Un lunes más Jake despertaba a las siete y media de la mañana escuchando los gritos de su padre y los llantos de su madre. "ahora papá coge el maletín y se va dando un portazo" pensó.
- Me voy, nos vemos a la noche - escuchó decir a su padre y cerró la puerta haciendo un fuerte ruido.
Jake suspiró y pasó sus manos por su cara, tapándola por unos cuantos segundos hasta que decidió deshacerse de la manta y levantarse.
Miró su balcón y negó con la cabeza rehusándose a abrir las cortinas azul eléctrico que decoraban la habitación. Abrió la puerta que lo separaba del pasillo y se dirigió al salón.
- Buenos días, Jake - saludó su madre cuando su hijo se sentó a su lado en el sillón.
- Hola - respondió él serio, como siempre.
Jake había cambiado mucho, mientras que cuando era pequeño transmitía alegría y tranquilidad ahora, a sus diecisiete años, solo transmitía soledad y seriedad y uno de los motivos eran las peleas que tenían sus padres todos los días antes de que su padre se fuera a trabajar. Agradecía que los fines de semana cuando su padre se pasaba todo el día en casa, la familia disfrutara de dos días sin altercados. Estaba cansado de tener que reconfortar a su madre cinco días a la semana antes de irse al instituto.
- Ve a prepararte, llegarás tarde - le advirtió su madre.
- No me importa - contestó él - ¿quieres que lleve hoy a las niñas al colegio?
- No hace falta - dijo la mujer negando a su vez con la cabeza - yo las llevaré, así me despejo un rato.
El adolescente tocó el hombro de su madre y se levantó del sillón para ir a la cocina a prepararse el desayuno, luego subió a su habitación a vestirse. Jake volvió a fijar su vista en las cortinas que no le dejaban ver su balcón y se acercó indeciso, corrió las cortinas hacía un lado y pudo ver la habitación de Bella. No había rastro de la chica.
Se sobresaltó cuando la chica de ojos marrones entró a su habitación y comenzó a quitarse el pijama con prisa. Jake cerró la cortina rápidamente. "Ha estado cerca" pensó. Sin embargo, la curiosidad lo invadió y asomó la cabeza un poco para poder ver a su vecina.
Estaba colocándose la falda del uniforme del instituto y aún no se había puesto la camiseta. Jake al verla semidesnuda se rió un poco. De un momento a otro Bella ya estaba saliendo de su habitación.
- ¿Por qué tanta prisa? - susurró para sí mismo - solo son las... - buscó con su mirada el reloj digital de su mesita de noche - ¡mierda, ya son las ocho!
Se puso el uniforme como pudo, y con la corbata mal anudada salió de su habitación y la cerró para que nadie entrara.
- ¡Mamá me voy! - anunció, pero no escuchó respuesta.
Cogió las llaves de su moto y salió rápidamente de la casa.
Cuando llegó al instituto ya eran las ocho y diez. Se acercó corriendo a la puerta y se dispuso a entrar al gran edificio.
- ¡Eh tío! - escuchó una voz a su derecha.
Giró y vio a su mejor amigo Trevor haciéndole señas para que se acercara a él. Jake sin dudarlo lo hizo.
- ¿Qué haces aquí? - preguntó Jake mientras saludaba a su amigo chocando los puños.
- Los chicos y yo nos estamos escondiendo hasta la siguiente hora - respondió - las clases de geología de la Pavo Real son un tostón - dijo llamando por su apodo a la profesora Rose.
Llamaban así a la profesora Rose porque su forma de caminar era parecida a la de un pavo real.
- ¿Te apuntas? - preguntó Trevor mientras su amigo reía.
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Lost Boy
Teen FictionIsabella y Jake son vecinos desde que eran unos críos. Ambos mantienen una relación de amistad muy fuerte, una amistad casi irrompible, hasta que Jake conoce a un chico en el instituto y comienza a alejarse de Bella para convertirse en lo que llaman...