paso. Me sentía un poco incomodo con su presencia ahí, nunca tuve mucha confianza a personas como él, pero si era mi jefe tenia que aprender a estar cerca de él. Sin decir mas subí rápidamente las escaleras, pero escuche claramente como Jack me llamaba Idiota en voz baja. Pensé en aquello unos momentos ¿Porque me ofendería? ¿Porque no lo dijo frente a mi?.

Estaba por tocar la puerta pero un Liam recargado de Niall salio muy bien abrigado. Su cara ya estaba mas destruida y su piel se marcaba perfectamente bien a sus huesos. Ahora solo quedaba esperar aquel doloroso momento.

Hermoso Entrevistador. (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora