IV

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- ¿Quieres tirarlo todo por la borda por que hemos tenido unos días raros? -Lucas no podía creer que su novia estuviera rompiendo con él en un callejón el día del cumpleaños de su mejor amiga. Aquello era surrealista.

Alex se quitó un mechón de pelo que jugueteaba revoltoso en su frente.

- No, no sé, Luc. Es algo mucho más complicado que eso. No lo entenderías. -Intentó explicar Alex para hacerle el menor daño posible. Aquel chico de pelo rubio oscuro alborotado no se lo merecía.

Luc se rió con sorna.

- ¿Qué no lo entendería? ¿En serio? Eso es una excusa de mierda. Creo que me merezco una explicación, todavía no sé qué coño te pasa, Alex. -Bufó el joven desolado.

Alex permanecía sentada en el suelo del oscuro callejón con las rodillas en el pecho y no miraba a Lucas a la cara en ningún momento.

- ¿No crees? ¿No crees que me debes una explicación? -Gritó el chico de manera impaciente.

La chica esquivó su mirada de nuevo.

- No me grites, por favor. - Le imploró la chica, incapaz de sacar su carácter.

- Ya sé lo que pasa. ¡Dios! Soy un gilipollas. -¿De verdad lo sabía? Alexandra levantó la vista del suelo y miró a Lucas por primera vez. - Ya sé lo que está pasando aquí, hay otro tío, ¿verdad? -Lucas rezaba para que Alex desmintiera su teoría.

La chica quedó petrificada y Lucas se dio cuenta al instante:

- ¿Es eso, verdad? -Se sentó al lado de ella y rió. -Hay otro tío, joder. Qué humillante... Y, ¿puedo saber quién es? -Preguntó con los labios entreabiertos.

- Luc... No creo que sea necesario...

Menos mal que Alex no le dijo quién era, por que si llega a saber quién era ese chaval habría enloquecido por completo.-Pensó Luc.

- Claro, lo que tú digas. -Susurró.

¿Y ya está? ¿Se acabó?, ¿así sin más?

- ¿Desde hace cuánto?

- Luc, por favor, en serio, ¿por qué no disfrutamos del cumpleaños de nuestra mejor amiga? ¡Es una fiesta increíble! ¿Te parece que hablemos mañana de esto? - Le rogó la joven mientras agarraba la cara del chico con las dos manos. -Te prometo que mañana te lo explicaré todo, lo juro. Pero es que ahora... He de irme dentro...

- Vas a buscarle, ¿verdad? -Luc se sujetaba la cabeza con las manos e intentaba contener sus lágrimas.

A Alex se le rompió el corazón e intentó consolarle dándole un abrazo pero éste la esquivó con rabia:

- Vete, ve a buscarle. Ojalá él te de lo que yo no he podido. -Le ordenó el chaval con un nudo en el estómago mientras saboreaba su lamento.

- Lucas, de verdad... De verdad que lo siento. Esto no es culpa tuya, cielo.

Por un lado, Alex se sentía una mala persona, Luc era un chico estupendo que la adoraba, era bueno con sus amigos, generoso, divertido y siempre le hacía reír, pero Max, Max era maduro, seguro de sí mismo y protector y aunque Luc fuera mil veces mejor persona que Max (o no) Ella no podía hacer nada al respecto, su corazón latía con fuerza por el hermano de su mejor amiga. Estaba enamorada de él hasta las trancas y eso nada ni nadie podría cambiarlo.

Se levantó del suelo del callejón y se sacudió el trasero para limpiarlo de restos de escombros y tierra y se dirigió a la puerta del local para buscar a Max y declararle su amor. Antes de abrir del todo el portón se giró hacia Luc:

- ¿De verdad que no quieres entrar? Venga, te invito a un Playboy bien cargado, tu favorito, ¿qué te parece? -Sonrió la chica intentando animarle.

Lucas la miró de reojo pero no se movió un milímetro.

- Entra tú. Déjame aquí sólo.

Tu boca convocaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora