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CUMPLEAÑOS FELIZ,

CUMPLEAÑOS FELIZ,

TE DESEAMOS, VIOLETA,

CUMPLEAÑOS FELIZ

Violeta entreabrió los ojos con curiosidad y se desperezó poco a poco. Allí, en su dormitorio, estaban su novio Caleb y su mejor amiga Alex sentados a orillas de su cama. Su amigo Luc, su hermano Max y su querida y adorada Tía Myrta de pie alrededor suyo.

Caleb sonrió con cariño a su chica, cogió una bandeja que se encontraba encima de la mesa y se la colocó a su novia encima de la cama. Le había preparado su desayuno favorito: Cannolis italianos de chocolate rellenos de queso riccota y galletas Oreo y un tarro con una pajita verde con zumo recién hecho de frutas del bosque y lima. Era la tercera vez que Caleb hacía aquellos dulces italianos y lo que más le gustaba era la sonrisilla placentera que ponía su novia cada vez que se los comía.

H se llevó un cannoli a la boca y con restos de nata en los labios besó a su recién despertada y despeinada novia, Violeta saboreó la crema y le devolvió el beso. ''Te quiero'' le confesó cerca de sus labios. ''Yo te quiero más. Felicidades, cariño.'' Respondió el joven.

- Bueno, bueno. Ya está bien, hay niños en la sala. - Bromeó Alexandra. - Felicidades, mejor amiga, no sabes el pedo que nos vamos a pillar esta noche, te he preparado una sorpresa... Vas a flipar. - Dijo mientras se tiraba encima de su compañera de juerga y le daba besos y abrazos. Violeta besó a su amiga.

- Eres la mejor del mundo, Alex.

Luc tragó el cannoli que se había metido en la boca aprovechando el despiste de los demás y se dio cuenta de que era su turno:

- Feliz cumpleaños, fea. - Luc quería a Violeta, se había convertido en su mejor amiga y él en su mejor amigo, se complementaban y se ayudaban siempre. Se agachó y besó a su mejor amiga en la frente, Violeta le agarró por la cintura y le besó en el pecho.

- Gracias, mejor amigo. Te quiero mucho. 

Max tomó la palabra:

- Que sepas que yo he abierto al moñas de tu novio a las seis de la mañana para que te hiciera los cannolis y he fregado los platos. - Violeta se levantó corriendo y se subió en los brazos de su hermano mayor y le abrazó mientras reían.

- Gracias por todo, Maximilian Sparks. Te quiero muchísimo. - Dijo Violeta aguantando las lágrimas que estaba a punto de brotar de sus ojos.

- Yo también te quiero, enana. Yo también te quiero. - Respondió mientras agarraba a su hermana con un  brazo y con el otro le acariciaba el pelo con cariño y delicadeza. 

Tía Myrta comenzó a llorar y buscó un pañuelo de tela rosa en su bolsillo para sonarse ruidosamente la nariz y quitarse las gotas saladas de la cara mientras expresaba:

- Mi niña bonita, te haces mayor... Estás guapísima. Tu madre estaría muy orgullosa de ti. 

Todos callaron y se entristecieron. Violeta abrazó a la tía Myrta.

- Os prometo que era ella, era su voz, me dijo que estaba bien.

-Vivi, para ya, deja el tema. No era mamá, ¿vale? Lo imaginaste. - La regañó su hermano disgustado.

Violeta no quería dejarlo pasar:

- Max, era mamá, lo juro. Era su voz... - Lloriqueó la joven cumpleañera.

Alex la abrazó.

- Cielo, tu psicólogo ya te lo dijo, a lo mejor tu subconsciente creó esa conversación por que necesitabas hablar con tu madre... La mente es muy peligrosa. - La consoló.

Violeta se llevó las manos a la cabeza con rabia.

- ¡Era ella!, os prometo que era su voz. ¿Cómo iba a inventarme algo así?, ¡dejad de tratarme como a una loca, joder! - Voceó.

Todos permanecieron callados durante minutos intentando evitar el contacto visual hasta que Luc comentó:

- Oye, ¡esto está buenísimo! -Volvió a engullir otro cannoli. - ¿Hay más? 

- Claro, hay otra bandeja en la cocina y tengo batido de chocolate. - Respondió la Tía Myrta con ánimo. - Vamos, mis niños, vamos a la cocina. - Ordenó con dulzura a Lucas, Max y Alex.

Salieron los cuatro silenciosamente del cuarto de Violeta y H se metió con su novia  en la cama, la agarró y la acercó a su cuerpo para que apoyara su cabeza en su pecho.

Caleb besó la cabeza de su novia pero no dijo nada.

- H, era ella, era mamá. -Violeta rompió a llorar desconsoladamente. - ¿Tú me crees, verdad? -Dijo mirando a los ojos de su novio como un cachorrillo asustado.

El joven suspiró. Era raro que la madre de su novia llevara meses fuera y que un día así por que sí, marcara al teléfono en número oculto para decir sólo una frase. Era muy raro.

- Tranquila, mi niña. Tranquila. Todo va a salir bien.

Violeta respiró aliviada.

- Yo también creo que va a salir bien. Lo presiento.





-Pero tienes que cerrar los ojos, ¿eh? ¿Ves algo? ¿Los tienes cerrados?

- Sí, Alex, los tengo cerrados y eso es lo que me da miedo. No quiero morir el día de mi cumpleaños. -Bromeó Violeta.

Alex movió el cuerpo de su amiga para que estuviera paralela a la sorpresa que le había preparado, carraspeó, sonrió y le quitó la venda de terciopelo negro a Violeta de los ojos.

- ¡Tachán! Espero que te guste tu regalo. -Gritó emocionada mientras aplaudía y daba saltos como una loca.

Violeta no podía dejar de sonreír.

¿Todo eso lo había organizado Alex? Duende estaba muy cambiada, habían desaparecido las mesas, sólo tres de ellas estaban juntas y llenas de cupcakes, cakepops, snacks fritos, verduras cortadas en juliana con hummus y toda clase de comida que pudieras encontrar en una fiesta adolescente. La sencilla barra de la cafetería de Monteluna no tenía nada que envidiar a cualquiera de los pubs de la zona, tenía alcohol, refrescos y otras clases de extrañas y curiosas bebidas.

La cafetería estaba ambientada, iba a ser una fiesta Neón, el techo estaba lleno de luces ultravioleta para resaltar los colores fosforitos, las barras luminosas y los tubos de colores verdes, rosas y morados; el suelo estaba lleno de globos de diferentes formas. De todas las paredes brotaban adornos y al entrar por la puerta principal había dos recipientes llenos a rebosar de divertidas pulseras de neón de todos los colores. Además, Alex había tenido una idea de lo más original, había conseguido paneles de color blanco en los cuales todos los amigos de Violeta habían escrito sus felicitaciones y deseos a la cumpleañera y todas las caligrafías brillaban en tonos rosas, amarillos y verdes.

Aquello era increíblemente extravagante, original y extraño. Era perfecto para su cumpleaños. Alex era perfecta.

- Alex... ¡Esto es un jodida pasada! - Corrió a abrazar a su amiga y no la soltó hasta que ésta pudo quitársela de encima. -Gracias, gracias, gracias. Te quiero. - Volvió a besarla.

- Me alegra que te guste, mi vida. Los chicos y la tía Myrta también me han ayudado un poco y a Galadriel, la dueña de Duende le ha encantado la idea, nos ha dejado a sus camareros, camareras y cocteleros, van a estar sirviendo copas y echando un vistazo toda la noche, ¿no es genial? No vamos a tener que preocuparnos por nada, nuestra única misión es pillarnos un pedo y disfrutar. - Pero bueno, ahora vamos a prepararnos, esta locura comienza en dos horas.

Tu boca convocaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora