ღ Mi Corazón Humano ღ Hinanami ღ

Capítulo 5 | La Actuación

Capítulo 5 | La actuación

~ Narración de Hinata. ~

Nos esperaba un largo trecho aún para asistir a la charla que se celebraba en la sala de actos del colegio.

(Quizás si nos damos prisa conseguiremos llegar a tiempo.) –Pensé. (Aunque Nanami nos es de esas personas que se altean por llegar tarde, al parecer.)

Chiaki Nanami caminaba a su paso. Lentamente.

Sus pies estaban en la Tierra, pero su mente tal vez podría estar en las nubes.

Cuando Nanami se dio cuenta de que la estaba observando, esbozó una nerviosa sonrisa en su rostro.

Decidí esperar a que la joven me alcanzara tras quedarme quieto ya que había notado que, por aquella sonrisa dibujada en su cara, algo andaba mal.

-¿Ocurre algo, Chiaki? –Pregunté preocupado.

Nanami que parecía algo inquieta tras mi cuestión, respondió con una explicación y una disculpa:

-Lo siento, Hajime. Suelo ser muy lenta caminando, sobretodo grandes distancias como esta. Todo se debe a que no tengo muy buena resistencia física.

-Chiaki, no hace falta que te disculpes. –Repliqué. -Todos tenemos algún punto débil al fin de al cabo.

Nanami no despegó la mirada del suelo. Nerviosa, pronunció las siguientes palabras:

-Pero no quiero ser una molestia para Nagito, para Mikan o para ti, Hajime.

-¿Molestia? No digas tonterías. –Contesté con un tono de voz más grave de lo normal.

Di un pequeño golpe amistoso en la cabeza de Nanami; tras hacerlo, reanudé la frase anterior:

-Chiaki, si realmente fueras una molestia, ¿crees que estaría aquí y ahora contigo?

La tierna joven de cabello rosado, mostró en su rostro un gesto de sorpresa tras mis palabras. He de admitir que hasta yo me sonrojé tras pronunciar aquella frase. Incluso pensé que la situación se me había ido de las manos.

-Hajime. –Chiaki hizo que regresara desde mis pensamientos a la realidad sólo pronunciando mi nombre. -Soy muy afortunada de tenerte como amiga.

Una hermosa sonrisa se dibujó en su rostro, iluminando el hasta el último rincón oculto de mi corazón.

-Bueno, ¡p-prosigamos con nuestro camino! –Reaccioné andando de la manera más estúpida y torpe de la que nadie más puede andar.

Tras caminar tan sólo unos minutos más, ya nos topamos con el auditorio.

(Espero que no hayamos llegado demasiado tarde.) –Pensé.

Pero antes de entrar, una voz dulce y chillona detuvo nuestro camino:

-¡Ah! ¡Con que aquí estás señorito Hajime!

(Oh no, prepárate para la bronca del año Hinata.) –Especulé.

-Monomi, buenos días. ~ La joven de ojos rosa palo, saludó amablemente a la tutora de clase como si nada ocurriera.

-¿Nanami? ¿Qué haces tú aquí? ¡Deberías estar ya en salón de actos! –La conejita de peluche, a pesar de su voz suave y afable, se distinguió cierta ira en su entonación.

Rápidamente antes de que Nanami dijera el porqué de nuestra tardanza, me incliné como gesto de disculpa y di una falsa explicación:

-Lo sentimos mucho, señorita Monomi. Ha sido todo por mi culpa. No volverá a ocurrir.