Capitulo 22: Siempre Veo A Papá.

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Maratón 3/3.

Ha pasado un mes desde que me fui de Inglaterra para venir a New York. No tengo pensado volver a la escuela. He tratado de pasar por casa, pero siempre veo que papá va ahí.

Hoy trataré de ir de nuevo, espero no encontrarme con papá, me quedaré hay por el momento.

*****

Salí del hotel, tomé un taxi y me fui a casa. Cuando llegue vi si no había absolutamente nadie y me acerqué.

— Que bien, no hay nadie cerca— susurro y entro. Al entrar lo hice silenciosamente, no sé si hay alguien dentro.

Subí a mi cuarto y puse mi cabeza, apoyando la oreja en esta, para escuchar si no hay nadie dentro.

Al no escuchar nada, entre, miré a todos los rincones y no vi nada, ni a nadie. Me senté en la cama y me dispuse a ver mi cuarto.

Sigue igual como la deje antes de irme. Me levanté y salí del cuarto, para luego ir a la que una vez fue de mis padres.

Vi el closet y encontré la ropa de mamá. La saque de su lugar y lo tome entre mis manos, la acerque a mi nariz y olí el olor que tenía mamá, aún sigue impregnado su olor.

— Esto me acuerda a ti mamá—dije mirando una foto que estaba encima de la mesita de noche.

Escuche que abrieron la puerta, deje lo que saque en la cama, fui a mi cuarto, tome lo que traía y me escondí, lo hice en el lugar donde me escondía cuando jugaba al escondite con mis padres cuando era pequeña.

Se escucharon pasos en la escalera, cada vez se hacían más fuertes. Cuando los pasos cesaron salí un poco de mi escondite y traté de ver quien era.

Narra la escritora.

Yarely estaba asustada. El que entró era alguien conocido para ella.

El miró hacia el lado donde esta Yarely, el al ver algo por ese lado se acerca.

Yarely se esconde, él se acerca cada vez más. Ella no sabe qué hacer, no quiere ser descubierta.

Tocan el timbre, al escucharlo, el hombre se detiene, se gira y se va a abrir la puerta.

<<salvada por el timbre>>piensa Yarely aliviándose.

Narra Yarely.

Me alivié al escuchar el timbre y ver que ese alguien, que aún no sé quién es, se está alejando.

Salgo de mi escondite para luego bajar, silenciosamente, la escalera. Me agachó y me voy a la cocina para salir por ahí, espero a que él que esté en la puerta se vaya para salir yo.

Una vez afuera me voy al hotel.

—Mañana regresaré, pero no saldré como rata—dije mirando la casa desde lo lejos —me mantendré firme y lo sacaré de ahí, ya sea vivo o muerto.

Me fui de allí corriendo.

el diario de una chica bullying. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora