XVI

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Los chicos subieron a los coches y respiraron aliviados, habían logrado salir de El Garage con todos los dedos de las manos y Chad Puma no parecía tan malo, simplemente quería hacerse respetar como lo hicieron su padre y anteriormente su abuelo.

En el primer coche conducía Harakura, con Helena de copiloto, detrás por orden de derecha a izquierda: Lucas Jones, Alexandra Green y Violeta Sparks y en el otro coche conducía Antonella que llevaba en el asiento del copiloto a Agnessa Mulov y en la parte trasera del vehículo esperaban H, Lucas y Abraham Carter.
Harakura, Agnessa, Antonella y Helena se colocaron los pinganillos para permanecer conectadas entre ellas durante todo el viaje.
- ¿Estamos todos? -Preguntó Helena mirando hacia atrás como si se tratara de una excursión escolar.

Los chicos asintieron distraídos.- Aquí estamos todos, Copiloto 1 a Copiloto 2. Cambio.
- ¿Por qué siempre tienes que ser Copiloto 1?-Protestó la rusa bastante irritada. Antonella la miró con desaprobación.- Aquí Copiloto 2 a Copiloto 1: Estamos todos, nos vamos.
- No nos has mirado, ni si quiera sabes si alguien se ha quedado fuera.
Agnessa rodó los ojos y se giró para hablar con el descarado joven:
- Esa era la idea. Ahora nos vamos.
- Conductor 2 llamando a Conductor 1.-Habló Antonella.
- Aquí Conductor 1.
- Vamos a las Galerías Géminis a comprar lo que falta para el viaje, los chicos necesitan ropa y nosotras también, no pasaremos muy desapercibidas con los trajes de cuero...
-Me parece buena idea. Además tengo un hambre... ¿A quién le apetece un batido XXL de cookies&cream y una grande y grasienta porción de pizza hawaiana?







Las Galerías Géminis nunca decepcionaban. Más de 180 tiendas llenaban los kilométricos pasillos de mármol y pan de oro del centro comercial, los consumidores salían de los establecimientos y se reunían con otros compradores en las áreas de descanso, todo funciona como en un hormiguero, con orden y discreción.

-Está bien, ¿qué hora es?

- Las 12:36.

- Perfecto, os doy tres horas. A las 15:36 os quiero a todos aquí, ¿entendido? Si alguien llega a las 15:37 me habré ido sin él, lo juro.- Harakura les miró para comprobar que había quedado totalmente claro. Los chicos asintieron. Helena le dio un codazo a la japonesa y señaló su bolsillo.
- Ah, sí. Si tenéis que comprar ropa y una mochila necesitaréis dinero... De acuerdo.-Harakura sacó la billetera y la abrió, allí habría más de mil dólares, empezó a contar los billetes y a hacer fajos pequeños: -Ochenta, noventa, cien... Ya está, tomar uno cada uno. -Los chicos se acercaron dudosos y alargaron las manos para alcanzar el dinero.

- ¡Madre mía! Nunca me habían dado tanto dinero para irme de compras...

- Me voy a comprar las Jordan nuevas...

- ¡No! -Gritó la japonesa. Estaba agotada física y psicológicamente, se echó la melena hacia atrás y suspiró desganada. -El dinero que os acabo de dar no es para gilipolleces, quiero que compréis ropa, calzado, útiles de aseo, una mochila o bolsa de mano, una maleta pequeña, comida y bebida.

- Vale, pero para eso no necesitamos trescientos dólares. -Observó Luc.

-Exacto. El dinero que os sobre será dinero de emergencia, imaginaos que algo sale mal y os perdéis, necesitaréis pagar una habitación de motel,  un billete de tren o de avión, un teléfono móvil o comida y bebida, ¿de acuerdo? Ya sois lo bastante mayorcitos como para saber cuales son vuestras prioridades. 

Los chicos asintieron conformes, lo que Harakura había dicho no era ninguna tontería.

- ¿Alguna duda? 

Nadie dijo nada por lo que el plan parecía haber quedado claro. Las Mujeres de la Baraja observaron como los chicos se perdían entra la multitud y entraban en las tiendas.

Harakura volvió a suspirar:

- Creo que he sido demasiado blanda con ellos.

- Ten cuidado, Harakura... Creo que les estás empezado a coger cariño.







- Perdona, estoy buscando esta sudadera pero en una talla menos. -Violeta quería aquella sudadera color lila pastel con todas sus fuerzas, llevaba un par de cosas a parte pero esperaba que estuviera su talla en el almacén. El dependiente asintió y abrió la puerta blanca que se encontraba detrás suyo, tardó un par de minutos pero sacó la preciosa prenda colgada de una percha blanca de terciopelo.

- Es sin duda lo más bonito que tenemos ahora en la tienda, yo la combinaría con unos vaqueros rotos de color negro y unas deportivas blancas.

Aquel simpático y dicharachero hombre calvo la acompañó a la sección de los pantalones, le eligió uno en color negro y roto por las rodillas.

- Estupendo, muchas gracias, voy a probármelo. -Miró hacia los lados y se percató de que su novio había desaparecido, miró en la cola del probador y allí tampoco estaba, giró la cabeza hacia la puerta del establecimiento donde Caleb apareció de repente.

- Hola, cariño. -Besó a su novia en la frente. -Mira, me he comprado un par de cosas y he venido para que nos las probemos los dos juntos, ¿qué te parece? - Levantó la barbilla de su chica con don dedos y la besó suavemente en los labios. Violeta no pudo evitar sonreír, que suerte tenía al tenerle...

- Me parece genial. -Dijo devolviéndole otro beso en los labios. Caleb dejó las bolsas en el suelo y cogió a su novia en brazos sin dejar de besarla. Le dio un besó intenso y dijo de manera sugerente: -Además, te he comprado algo que quiero que te pongas. -Violeta no quería dejar de besarle: - ¿A sí?





- Bueno, y con el capullo este, ¿qué tal? - Lucas y Alex andaban en silencio por los pasillos del centro comercial, no sabían en qué momento todos los demás les habían dejado solos. Luc comprendía que quería demasiado a Alex como para seguir enfadado con ella, a él le habría gustado poder odiarla y pagar con ella su frustración y su dolor, pero algo en su corazón se lo impedía. 

Alex se sorprendió de que Luc le dirigiera la palabra:

- ¿A qué te refieres?

Luc mostró media sonrisa:

- Al camarero mazado de ojos verdes.

Alex se puso nerviosa pero intentó reaccionar lo más rápido posible:

- ¿Abraham? Sí, es un capullo. -Dijo despreocupada.

- Vamos, Alex, os vi muy juntos en el garaje del Puma.

¿Muy juntos? Y tan juntos... Ojalá Luc no haya visto más de la cuenta, pensó Alex para sus adentros.

- ¿Qué? ¡No! Simplemente encontramos el Aston Martin de James Bond y le expliqué algunos datos de interés. No me gusta. Para nada.

Lucas miró al suelo aliviado. El camarero era guapo y podría ser un buen contrincante.

- Mira, allí hay un Taco Bell, ¿te acuerdas de aquellas tardes de lluvia metidos en la parte de atrás del coche comiendo chocomarsh?

Alex sonrió:

- O esa vez que estábamos celebrando mi cumpleaños y nos tuvieron que llamar la atención tres veces por que ibas a hacerme el amor encima de la mesa...

- No pude resistirme, me acuerdo como si fuera ayer, estabas guapísima con aquel peto vaquero, tu top blanco con cuello largo y aquellas deportivas rosas que te regalé.

Los dos permanecieron en silencio durante unos segundos. Alex tomó la palabra:

- Vamos a tomarnos unos chocomarsh. -Sonrió de nuevo y le tomó de la mano. - Por los viejos tiempos.







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⏰ Última actualización: Feb 27, 2017 ⏰

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