Capitulo 8: Una manita de gato

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Alma de Plata Cap. 8 – Rock LeeXHíbrida!Lectora


Disclaimer:
Naruto Shippuden, sus personajes y escenarios le pertenecen al príncipe del rellenatsu y al dandere del romance, Masashi Kishimoto (Trollshimoto de mi parte y con cariño).


Aviso de la lectora: A partir de aquí ya no habrá narrador omnisciente y omnisapiente, a menos que sea en casos especiales, solamente habrá narrativa entre los personajes principales o sea Lee y Lectora-chan, así que disfruten de sus puntos de vista.


Este fic sólo tiene el propósito de entretener a sus lectoras.
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Capítulo 8: Una manita de gato


Para el momento en que volví a casa de Lee ya era de noche, ha pasado mucho tiempo ya que debía preparar todo para el día del Tanabata, mejor conocido como el Festival de las Estrellas: aquella celebración en la que Orihime y Hikoboshi se reúnen cada año en dicha fecha, para demostrar lo mucho que se aman. Era también el momento perfecto en que podría decirle a Lee todo lo que sentía por él y esperar que pudiera corresponderme de igual manera; no quería que fuésemos a estar juntos sólo una vez al año como la leyenda que marca el Tanabata, se había de quedarme en Konoha, quería quedarme con el ninja para siempre.


Probablemente, Lee ya estaría dormido en su habitación y como no quería hacer algún ruido cuando entré por la ventana –siempre las deja abiertas por si necesitaba aire fresco mientras estaba en la sala de estar-, nada más me tendí en el sofá acomodando mi pierna lesionada y mi cabeza en dos almohadas diferentes, me cubrí con una manta y para adormecerme más rápido, comencé a emitir ronroneos instintivos que prontamente, hicieron que quedase en brazos de Morfeo.

En el momento en que mi sueño se hizo profundo, el recuerdo de mi pasado me taladró la mente con fuerza: ciudades devastadas, petromorfos aterrorizando a la gente por donde pasaban, manadas enteras de híbridos siendo asesinados por el enemigo... la blanca nieve... teñida con la sangre de mis camaradas... Serennia... no... el mundo entero se había vuelto tan frío, como el alma de quien gobernaba las regiones de la dimensión...


-¡¡(NOMBRE)!!


-¡Ahhh! – No fue hasta que escuché mi nombre en un grito que desperté de un salto, y corrí a refugiarme a un sitio que consideraba el más seguro dentro de la casa: bajo la cama del ninja.
-¿Ah, qué? – Se preguntó un somnoliento Lee confundido cuando sintió mi espalda bajo su cama; tratando de ubicarse, el pelinegro tomó unos pocos minutos antes de mirar hacia abajo y poder verme temblando con miedo.- ¿(Nombre)-san? ¿Qué sucede? ¿Estamos bajo ataque de nuevo?
-......... - No respondí a sus preguntas debido al temor, sólo me limité a tiritar y a devolverle la mirada mientras le gimoteaba como una cría de gato. El ojinegro se bajó de la cama cuidando no asustarme más de lo que ya estaba, y se agazapó para quedar a mi altura.
-¿Qué pasó? – Quiso saber el ninja acercando una mano hacia mí para tocar mi mejilla; mi respiración seguía agitada, demostrándose en mis jadeos y en mi pecho que no paraba de subir y de bajar pero nunca negué su mano amiga, sabía que en él podía confiar así que no dudé en que me acariciara la mejilla. Las suaves yemas de sus dedos, y la esencia indescriptible que despedía, eran los sedantes necesarios para relajarme y dejar de temblar para ser finalmente sacada de debajo de la cama.
-Lee... - Lo llamé una vez fui puesta de pie frente a él, aferrando mi mano derecha a la pechera de su pijama para que no me alejara de su lado. Otra vez su mano rozó con cariño mi cabello y mi espalda buscando consolarme.
-Tuviste una pesadilla ¿verdad, (Nombre)-san? Ya pasó, linda, estoy contigo ahora. Nada malo te pasará ahora... - Susurró el pelinegro abrazándome, esperando que su calidez me tranquilizara; apoyé mi oreja sobre su pecho para escuchar sus latidos y calmarme más rápido, sin mencionar que necesitaba llenar mis pulmones con su esencia directamente. Aferrada a su pecho como prendedor y esnifando su aroma como un felino a la hierba de gato, no quise que ese instante acabara jamás, pero fue mi ronroneo el que arruinó el momento.
-*Resuello* Ya estás más calmada ¿no es así? – Diantres, maldigo el momento en que mis ronroneos interrumpieron, pensé entretanto escuchaba su leve risa provenir de su boca y sus manos enredándose en las hebras de mi cabello; emití un pequeño sonido para llamar su atención.
-Lee...
-¿Qué sucede? – Preguntó el ninja bajando la cabeza para que nuestras miradas se cruzaran; pasé saliva por mi garganta, mis mejillas se ruborizaron un poco pero a su vez siendo ocultadas por la penumbra del cuarto... me costó trabajo decirlo pero finalmente pude soltar lo que quise expresar.
-Yo... no sé si desee dormir sola de nuevo, tengo miedo... que los pesares del pasado me atormenten... ¿Podría... quedarme contigo esta noche? – Pregunté abochornada, enserio me sentía algo torpe preguntándole eso al pelinegro, seguramente había creído que me había vuelto alguna especie de pervertida o algo parecido, así que para no causar malentendidos me separé un poco de él y busqué incesantemente quitarme el rubor de mis mejillas con el dorso de mis manos, acto que parecía enternecer a Lee, no obstante nunca me esperé su respuesta.
-No hay problema, (Nombre)-san: puedes dormir junto a mí.
-¿Qué...? ¿Lo dices enserio? – Su respuesta me dejó sin palabras, nunca me hubiera esperado que quisiera estar con él; sabía que no era de rechazar a las personas, pero nunca me hubiera esperado que me aceptara estar a su lado.
-Sí, comprendo lo que sientes. Te da miedo estar sola, que te pase algo y nadie pueda ayudarte... - Comentó Lee mientras acomodaba una almohada donde iría mi pierna vendada, antes de regresar a verme y proseguir con su respuesta.- además no me molesta, prefiero que estés cómoda y con tu pierna descansando apropiadamente para que te recuperes más rápido. Seguramente el sofá es incómodo.
-Pues... *Suspira* - No iba a negar que tenía razón, y ya no podía rechazarlo, habría sido descortés, o más bien bipolar, el rechazar la respuesta a la pregunta que yo misma le hice; aparte tenía la necesidad de sentir la esencia del ninja mientras dormía, creyendo que moriría si no respiro esa fragancia que para mí, era como una droga imposible de dejar.

Alma de Plata - Rock LeeXLectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora